Este título, no hay dudas para cualquier conocedor de la obra del Maestro, se enfoca en tres claves del pensar martiano. Los dos primeros se repiten una y otra vez a lo largo de su vasta escritura; modernidad y moderno aparecen más espaciadamente, aunque en varios de sus textos llegue hasta ofrecernos un insoslayable análisis de su significación y características. Basta con recordar su “Prólogo” a El poema del Niágar, que bien podría considerarse un iniciador y un clásico en el examen de esa temática.

Pues bien: las ediciones Holguín han entregado este libro con el año 2018 en su hoja de créditos, pero que ha llegado recientemente a mis manos, y que reúne cuatro ensayos de autores residentes en aquella ciudad. Son cuatro miradas que se mueven por los conceptos del título, pero que, a mi juicio, van más allá: tres de ellos son acercamientos a la filosofía martiana y el cuarto busca la relación entre ideología y acción política en cartas del Maestro.

Las concepciones filosóficas no han alcanzado la extensión y profundidad de otras zonas en la bibliografia martiana. Por una parte, aún se mantiene cierta tendencia que durante mucho tiempo predominó de desconocerle tales concepiones o de reducirlas a simples reproducciones de puntos de vista de personalidades o escuelas admitidas en la historia de la filosofía del llamado Occidente.

Por otro lado, el eurocentrismo u occidentalismo que aún se manifiesta con vigor en el campo filosófico, no puede admitir en ese terreno a quien no se exprese desde los grandes sistemas y sus procedimientos, y, cuando más, le es suficiente con reconocerle ser un mero repetidor de aquello, como un profesor –y recordemos que Martí impartió clases de filosofía en la Universidad de Guatemala– seguidor de manuales y epítomes.  Tal discriminación sabemos que es sufrida aún por buena parte del original y aportador pensamiento latinoamericano.

Y por aquí anda el valor de los tres ensayos de corte filosófico de este libro. No agotan el gran tema, ni siquiera lo pretenden, mas sí lo abordan con notable rigor y con el descomunal esfuerzo que significa recorrer la inmensidad de páginas dejadas por Martí para desentrañar elementos esenciales de su visión del mundo, de las claves que sostienen su pensamiento, de su filosofía.

Dania Riverón Aguilera, doctora en Filosofía, recorre la idea de hombre en Martí, sin duda uno de sus conceptos clave. Ella titula su trabajo así: “El Hombre en la espiritualidad filosofiico-antropológico de José Martí”. Y para llegar a escribirlo tuvo que leer mucho al Maestro para encontrar el concepto elaborado por él progresivamente en una notable cantidad y diversidad de textos, que van desde el artículo hasta el ensayo, la poesía y los apuntes. Quizás en un segundo momento, a mi ver, la autora podría valerse más de los versos del Maestro. Pero la cuidada y completa revisión en la casi totalidad de su obra y el enorme esfuerzo por “ordenar” lo que no se halla concentrado y sistematizado en unos pocos escritos, merecen reconocerle este indudable aporte que entrega, de modo inteligente y creador, las ideas martianas sobre el hombre en un conjunto de epígrafes que le permiten establecer siete principios en el manejo martiano del asunto, todos los cuales demuestran, a su vez, el alcance y valor de este término de hombre para él.

De Eliel Gómez Martínez, master en Ciencias Sociales y Antropología, se incluye el ensayo titulado “José Martí, sin más caminos que Dios”, dedicado en buena medida al análisis de la idea del equilibrio en Martí.

Para el autor, ese equilibrio se expresa en su conducta de “ecuanimidad y mesura”, que no solo se basa en su temperamento, sino en una “actitud de resuelta armonía entre inteligencia, bondad y voluntad de justicia, que consideró siempre una suerte de antídoto contra las miserias humanas y la base programática de sus acciones.”

