La Revolución cubana, patrimonio de la Humanidad


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Fotos: Marcelino Vázquez.

La Revolución cubana es patrimonio de la Humanidad, afirmó hoy el catalán Jordi Mata, en la tercera y última jornada del Encuentro Antiimperialista de Solidaridad, por la Democracia y contra el Neoliberalismo, con sede en el Palacio de Convenciones de La Habana.

Sus palabras resumen una pasión compartida y explican por qué un país tan pequeño es capaz de convocar, movilizar y juntar, en un verdadero haz de pueblos, a hombres y mujeres —jóvenes y adultos— de 105 países de los cinco continentes, representantes de 700 organizaciones y movimientos políticos, sociales y populares.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, y la verdad que en vano tratan de desconocer y ocultar los enemigos de siempre, pero lo que brilló en la sesión dominical, lo mismo que en las precedentes, es que el mundo está con Cuba.

Lo dijeron así, con todas las letras, y como para que nadie dude de cuán fuerte es el sentimiento, Ana Miranda, del bloque nacionalista gallego en el Parlamento Europeo, declaró orgullosa que cada 25 de julio, Día Nacional de esa comunidad autónoma española, el pueblo corea: ¡Fidel, amigo, Galicia está contigo! y ¡Cuba sí, yanquis fuera!

Prioridad de prioridades para los movimientos de solidaridad con el pueblo cubano y su Revolución ha sido siempre y lo es hoy, más que nunca, la lucha contra el bloqueo, y la senadora comunista francesa Michelle León puntualizó que no se trata de denunciar, condenar y tratar de mitigar sus terribles consecuencias.

Hay que obligar al gobierno de EE.UU. a levantarlo, a cesar en su hostilidad y agresiones, a poner fin a esa política irracional y genocida, contraria al Derecho Internacional y a todos los valores en que cree y los principios que defiende cualquier persona decente y honesta en el mundo, enfatizó.

Por Cuba levantaron sus voces representantes de África, Europa, América Latina, por justicia y por amor, ese que la Antilla Mayor ha dado al mundo a manos llenas y que —tal como afirmó José Martí y repitió hoy Pedro Joaquín Amador, del Partido Libre, de Honduras— con amor se paga.

Símbolo de rebeldía es Cuba, prueba de que el capitalismo no es una enfermedad incurable y un mundo mejor puede ser construido, y por eso esta mañana de domingo otras grandes batallas de los pueblos encontraron espacio y la solidaridad del mundo.

Hablamos, por ejemplo, de la causa independentista boricua, el cumplimiento de los Acuerdos de Paz para Colombia, la liberación del ex Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva y cuantos sufren prisión por enfrentar al imperialismo y las oligarquías, la resistencia de saharauíes y palestinos, de la no menos heroica Siria, o de Chile y Haití, en franca rebelión contra el neoliberalismo.

Y, sobre todo, hablamos de la Venezuela también ferozmente asediada y agredida, la Nicaragua Sandinista, la Bolivia de Evo Morales, cuya victoria en las urnas se trata de negar y al que quieren obligar a renunciar, en un despreciable complot de las derechas lideradas —no podría ser de otro modo— por el gobierno estadounidense, algunos aliados y su fiel servidora, la OEA.

En esta sesión plenaria se hizo una relatoría del quehacer sabatino en seis comisiones y fue presentado a discusión un proyecto de Plan de Acción, fruto de estos tres días de encuentro en La Habana.

Por  María Elena Álvarez Ponce.


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