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Evitar erratas es cuidar nuestro idioma


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Entre papeles viejos de mi padre, tengo ante mí un ejemplar de un número del martes 23 de enero de 1945 del periodiquito —dicho con mucho cariño— Colectivo Hoy, que se entregaba gratis a los trabajadores del periódico Hoy —el nombre completo del periódico era Noticias de Hoy—, pues se imprimía solamente para ellos. En la primera página se expresa: “Edición única quincenal”.

 

En el machón correspondiente se aclara bien todo esto de forma satírica: “No está acogido a la franquicia postal ni inscripto como correspondencia de segunda clase en ninguna administración de correos. No tiene teléfono ni apartado postal. Tampoco tiene precio, porque se distribuye gratis entre todos los miembros del colectivo Hoy”. Esto se aclaraba porque era necesario que las publicaciones seriadas estuvieran inscriptas.

 

En este ejemplar hay un trabajo firmado con el pseudónimo de “Juan Simplón”, en su columna “Boberías”, en que nombra al periodiquito de que hablamos así: “Hoicito”.

 

Voy a explicar dos cosas:

 

El vocablo machón, según nos dicen José G. Ricardo, Antonio Illa y Daniel Seoane, quienes fueron miembros de Consejo Científico Técnico de la Empresa de Artes Gráficas, en su Diccionario técnico de las artes gráficas, La Habana, 1976, significa: “Texto de una publicación periódica en que aparecen los nombres de ésta, del director, jefe de redacción, etc., así como la dirección, teléfono y otros datos”. Realmente se trata de un magnífico lexicón de esta especialidad. Por cierto, he tratado de localizar este sustantivo con tal acepción en otros diccionarios y, hasta ahora, nunca lo he encontrado.

 

Antes aparece la voz Hoicito, forma familiar y cariñosa del diminutivo del sustantivo Hoy. Como sabemos, en español, cuando el fonema i es átono o inacentuado y va a final de palabra precedido de una o dos vocales con las que forma un diptongo o un triptongo se cambia la letra i por la y. Por ejemplo, en los diptongos, ai, ei, oi, ui, de ahí voces como Guanajay, ay, Bombay, fray; así carey, ley; así bocoy, Eloy; así huy (1), tepuy (2); también en triptongos como buey, jagüey, Camagüey, Uruguay, Paraguay. Sin embargo, si vamos a escribir estos nombres en su forma diminutiva, de manera familiar y cariñosa, tendremos que hacerlo así: Guanajaicito, Camagüeicito, Eloicito. Así, de Hoy, pues Hoicito.

 

Recordemos que el periódico Hoy, vocero del Partido Socialista Popular, fue durante toda su existencia, hasta su clausura por el dictador Batista, la voz defensora de los derechos de los trabajadores cubanos.

 

El ejemplar que digo, se trata de un pequeño tabloide de cuatro páginas —con una medida muy particular: 7 ¾ pulgadas por 11 ½ pulgadas—, en que unos y otros, entre compañeros, escribían diferentes cuestiones y algunas de ellas eran notas satíricas.

 

En este número de Colectivo Hoy aparece una parodia de un conocido fragmento de La vida es sueño, del escritor español Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), Cuentan de un sabio que un día, escritas por “Calderoncito”, pseudónimo de uno de los trabajadores. Voy ahora a copiar el fragmento de la obra de Calderón:

 

Cuentan de un sabio que un día

 tan pobre y mísero estaba

 que sólo se sustentaba

de unas hierbas que cogía.

 ¿Habrá otro, entre sí decía,

 más pobre y triste que yo?,

 y cuando el rostro volvió

halló la respuesta, viendo

que otro sabio iba cogiendo

las hierbas que él arrojó.

 

El caso es que en aquellos tiempos era director del periódico Hoy Aníbal Escalante Dellundé —hijo del capitán del Ejército Libertador Aníbal Escalante Beatón, quien fue autor de una magnífica biografía del general y lugarteniente (después de la muerte de Antonio Maceo) del Ejército Mambí Calixto García Íñiguez: Calixto García: su campaña en el 95, la cual recomiendo leer a los más jóvenes—. En ocasiones, el compañero director del periódico, Aníbal, montaba en cólera ante cualquier error en las páginas del diario, como igual sucedería a todo director en un caso similar.

 

Sin embargo, todo indica que quien le daba el toque final a las ediciones del diario, la última revisión cuidando las erratas, era el ya mencionado “Juan Simplón”.

 

Y acerca de cuidar que no hubiera erratas en el periódico, también en el ejemplar que vuelvo ahora a citar hay un pequeño suelto que habla de eso mismo. Se titula “El porqué de las cosas”, y dice: “¿Por qué salen erratas aún en el periódico? Por la sencilla razón de que no está en marcha todavía la gran emulación de linotipistas, cajistas, correctores, aprendices, etc. Después de esto... ¡a peso las pago!”.

 

Bien, volvamos donde nos quedamos. Veamos la parodia de Cuentan de un sabio... que se inserta en este ejemplar, y que fue titulada como Cuentan de Aníbal...:

 

Cuentan de Aníbal que un día

tan colérico se hallaba

que ataque que recibía

ataque que contestaba.

¿Habrá otro, se preguntaba,

que sea más “cheche” que yo?,

y así que el rostro volvió

halló la respuesta, cuando

vio a Juan Simplón remachando

las cosas que él olvidó.

 

Efectivamente, este periódico defensor de los derechos de los trabajadores cubanos siempre estuvo al tanto de cuidar nuestro idioma, evitar erratas y mejorar el nivel cultural de los hijos de nuestro pueblo.

 

Notas:

(1) Huy o uy: ‘Interjección usada para denotar dolor físico agudo, vergüenza o asombro’.

(2) Tepuy: Venezolanismo. ‘Formación rocosa muy grande o elevada, aislada, de pendiente vertical y cima plana, propia del macizo guayanés’.


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