Una gran responsabilidad exige ejercer la profesión del diseño. Las decisiones tomadas hoy serán determinantes en la configuración del mundo de las generaciones futuras. «En el contexto actual, local, virtual y mundial se necesita una mayor implicación de los diseñadores en cuestiones sociales, medioambientales o políticas. Deben nuestros diseñadores ejercer un papel mucho más activo a nivel social, no solo como creadores de nuevos productos sino como agentes implicados y formados con nuevos valores».

Lo anterior fue expresado por el doctor en Ciencias Sergio Luis Peña Martínez, director del Instituto Superior de Diseño (ISDi), al hacer uso de la palabra durante la jornada inaugural del Congreso Internacional de Diseño Forma 2019.

Ante un auditórium integrado por más de 300 delegados de 17 países, el también presidente del Comité Organizador del evento, que inició este martes en el Palacio de Convenciones de La Habana y se extenderá hasta el viernes 7, afirmó que tenemos la responsabilidad diseñar nuestro futuro.

«La inversión en Diseño no puede esperar a tiempos mejores. Estos nunca llegarán si no diseñamos. El punto de partida de todo diseño está en la decisión de lo que hay que hacer. Nos espera mucho futuro por delante. O lo diseñamos o nos lo diseñan», advirtió.

Peña, quien recibió recientemente el Premio Nacional de Diseño, considera que los esfuerzos de los diseñadores deberían centrarse en «crear cosas que tengan sentido para un gran público, en vez de diseñar caprichos para un sector reducido».

El mundo del diseño, dijo, tiene un enorme potencial para lograr un cambio sustancial al enfocar su accionar creativo en diseñar desde una postura más humana. «Las crecientes necesidades de la sociedad no tendrán solución si el futuro para el diseño es un estilo, un lenguaje formal, una estética de Blade Runner, o si el pasado es retomado con ligera responsabilidad histórica como una nueva visualidad vintage.

«Nos asiste el privilegio de convivir con problemas por resolver. Tenemos la posibilidad de diseñar con un concepto integrador donde todo ocupe su lugar: estética, sensaciones, uso e identidad», resaltó el conocido académico.

El director del ISDi insistió en la necesidad de formar diseñadores con capacidad de diferenciar, desde la profesión, el bien y el mal, lo responsable y lo que no lo es. «Es casi más importante que la tecnología pues esta no será el factor diferencial y sí lo serán sus habilidades sociales, creatividad, empatía y, sobre todo, el uso de la máquina más poderosa que conocemos hasta la actualidad: el cerebro humano y su capacidad de crear».

Expresó que la tarea de los diseñadores podría consistir en «proyectar soluciones y no solo soportes a funciones, diseñar escenarios de vida y no interiores, comunicación humana y no carteles para exponer y competir en concursos».

Peña Martínez resaltó, por otra parte, la oposición del proyecto político y de desarrollo social de Cuba a las prácticas neoliberales extendidas en el planeta y exhortó a conservar «más humanidad y menos tecnología, más valores y menos modas, más calidad y menos glamour, más diseño invisible y útil». Alertó, del mismo modo, sobre la necesidad de que la industria del diseño tome partido ante una economía basada en la producción constante de nuevos objetos.

«La búsqueda del futuro prometido continúa. La realidad nos dibuja un panorama plagado de oportunidades donde el diseño y sus profesionales pueden, con su quehacer, transformarlo. Se necesitan diseñadores comprometidos con la profesión, con el futuro y con el hombre, profesionales formados con competencia intelectual y ética, capaces de pensar y proyectar resultados diferentes», enfatizó el doctor en Ciencias.

Más de 200 ponencias acoge en su programa el Congreso Internacional de Diseño, que por primera vez se inserta en la Bienal de Diseño de La Habana. Explicó el director del ISDi que este congreso es el espacio de complementación teórica y académica de la Bienal de la Habana que ha logrado sacar el diseño a las calles y ponerlo en contacto directo con el público.