Conjunto Folklórico Nacional de Cuba estrenó con éxitos "Comunidad"


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Energía, calidad, limpieza en los movimientos y respeto fueron las cartas credenciales presentadas durante el pasado fin de semana por el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba (CFNC) en el estreno mundial de la obra Comunidad, que estuvo dedicado a la memoria de uno de sus pilares fallecido en fecha reciente: Juan García Fernández.

El espectáculo fue arropado por la Sala Avellaneda del Teatro Nacional, donde en complicidad con el público la formación que lidera Leivan García Valle defendió con entereza la creación coreográfica de quien se ha ganado un lugar entre los reconocidos defensores de las expresiones de la cultura popular y tradicional cubana.

Como se predijo desde sus inicios Comunidad marcó un punto de giro en la creación coreográfica más apegada a las tradiciones, teniendo en cuenta la frescura del discurso presentado en la escena, donde sin violentar las esencias pone ante el público expresiones de la originaria cultura Bantú con códigos escénicos del siglo XXI.

Rompiendo esquemas y con la irreverencia que caracteriza a los jóvenes, García Valle y sus discípulos-coetáneos bordaron una historia que desde el texto Demonios sobre césped cortado (Daymí Dieguez) miró hacia la trata negrera, tomando como referente el entonces aclamado Ciclo Congo con el que a inicios de los 60 del pasado siglo naciera en la escena el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba.

Más allá de la exquisita danza aplaudida una y otra vez, Comunidad obligó a sus protagonistas a ampliar sus competencias profesionales, defendiendo personajes que desde parlamentos y gestualidades mostraron, y muy bien, la calidad profesional que se concentra en la sexagenaria compañía.

Esta fue una oportunidad especial para la confluencia de artes, en alianzas que en consonancia con el título del espectáculo fluyó desde la comunidad de intereses y propósitos, orquestando un excelente trabajo en el que alrededor de la expresión corporal se aunaron la música y las artes visuales.

Punto y aparte para los invitados de lujo que pusieron talento, alma y corazón en esta entrega: en primer lugar el pianista Alejandro Falcón, quien por tercera oportunidad pone en estos cuerpos danzantes su excelente música, esta vez interpretada por la Orquesta Sinfónica Nacional, formación que por primera vez en la historia comparte escena con una compañía danzaria de este tipo, logrando un efecto de majestuosidad en perfecto diálogo con los cantos del conocido Palo Monte, interpretados por los vocalistas de la compañía.

El Coro Nacional liderado por la maestra Digna Guerra, recientemente estrenada como Heroína del Trabajo de la República de Cuba, también rompió una barrera y subió a la escena, cumpliendo con un anhelo de su líder y aportando su singular manera de cantar en la ejecución de una pieza muy popular en el sistema mágico-religioso de ascendencia Bantú.

Y por si fuera poco llegaron los Tatas de la plantación defendidos por legendarias figuras de la danza cubana, quienes recordaron sus inicios en esta institución formadora de artistas: los históricos primeros bailarines del CFNC Johannes García, Alfredo O'Farrill y Domingo Pau, y Peky Pérez, a quien el público identifica por la limpieza de su voz en la Compañía de Danzas Tradicionales de Cuba JJ.

Ellos cuatro fueron el punto de contacto entre la historia y la actualidad de la legendaria formación músico-danzaria, historia escrita por grandes como Jesús Pérez, El Goyo Hernández, Nieves Fresneda, Lázaro Ros, Zenaida Armenteros y Silvina Fabars, por solo citar algunos.

No hubo mejor oportunidad para entregar el Premio Nacional de Danza a Alfredo O'Farrill que en esta temporada de Teatro, para él fue especialmente significativo recibirlo mientras volvía a la escena con su Conjunto Folklórico Nacional de Cuba

La actual nómina de artistas de esta prestigiosa institución defendieron el legado de sus predecesores y vale exaltar las interpretaciones de Jane Aveillé, Yandro Calderón y Harold Ferrán, quienes más allá de danzar mostraron sus competencias e integralidad como artistas.

De manera especial la elegancia y perfección en la definición de líneas de la primera bailarina Diosleydis Hardisson, dejaron por sentado su versatilidad para poner a dialogar gestualidades contemporáneas en el discurso de la danza folclórica.

De las artes visuales llegaron los artistas Lino Vizcaíno y Andrés Bazabe con la muestra Otro viaje al ojo bruno, instalación que mira hacia el sincretismo religioso y las expresiones de la cultura popular de matriz africana, desde códigos personales de cada uno de los creadores.

En diálogo con la exposición los pequeños de los Talleres Comunitarios dieron la bienvenida al público cada día con un performance en el que no faltaron los cantos, las danzas y los ritmos cubanos asumidos de la cultura africana, al tiempo que estampas propias fueron recreadas por los pupilos de la maestra Miriam Izquierdo.

Sin lugar a dudas Comunidad pone el listón bien alto para el futuro de la compañía y para el resto de las que se empeñan en defender la identidad nacional desde la danza y la música, esta puesta en escena revolucionará la manera de decir, acercando aún más a estos tiempos las expresiones más raigales de la cultura popular y tradicional cubana, cumpliendo con un pensamiento del sabio Rogelio Martínez Furé referido al hecho de que estas expresiones están vivas y no son piezas museables.


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