Con amoroso respeto, Gómez Martínez se adentra en rasgos de la personalidad del Maestro, encara con brillantez el sentido de soledad que siempre le acompañó de un modo u otro. Y, demuestra su criterio valiéndose mucho de su poesía dentro de un amplio y bien encadenado conjunto de citas muy bien engarzadas, demostrativas también del esmero autoral por abarcar lo más posible de la escritura martiana. Así, a través de nueve epígrafes nos explica cómo el concepto de equilibrio es un hilo conductor para entender el sentido de la filosofía martiana.

De Ariel Zaldívar Batista, master en Historia y Cutura Cubanas, este libro impreso en el taller del Centro del Libro y la Literatura de Holguín nos entrega su texto titulado “Naturalismo antropológico, religiosidad y deconstrucción de la modernidad occidental: releyendo a Jose Martí.”

Este autor demuestra su holgado manejo de los escritos martianos de consistente sabor filosófico, tales como sus notas para las clases de filosofía en Guatemala, los cuadernos de apuntes y el “Prólogo” al poema de Pérez Bonalde sobre el Niágara. Y rastrea su tema bajo este principio: Martí es uan de “las voces transgresoras, pues desde una hermenéutica subversiva que invierte el subjetivismo dominador sobre lo natural –legitimado por Bacon y Descartes–, construye un modelo dialéctico de comprensión sobre la naturaleza que asombra por su extraordinaria futuridad y proyección axiológica excepcional.”

Entre sus aportes destacan su explicación del concepto de naturaleza en Martí, la afinidad que encuentra en él del hombre con aquella, y cómo es ahí donde se encuentra Dios, al tiempo que también da buen espacio al análisis crítico martiano de su época.

Finalmente, el ensayo, “Ideología y política en las dos primeras cartas de Martí a Gómez”, segundo en el orden del libro, se debe a Alexander Abreu Pupo, también master en Historia y Cultura Cubana.

Las correspondencias martianas al general son anteriores a que ambos se conocieran personalmente en 1884.  La primera, de 1878, no se sabe si fue enviada ni en ella se indica el destinatario, aunque se suele decir que iba dirigida a Máximo Gómez, lo que algunos estudiosos ponen en duda. En ella Martí solicita información para un libro que estaba escribiendo sobre la Guerra de los Diez Años. En la segunda, datada en Nueva York el 29 de julio de 1882 y escrito el nombre de Gómez como destinatario, le solicita a este su colaboración con un nuevo movimiento patriótico impulsado por un grupo de emigrados cubanos en aquella ciudad. Por cierto, el mismo día escribió también una carta en términos similares a Antonio Maceo.

Abreu Pupo examina las ideas vertidas por el joven patriota que no pudo estar en la primera contienda independentista, pero que ya en aquel momento pensaba en cómo evitar los errores que terminaron aquella sin victoria. En dos palabras: ya en Martí se iba abriendo paso un pensamiento acerca del papel de los sectores populares para una nueva contienda y de la diferente organización que debía adoptase durante sus preparativos y su ejecutoria. De hecho, pues, el joven ofrecía al General una manera nueva de entender la lucha armada y el proceso liberador de la nación cubana.  

Buena e infrecuente la decisión autoral de emplear las cartas para este examen, que ojalá se continúe con otras dirigadas a Gómez y se aplique a otras destinadas a diferentes personas. La correspondencia, usada a menudo solo como fuente de datos, puede dar mucho más para entender las maneras en que Martí la empleó para trasmitir sus proyectos, juicios y opiniones acerca del tema patriótico. En tal sentido, resulta apreciable este ensayo.

Hay que agradecer a los editores la selección del hermoso poema “El peso de la cruz”, de Ronel González Sánchez para abrir el libro y las “Palabras liminares” de Carolina Gutiérrez Marroquín que comenta con acierto los cuatro textos. De igual modo, qué bien esa cubierta del artista holguinero Jorge Luis Cudina, que une dos virtudes: talento y modestia.

Para la editorial Holguín la felicitación por este libro que abre nuevas miradas acerca del Maestro y cuya corta tirada de 500 ejemplares quizás amerite una nueva edición en la que se ha de poner mayor atención a las erratas, que siempre entristecen al autor y al lector.