Los Van Van son la patria


los-van-van-son-la-patria
Los Van Van. CD La Fantasía (2014).

Advertencia: El consumo de la música del disco La Fantasía, provoca una intensa adicción imposible de tratar clínicamente.

En el contexto actual del universo de la cultura, se vive con tanta prisa que no solo la valoración de personalidades procedentes de un pasado ilustre, sean relegadas al olvido sino sucede también con agrupaciones musicales que marcaron un hito en su tiempo a no ser que tenga que ver con Los Van Van.

Para nada resulta sorprendente, que al cabo de 45 años de su fundación por el maestro Juan Formell, el más reciente disco de esta agrupación, titulado La Fantasía (EGREM 2014), sea recibido como uno de los sucesos culturales más importantes en nuestro país del año que culmina. Concebido como un homenaje póstumo a Juan, Formell y Los Van Van continúan alimentando nuestra identidad exactamente como la  impostergable necesidad que tiene la flor del polen que le aporta el colibrí.  Si alguien dudara de esta afirmación, tendría que haber vibrado la noche del pasado viernes  junto a las miles de personas que se dieron cita en la Escalinata Universitaria para entregarse de lleno al concierto de Formell y Los Van Van, celebrando sus más de cuatro décadas de creados. Quizás sea muy difícil de explicar en el plano emotivo, como el cubano ha logrado transformar la música de esta añeja agrupación en algo tan profundo y a la vez tan evidente como el misterio que para el poeta Cintio Vitier significa la patria (1). No es una coincidencia, que en el municipio de San Luís, en Santiago de Cuba, el fotógrafo Iván Soca haya recogido el testimonio de un cartel escrito en una de las aceras de esta oriental región cuyo texto coincide con la esencia del pensamiento de Vitier: Los Van Van son la patria. Pero obviamente, el alcance de tal convicción, se extiende mucho más allá, incluso de quienes piensan que son tan populares debido a la gracia concedida por alguna de nuestras deidades para que dicha orquesta permanezca vigente en una eternidad ya anunciada. En realidad, este apego del cubano por su orquesta, proviene del talento de Juan Formell, talento que llevado al concepto riguroso de lo que verdaderamente se concibe como arte, se traduce en el indiscutible sentido profesional del maestro. Lastima de aquellos músicos que se pierden en las veleidades de la vida como en ver quien porta más cadenas de oro o quien tiene el peinado más estrafalario. La concreta en la vida de un músico del rango de Juan Formell, siempre ha sido conformar todo un complejo sonoro propio para la orquesta de acuerdo con cada momento específico de su trayectoria. Desde la mayor responsabilidad, afirmamos que no se puede buscar otra explicación para justificar tantos éxitos que este pueblo los han hecho suyos entre los símbolos emblemáticos de cubanía que nos identifican como nación. Dicho profesionalismo de Formell, lo podemos encontrar en la producción musical del disco La Maquinaria, al concebir el desarrollo futuro de la orquesta desde la perspectiva de la lógica renovación de sus integrantes. En el mencionado disco, salta al oído que aunque Juan esté presente con toda esa sabiduría implícita, ha estimulado la composición y los arreglos a cargo de los músicos más jóvenes  de Los Van Van. Del mismo modo, se ocupa que su hijo Samuel Formell vaya adquiriendo los secretos de una mecánica que solo con el acertado dominio profesional es posible acercarse a semejante fenómeno musical.  El hecho de que Samuel sea el hijo del maestro, no implica necesariamente un favoritismo filial ni mucho menos. Al contrario, precisamente por ser uno de sus descendientes al que el propio Juan lo ubicara al frente de la orquesta, se sabe que la critica será implacable y por lo tanto el disco La Fantasía no constituiría el mejor homenaje al recuerdo del padre, si Samuel no estuviera preparado a la altura de las circunstancias.

