Libro Periodismo y nación, una ventana a la prensa de antes de 1959


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Periodismo y nación es una combinación casi inevitable, cuando ese ejercicio profesional se hace desde la sinceridad, el apego a la realidad y el análisis. El libro con ese título, publicado en el año 2013 por la editorial José Martí, nos acerca a la historia y los textos ganadores del Premio Justo de Lara, el de más larga vida en las primeras seis décadas del siglo XX cubano.

Fruto de la investigación, la compilación y notas de los investigadores Germán Amado-Blanco y Yasef Ananda Calderón, esta obra nos brinda la historia del galardón entregado entre 1934 y 1957, los textos ganadores y una breve ficha curricular de sus autores.


De izquierda a derecha Yasef Ananda, Germán Amado Blanco,
el profesor de Historia del Arte Antonio Alejo, y el poeta César López.
Foto: Internet

Sus 242 páginas permiten el acercamiento a parte del mejor periodismo que se hacía en la etapa, con imágenes también de sus cultivadores.

Entre los ganadores aparecen algunos con una trayectoria también como escritores, incluidos Mirta Aguirre, Gastón Baquero y Lisandro Otero. Llama la atención que el único en ganarlo más de una vez fue el intelectual Raúl Roa, convertido luego en el Canciller de la Dignidad, quien lo hizo en 1955 y 1957, con los trabajos “12 de octubre” y “¿A dónde va Cuba?

Ese último (“¿A dónde va Cuba?) resulta particularmente interesante por el valor y profundidad de sus argumentos, publicados apenas ocho días después del asalto al Palacio Presidencial que protagonizaron integrantes del Directorio Juvenil Revolucionario.

“… ¿Qué hacer? Todo menos cruzarse de brazos y fiarlo todo a los dioses. La indiferencia, el silencio o la inhibición resultan en esta hora delitos de lesa patria. Hay que hacer cuanto sea necesario para evitar que caigamos, definitivamente en el abismo”, termina ese texto, el más breve de todos los premiados, pero con singular contundencia.

El primero de los galardonados fue Jorge Mañach (1934), autor de textos imprescindibles como “Martí, El Apóstol” e “Indagación del choteo”, por su artículo “El estilo de la Revolución”, en el cual habló sobre la necesidad de la renovación integral de Cuba, con sustancias nuevas, para lo cual le concedía vital importancia a la cultura y el arte.

En la historia del Justo de Lara solo se le concedió a un autor post mortem y fue a Pablo de la Torriente Brau, quien murió en la Guerra Civil Española en 1936. Aquel artículo, titulado “Guajiros en New York”, confirma el talento del joven intelectual, periodista y escritor, ejemplo también de revolucionario con una vocación internacionalista.

Periodismo y nación es fuente de conocimientos sobre una época, pero también sobre algunos de los autores más sobresalientes del país y la manera en que abordaron el ejercicio periodístico, nunca desde la simple exposición.

De manera particular se disfruta la crónica “Fritz en el banquillo”, de Mirta Aguirre, la única mujer que recibió el premio en una sociedad eminentemente machista. Mirta logra uno de los textos más cercanos a la literatura, el cual fue publicado en el periódico Hoy el 9 de mayo de 1945, y hacía referencia precisamente a la II Guerra Mundial de una manera retórica, con mezcla de dureza y sensibilidad.

Otros de los aspectos positivos de este libro son las fichas de los diarios y revistas donde se publicaron los trabajos, y las referencia a más premios de la etapa, como el Juan Gualberto Gómez, convocado entre 1945 y 1957; el José Ignacio Rivero (1945-1958); el Ignacio Agramonte –sobre la significación del Día del abogado– (1945-1955) y el Francisco de Arango y Parreño, solo efectuado en 1958.

No debe pasar desapercibido que los ganadores solían residir en La Habana y publicar en los medios de más alcance y prestigio, como Bohemia, Diario de la Marina, El Mundo, Tiempo, El País y Hoy. Solo en una ocasión el premiado rompió esa especie de regla no escrita. Se trató de Luis Pichardo Loret de Mola, quien publicó su trabajo “La calle, el monstruo moderno” en el diario El Camagüeyano en 1951, un año en el que también recibió el grado de Caballero de la Orden de Mérito Carlos Manuel de Céspedes.

Periodismo y nación. Premio Justo de Lara tiene un innegable valor histórico, especialmente para quienes amamos el ejercicio periodístico y su relación con la literatura.


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