El Periódico Cubarte desde el pasado mes de noviembre ha publicado semanalmente, a modo de homenaje, entrevistas a propósito del aniversario 50 de la fundación del Movimiento de la Nueva Trova cubana, cuyas canciones han sido a lo largo de este tiempo himnos de amor, del amor grande, el amor a todo, y muchas conservan, a pesar del paso del tiempo, esa cualidad.
Hemos tenido la suerte de contar con las evocaciones y apreciaciones de notables trovadores cubanos de diferentes generaciones, entre ellos, Augusto Blanca, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, Karel García, Angelito Quintero, Marta Campos, Heydi Igualada, Inti Santana, Adrián Berazaín, Erick Sánchez, Roberto Novo, Lázara Ribadavia, Liuba María Hevia, Enid Rosales, Rochy Ameneiro, Rita del Prado, Alejandro García (Virulo), Mauricio Figueiral, Fidel Díaz Castro, también promotor de larga data del movimiento, o líderes e integrantes de formaciones pertenecientes al movimiento como Luis Llaguno, del Grupo Nuestra América, Adolfo Costales, de Mayohuacán, y Tomás Rivero de Moncada.
Igualmente han accedido a participar en este proyecto, periodistas, críticos y escritores como Norberto Codina, Pedro de la Hoz, Frank Padrón, Arturo Arango, Emir García Meralla; la reconocida artista de la plástica Diana Balboa, el destacado productor musical Enrique Carballea, la musicóloga y también productora Élsida González, su reconocido colega José Manuel García, y los admirados doctores Mildred de la Torre Molina y Julio César González Pagés.
Recientemente se publicó una muy agradable conversación con el pianista, compositor, arreglista, productor y director musical Miguel Núñez, quien durante muchos años trabajó codo a codo con Pablo Milanés, esta fue una entrevista que sirvió además para homenajear al autor de «Yolanda».
Cuando se dice trova y Silvio Alejandro, se recuerda irremediablemente la Peña Tres tazas, un espacio ecuménico, que, desde 2008, y con el eje central de la trova, acoge y promociona tanto figuras consagradas de este movimiento, como a los noveles que andan al inicio del camino, y también recibe a representantes de todas las manifestaciones del arte y la literatura cubanos.
Silvio Alejandro Rodríguez Rodríguez (La Habana, 1974), es el fundador, y anfitrión reconocido de esta peña que se produce en el Pabellón Cuba, como él dice: «todos los viernes de la vida».
Hace ya muchos años que este compositor, cantante y guitarrista escogió el camino de la NT; en 1993, comenzó a componer y a presentarse en público; en 1996 fue evaluado como profesional, e ingresó a la Asociación Hermanos Saíz (AHS), desde este momento y hasta el presente, su bregar ha sido incesante, tanto en Cuba como en otras latitudes, pues ha realizado numerosas giras por la Isla y actuado en naciones como Turquía, Honduras, Japón, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.
Aunque en esta conversación con el Periódico Cubarte, Silvio Alejandro no lo dice, uno de sus propósitos profesionales es transmitir belleza a través de la palabra y la música; esto se ve claramente en sus canciones, pero también los lectores podrán apreciarlo en estas hermosas palabras que dedica a la Nueva Trova.
Su primer recuerdo de la NT, ¿llega junto a qué figura?
Te puedo decir que la figura que viene a mi memoria es la figura de mi padre que fue el que me abrió, primero una grieta, y luego una puerta ya a este mundo fascinante que es el mundo de la Nueva Trova cubana, porque mi padre de alguna manera tuvo que ver con la fundación del movimiento de la Nueva Trova, tuvo que ver con la vida que hicieron todos esos trovadores al principio de esta época que estamos narrando, y fue a través de él que conocí a varios de los fundadores de la historia de la NT, a Silvio Rodríguez, a Noel Nicola, a Vicente Feliú, a Pablo Milanés menos, pero también; estas personas formaban parte de mis visiones de niño, estos artistas en mi casa…. Pero también íbamos a sus conciertos, y creo que ese es el primer encuentro que yo tengo con estos trovadores.