Uno de esos conocimientos heredados de su progenitor, es que Samuel identifica el valor de la composición en una obra musical como si fuera el resultado del trabajo de un arquitecto. En agrupaciones legendarias del mundo del rock como Led Zeppelín o Pink Floyd, encontramos la huella de expertos compositores y arreglistas que conceden la mayor preponderancia  a la sólida estructura de cada plano que conforman la pieza a la vez que persisten en la búsqueda de una claridad en el diseño del entorno musical, en cuya iluminación no hay posibilidades para el atropello de imágenes sonoras que dificulten la escucha de una obra en cuestión y Los Van Van siempre se han movido en una cuerda similar. En tal sentido, Samuel ha logrado conjuntamente con la colaboración de Boris Luna, Jorge Leliebre  y Efraín Chivas, que el CD La Fantasía suene como tiene que escucharse un disco de Los Van Van, con una  comprensión adecuada  del resultado de todo aquel que como músico haya participado en la grabación del disco.

No son pocos los proyectos discográficos de otras agrupaciones cubanas de música bailable, incluso algunas famosas ahora mismo, en donde no se entiende nada de lo que se ejecuta y lamentablemente esta incidencia no solo afecta al buen bailador sino también al que le gusta simplemente disfrutar de cualquiera de esas orquestas, pues se extravían ante tanta incoherencia. Por lo tanto, entre los  principales atractivos de este nuevo disco, es que la escritura plasmada en cada partitura tiene una concreción real desde la absoluta certeza que esta va  a ser escuchada en el justo nivel que le corresponda. Este resguardo para conservar la pureza del mensaje sonoro, estimula la imaginación del compositor al concebir todo un universo de imaginativas estructuras musicales que inciden favorablemente en el receptor hasta el punto que llega a identificarlo como un signo de la autenticidad del sello Van Van.

 

Por otra parte, pobre de quienes en una orquesta de música popular bailable, pretendan competir entre los mismos integrantes para ver quiénes pueden exhibir  el mayor virtuosismo en el instrumento que se desempeñan individualmente. Y si Los Van Van nunca han caído en un error de esta dimensión, además porque no lo necesitan, mucho menos van a hacerlo ahora en el disco La Fantasía. Si cada músico de la orquesta se sabe dueño de su espacio correspondiente, este se proyecta en función de un trabajo colectivo, disposición que en definitiva enriquece la obra mayor que constituye la propuesta discográfica en sí misma.

De nuevo, nuestra popular orquesta apuesta por la elegancia como una distinción primaria que la singulariza. No solo la apreciamos en el esmerado montaje de las voces  y en el excelente desempeño de los instrumentistas sino en la calidad de los textos. Se puede ser sumamente ocurrente incluso muy picaresco, pero jamás vulgares. Sin desperdiciar en un ápice el encanto natural de ese lenguaje  cotidiano que nos caracteriza como pueblo, se materializa la predicción de Juan cuando afirma que con los estribillos del montuno, se gana la pelea por imponer las obras en el gusto de un público atento al acostumbrado acento de la música de la orquesta. Si usáramos un lenguaje científico, entonces diríamos que hemos llegado al meollo de un proceso químico donde el  intercambio de fluidos musicales provoca una intensa reacción en el cubano, afectación que lo lleva a desprenderse del ser para convertirse en un estado de pura satisfacción. ¡Que me digan ahora mismo quien se puede mostrar indiferente a la inconfundible  cadencia vanvanera de un Robertón cuando en la pieza de Juan Se vende, el estribillo anuncia que Aquí todo se vende/ el espíritu y la mente/  se negocia con la vida/ por dios, se le compra la muerte o  en la canción  que da título al disco con el estribillo Soñar, soñar/ no cuesta nada/ la vida sin un sueño/ no vale nada! Precisamente, de esta composición de Formell La Fantasía (2), solo se había grabado nada más que la voz del propio Juan, y fueron Samuel junto con el grabador Alejandro Pulido quienes lograron esta maravilla incorporada al repertorio de la orquesta, obra de inspirada emotividad que aguará los ojos de muchos, como siempre sucede cuando la escucha quien escribe estas líneas.