Debo ser sincero, yo creo que en esa época el que más me gustaba de todo lo que yo escuchaba era Noel Nicola, no sé por qué, pero así fue, y después, bueno, ya después los conocí a todos y realmente no desapareció mi amor ni mi filiación por este estilo de hacer la música y también un estilo de vivir de alguna manera, ¿no?
¿Cuándo reconoció que quería ser trovador?
Ya la historia de reconocerme como trovador sucedió mucho después; al principio uno va como gateando y yo hice mis primeros pininos sobre todo aquí en mi barrio, donde aún vivo, en Nuevo Vedado; aquí fue donde tuve mis primeros contactos con trovadoras, trovadores, amigos, fue cuando empecé a reconocerme en ese gremio, a buscar un sitio para mí entre tantos trovadores y tan talentosos, como hemos visto en estos años, que han alimentado este gran espejo que ha sido la NT.
Yo creo que esto habrá sucedido por allá por el año 1993 o 1994 del siglo pasado, cuando yo ya me creí que era un trovador, incluso aspiraba a tener aspecto de trovador y me vestía así… medio desaliñado, me empecé a dejar crecer el pelo, tuve también una barba negra y enorme que fue mi símbolo de rebeldía durante algunos años y creo que me fui convirtiendo en un trovador; luego comprendí que da igual cómo aparentas ser, porque la trova es una cosa que te nace dentro y que aunque quieras esconderla se te va a salir por alguna parte, entonces ya viví un poco más en paz con esas apariencias aunque todavía uno parece un trovador …
Yo me quise parecer a Santiago Feliú alguna vez, creo que para mí Santi fue un héroe en alguna dimensión de su vida y de su universo musical y … bueno, a mí Silvio Rodríguez también «me voló los sesos» de una manera que no hizo nadie más que él, igual, la música de Carlos Varela, en esa etapa inicial mía como trovador, y compositor de canciones, realmente me sedujo enormemente, esa música tocada de manera tan limpia , con esas canciones que hoy son clásicos y que en aquel momento estaban naciendo al mundo como estaba yo igualmente naciendo al mundo de la trova por aquellos años 90 y creo que esos fueron los trovadores que a mí inicialmente, me volaron los sesos y eran mis héroes del momento, verdaderamente yo me quería parecer a ellos y después fui conociendo a otros también que igual fueron heroicos para mí y que me han ayudado a formarme en el transcurso de todos estos años.
¿Con cuáles trovadores ha tenido mayor coincidencia conceptual y estética?
El universo conceptual y estético de la NT cubana yo creo que es bastante…, vamos a decir, homogéneo, aunque los hacedores de canciones siempre tienen alguna estética particular que los diferencia, y es un logro también llegar a establecer diversidad en el resultado de tu arte, pero en general la trova ha sido muy uniforme sobre todo en estos 50 años; creo que no ha habido un decolorarse demasiado de ese cuerpo que ha sido la NT.
No sé si hoy en el presente empecemos a vivir giros y cosas de la música que nos hagan pensar que va a haber una estética nueva, distinta, y va a haber conceptos musicales o en cuanto a los textos, que vayan a ser otros, y como te decía yo me quería parecer a ese arquetipo de trovador que me había seducido y que hemos amado durante todos estos años: Silvio, Pablo… ese desenfado profundo para asumir la sociedad, el arte, esa postura creativa que tiene el hacedor de canciones con el compromiso de crear una canción que sea una gran canción, porque uno siempre aspira a eso, a escribir una canción que cambie el mundo para siempre.
¿Usted cree que los fundadores de la NT «enseñaron a pensar » a los jóvenes cubanos?
Yo creo que por supuesto, sí, los fundadores de la NT y todo el entorno que se promovió en ese momento inaugural, ese florecer que hubo de la creatividad, de las canciones, de las composiciones, toda esa unidad, ese tejido que se generó entre esas personas, sí se convirtió en una fuerza que cambió el modo de pensar de los jóvenes cubanos.
La NT con sus textos, y con sus actitudes también contribuyó a su nuevo modo de pensar de un grupo importante de los jóvenes de aquella época; se empezaron a usar frases que eran extraídas de canciones dela NT, los jóvenes de alguna manera encontraron en ese lenguaje su propio lenguaje, y cantaban esas canciones, se las cantaban a sus amores.
Pienso que algo de eso aún sucede hoy, quizás en menor medida pero creo también que la trova es una palabra sabia en la historia más reciente de la cultura cubana y, mucha gente lo sabe, sabe que la trova es un acervo importante, un surtidor de sabidurías del pueblo porque la trova es pueblo y en el presente todavía la trova tiende una mano para que tengamos un pensamiento abierto, que vaya adelante, tratando de avanzar e ir hacia el futuro.
La trova cubana está muy conectada con los resortes que pueden al menos, hacer ver, tener a la vista un mundo mejor.
¿Qué recuerdos guarda de Pablo Milanés?
A mí realmente la música de Pablo Milanés, su obra, su personalidad, siempre me produjeron una enorme atracción, esa voz hermosa perfecta con la que Pablo interpretaba sus canciones y aún las sigue interpretando desde la eternidad, a mí me marcaron profundamente desde la primera vez que lo vi.
En uno de estos momentos que te decía, quizás a finales de los 80 o principios de los 90, en uno de los conciertos a los que iba con mi padre, tuve la posibilidad de ver a Pablo en vivo y fue enorme la impresión que produjo en mí; después tuve muchas otras oportunidades de ir a verlo a sus conciertos, aunque no fuimos amigos, lo sentía como un padre de mi lírica, porque lo fue.
Recientemente, antes de su fallecimiento, pude asistir a su concierto en junio, en la Ciudad Deportiva, y fue absolutamente conmovedor ver a un Pablo ecuménico, por encima de toda polémica, un Pablo realmente entregado a su público, a la gente que estaba allí por amarlo, por amar su música, y tengo un recuerdo imborrable de esa noche, la verdad, porque fue un concierto más que memorable, enorme, no lo sabíamos, pero fue el concierto del adiós eterno, y yo me quedo con ese recuerdo de Pablo sobreponiéndose a todo para regalarnos su música hermosa.
¿Qué más decir de Pablo? Es una gran personalidad de la cultura cubana y tenemos que conservarlo, hacerlo conocer en el futuro a las nuevas generaciones y habrá que cuidar mucho su música y reproducirla mucho en los altoparlantes, en los teléfonos, donde quiera, para que Pablo siga siendo una de las esencias de Cuba como lo ha sido.
¿Cuál considera es el aporte fundamental de la NT a la historia de la música cubana?
Yo creo que el aporte que la NT ha legado a la cultura cubana, y que no termina de legar porque es un proceso permanente que está sucediendo todo el tiempo, es esa libertad poética de crear, de ser un espejo de lo que está sucediendo en la sociedad y también de lo que sucede como fenómeno literario; creo que la trova ha legado asimismo esa unicidad entre literatura y música, y un cierto interés en amalgamar todos los géneros de la música, pienso que, a la par, tiene esa gran virtud de tomar de todos los géneros, beber en todos los pozos, en todas las aguas, para hacer su propio río, su propio mar.
La Nueva Troca cubana ciertamente ha creado un acervo de palabras, de emociones, de historia en estos 50 años que nada podrá borrar y va a acompañar indiscutiblemente, como uno de los sedimentos fundamentales, a la cultura cubana durante 50 años más, cien años más, ¿quién sabe? Porque la trova cubana es un legado muy sabio y como te digo, es la voz del pueblo de Cuba en estas cinco décadas, de personas muy especiales, que tuvieron la capacidad, la inteligencia y la habilidad de poder convertir esa visión que tenían del país en música, en canciones, en ideas…
Por otra parte, la trova tiene el poder enorme de alegrarnos el corazón, de hacernos saber que la vida es definitivamente hermosa.
Creo que habrá NT por mucho tiempo; va a estar por muchos años en el sustrato de la cultura cubana, y la vieja trova, por supuesto, va a estar siempre en las raíces de cualquier árbol que sea de música cubana, y los nuevos trovadores vamos a seguir levantándonos de esas raíces y de ese sustrato pues muchos hemos dejado el alma en estos 25 0 30 años haciendo nuestra propia obra.
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