Es muy grande el rastro dejado por Juan Formell, para pretender resumirlo en unas cuantas páginas. En este recuento  de su perenne presencia, desde hace ya algunos años, en cada producción discográfica de Los Van Van, aparecen versiones a éxitos pasados de la propia orquesta como un modo de reinterpretarlos en el tempo apropiado para las nuevas generaciones. En el reciente disco se pueden escuchar renovados temas de Juan como Me basta cantado con el personal swing del Lele mientras que el arrollador aliento de Robertón hace suyo Es Mucho con aquello de si me quieres tanto/ échamelo en un cartucho. Por si fuera poca su certera previsión, a Juan se debe la selección de Armando Cantero como nuevo integrante de la orquesta. Si dicho cantante, de quien en sus inicios no estábamos acostumbrados a su impronta con El aparecido, en cambio con el tema Todo se acabo, una composición de Samuel,  Mandy ha dejado muy bien definido que Juan estaba consciente de su elección cuando lo invitó a que formara parte de Los Van Van. Todo se acabo es de esas piezas cuya popularidad, ya la han convertido en uno de los tantos clásicos de la orquesta. Algo similar sucedió con Yeni en sus comienzos y sin embargo, no ha cesado de demostrar desde entonces que con ella hay que contar a la hora de agregarle el sabor a la música que para ella se escribe. Piezas como Soy la mujer que quiero ser de Jorge Leliebre y La moda, una composición de Robertón, figuran entre los temas de mayor garra en este último disco. Otras de las novedades del disco La Fantasía es la incorporación de Juan Carlos Formell como el bajista de la orquesta además de que se estrena como compositor con la obra Bótalo y guárdalo que en la voz de Lele nos recuerda por la temática aquel titulado Anda, ven y quiéreme.

A lo largo de la extensa trayectoria de Los Van Van, encontramos regularmente piezas donde se hace referencia a situaciones que matizan realidades diversas de nuestras vidas en el tiempo y en La Fantasía aparece esta sugerente crónica de un hecho actual. Se trata de la pieza de Juan Ballestero No me digas hello, obra donde se describe con el típico humor cotidiano a aquellos que después de pasarse un tiempo en el extranjero, regresan no solo con el acento cambiado sino que hasta hablan en otro idioma, el idioma de quien ha olvidado lo suyo y como advierte Lele, prefieren vivir en un palacio aunque tenga el alma vacía de sus orígenes.

En más de una ocasión, hemos afirmado que el momento de la verdad para Los Van Van de ahora, iba a ser la realización de un nuevo disco sin contar con la presencia física de Juan Formell, interrogante que él siempre supo la respuesta al igual que toda Cuba. Desde que usted tiene el disco La Fantasía en sus manos y se queda admirado de la creatividad de la obra como portada una pieza de Ernesto Rancaño, quien figura entre nuestros artistas de la plástica de mayor prestigio, sabe que esta querida orquesta no entiende de imposibles como que un puñado de colibríes sostenga un elefante. Pero cuando hojea la portadilla, advierte un volcán de sentimientos en erupción, cuyas imágenes captadas por la maestría del fotógrafo Iván Soca, revelan el amor de pueblo por Los Van Van. Entonces cuando ya se dispone a escuchar el disco propiamente, tiene que prepararse para estar constantemente bailando en la explanada de su corazón. Insuperable regalo para este fin de año, agradecidos todos por la buena música contenida en La Fantasía. Y será tanta la alegría en las fiestas animadas con la espectacular sonoridad del disco, que del noble caimán emergerá una hermosa llamarada azul que ilumine al resto del mundo y cuando este se pregunte de donde viene toda esa luz que mantiene a los cubanos eufóricos, les responderemos que es porque sencillamente, tenemos a Los Van Van. Así sea.

 

Notas:

(1) “La patria es la patria; una obviedad, que no es tal. La patria es algo por lo que un hombre es capaz de morir y también ese algo que está en un pequeño sabor y en un gran combate. Es el dulce de guayaba y la Batalla de Las Guásimas. La patria es algo mínimo y máximo. En el buen sentido de la palabra, es un misterio, una fe. Algo a lo que se llega por una circunstancia misteriosa”. Vitier, Cintio en el periódico Juventud Rebelde.

(2) Como músicos invitados en esta pieza La Fantasía, aparecen Joel Driggs, en los batá y el Coro Diminuto de la Escuela Alejandro García Caturla, bajo la dirección de Carmen Rosa López.


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte