La hispanización de América y la americanización de la lengua española


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La hispanización de América y la americanización de la lengua española

El libro al cual me voy a referir, y cuyo título es también el de este artículo, es un magnífico ejemplo del desarrollo y aplicación acertados del concepto “transculturación” que nos legara el sabio polígrafo cubano Don Fernando Ortiz a modo de herramienta intelectual: para definir y comprender las características más específicas de la cultura que se instauró por la fuerza del colonialismo en el Caribe y gran parte de América continental, conquistados y colonizados sus territorios y pueblos por el Reino de Castilla, entre fines del siglo XV y la alborada del XVI.

Acompañó al proceso de la conquista española, además de los guerreros, sus caballos, mortíferas armas, estrategias y tácticas militares —probadas a lo largo de siete centurias de continuo batallar por la reconquista y la expulsión de los moros (1) de España—, la lengua castellana, las ideas y prejuicios acumulados en dicha cultura y la práctica religiosa de la Iglesia Católica. El intercambio oral entre los conquistadores y los conquistados planteó la necesidad, para el primero, de conocer e integrar a su propio vocabulario las palabras que designaban “lo nuevo” y “desconocido” por ellos de la distintas sociedades que “descubrían” e “invadían”, en beneficio único del enriquecimiento y adelanto de la cultura europea occidental. Esta necesidad fue apremiante, porque determinaba la subsistencia en lugares, climas, fauna y flora, hábitos y costumbres diferentes, que tenían que asimilar con prontitud para poder sobrevivir y dominar a los pueblos originarios de América y sus variadísimas culturas.

Otra estrategia en su lugar, hubiera cambiado el curso de la historia: pues, las tropas de la conquista hispana contaron siempre con un número minoritario de hombres, auxiliados por caballos y armas más mortíferas que las de los aborígenes; pero, justamente una resistencia coordinada y sostenida contra el avasallamiento de una mayoría de guerreros entrenados, que defendían un territorio conocido —donde estaban asentados con gran antelación y en el que realizaban cotidianamente sus producciones, alimentación e intercambio comercial—, habría determinado, en un período relativamente corto, el aislamiento y/o la destrucción paulatina de los invasores, que se hallaban inmensamente lejos de la metrópoli que los reabastecía de soldados, caballos y armas. 

Así las cosas, es evidente la importancia que tuvo buscar, hallar y elaborar un lenguaje más o menos común, comprendido por las partes en contienda durante la conquista y, después, durante la época colonial. Aquel fue uno de los vehículos que permitió echar las bases de una cultura colonial, que todavía hoy está presente. De aquí emerge el interés del autor de encontrar el punto exacto del contacto entre la lengua nativa y la colonizadora, justo ahí, donde se fusionaron los elementos hispanos y americanos en el “nuevo” lenguaje (español americano), reflejando la complejidad de lo ocurrido en la vida real. 

Con tal fin, Sergio Osmundo Valdés Bernal (La Habana, 1943), cubano, graduado en la Universidad de Carolina de Praga (1969) —en la antigua República Socialista de Checoslovaquia—, doctorado en Románica (1975) y en Ciencias Filológicas (1979), quien ejerció como investigador del Instituto de Literatura y Lingüística “José A. Portuondo Valdor”, Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, hasta su jubilación en 2010, y actualmente enseña como profesor titular adjunto de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, nos interna en un profundo y riguroso análisis del problema abordado.

Es oportuno recordar que las indagaciones en el tema por parte del doctor Valdés, comenzaron mucho antes de que viera la luz la obra ahora comentada. Han merecido el Premio Nacional de la Crítica debido a su relevancia cultural y científica: Las lenguas indígenas de América y el español de Cuba (Editorial Academia, La Habana, tomo I, 1991, y tomo II, 1993), que reveló de modo trascendental la persistenciay pervivencia de la cultura aruaca entre nosotros, no obstante ser poco conocida aún porque, en apariencias, no posee aportes culturales del rango que caracteriza a las tradicionalmente denominadas Altas Culturas Americanas; Inmigración y lengua nacional (Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1994) prosigue la exploración acerca de la integración del poblamiento de Cuba y las contribuciones y aportes que hicieron al español de Cuba inmigraciones muy heterogéneas allegadas al archipiélago cubano por la urgencia de ampliar las fuentes de fuerza de trabajo dedicadas a la agricultura comercial, en especial a la caña de azúcar. Lengua nacional e identidad cultural del cubano (Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1998), y Antropología lingüística (Fundación Fernando Ortiz, La Habana, 2000), tema especializado que contiene una vertiente del análisis de Valdés Bernal, también aplicada al libro que les presentamos.

Una vez dilucidada la índole del autor, debo entrar en una breve descripción de la obra. El contenido se organiza mediante un Índice que nos informa de sus distintas partes; a la cabeza de este, aparece el aval o comentario académico de dos especialistas, lingüistas, en el tema: “El vecindario hispánico”, por Francisco Moreno Fernández, y “Policentrismo de la lengua y el sentimiento panhispánico”, de Margarita Vásquez, ambos manifiestan un juicio muy favorable a la obra. A continuación, Valdés hace una corta Introducción, donde, en forma directa se definen los conceptos más generales que fundamentan su discurso y los objetivos y métodos de esta investigación. Cito:

La conquista española de gran parte del continente que hoy llamamos América, propició que una porción del también llamado Nuevo Mundo fuese identificada como Hispanoamérica, es decir, una inmensa región constituida actualmente por un conjunto de estados cuyo idioma oficial es el español y cuya cultura es la heredada de España. Esto se debió a un largo y sumamente complejo proceso de transculturación y contacto entre lenguas, que dio como resultado el surgimiento de diversas modalidades de la lengua española de este lado del Atlántico. Llamamos “español de América” a este conjunto de variedades(…) (Valdés, p. [25])

Más adelante, precisa el autor uno de los objetos de estudio, cito:“En fin, lo que se identifica como ?español de América’ o ?americano’ es un conjunto de modalidades que forman parte de una única lengua común a todos los que la hablan”.

Su recurrencia a la antropología general, y en especial a la cultural y dentro de esta última a la antropología lingüística, a causa de su enfoque lingüístico, también se hace explícito:

El objeto de estudio de esta última (antropología cultural) comprende la lingüística histórica, la lingüística descriptiva y la sociolingüística, disciplinas de la lingüística general de gran importancia para nuestro abordaje en la descripción del español americano. Así, la antropología física, la cultural y la arqueología nos ofrecen una rica información sobre los diversos componentes etnolingüísticos que se dieron cita en América (…) (Valdés, p. 26.)

El libro corresponde igualmente a un enfoque  intercultural, que comparte su autor con otros científicos (Klaus Zimmermann y Christine Bierback, Lenguaje y comunicación intercultural en el mundo hispánico, p. 9), cito: “(…) para quienes los estudios de contacto entre lenguas y de comunicación intercultural, aunque se desarrollan dentro del mismo proceso histórico, no deben ser considerados como idénticos (…)” (Valdés, p. 27.)

La obra se divide en tres capítulos, sin numerar, que se titulan: “La América precolombina y su hispanización” (p. 29-92); “La americanización de la lengua española” (p. 93-226) y “Características, diversidad y unidad de la lengua española en América” (pp. 227 – 372). Por demás, posee una “Adenda. Compendio Léxico utilizado a manera de ejemplo” (pp. 373-442); una rica “Bibliografía” constituida por algunos autores y obras nacionales, pero en su mayoría, por científicos y obras de procedencia internacional (pp. 443-484). Una nota brevísima “Sobre el autor” (p. 485), cierra el libro.

El segundo capítulo, “La americanización de la lengua española”, comienza con una breve introducción sobre “El legado indoamericano” y a continuación se refiere a las “Principales lenguas amerindias que enriquecieron el nivel léxico del español americano”, identificando estas, y dedicando a cada una otros tantos epígrafes: Aruaco insular; Lenguas caribes; Lenguas guaraníes y tupíes; Náhuatl; Maya; Quechua; Aimara; Mapuche o araucano. Después, introduce otros dos conceptos lingüísticos que utiliza para ahondar en su análisis, “Los conceptos de adstrato y sustrato en relación con el español americano”. Finalmente, plantea las “Conclusiones”, donde destaca la importancia del aruaco insular y su expansión en el continente, por ser el mejor conocido, por más tiempo usado, de parte de los conquistadores.

El modelo de análisis anteriormente descrito, lo utiliza en los epígrafes concernientes a: “El legado africano” (pp. 129-164), refiriéndose específicamente a el aporte árabe y bereber y el legado subsahariano; “El legado asiático”, que refiere a las lenguas china, japonesa, malaya y tagala y a las lenguas de la India; “El legado europeo no hispánico” donde incluye aportes de las lenguas germánica y portuguesa, la lengua francesa, la lengua italiana, la lengua inglesa y “El aporte de otras lenguas europeas no hispánicas”.

Este comentario intenta resaltar la extraordinaria riqueza que nos aporta la obra, el entrecruzamiento de “linajes lingüísticos” provenientes de todas partes del planeta que se asentaron en las Américas y dejaron una huella difícilmente reconocible para el ciudadano o ciudadana profanos, sin conocimiento ni autoridad sobre el tema; igualmente, nos señala la complejidad histórica y demográfica del llamado Nuevo Mundo.

Desearía incitar a otros especialistas a seguir sus líneas de estudio, en el posible encuadre de nuestra geografía local, para comprobar, ampliar y/o completar, esta maravillosa aventura en torno a la conformación e integración de la lengua española americana, de su significado cultural e histórico en cada caso de estudio.

 

NOTA:

 

El autor, y la obra sobre la que opino en este artículo, recibió el Premio a la Crítica Científico Técnica del año 2013, otorgado por el Instituto Cubano del Libro el 24 de octubre de los corrientes.

(1) moro, ra.(Del lat. Maurus). adj. Natural del África septentrional frontera a España. U. t. c. s. ||2. Perteneciente o relativo a esta parte de África. ||3. Que profesa la religión islámica. U. t. c. s. ||4. Se dice del musulmán que habitó en España desde el siglo VIII hasta el XV. U. t. c. s. ||5. Perteneciente o relativo a la España musulmana de aquel tiempo.  (Se copiaron solamente las primeras cinco acepciones de la palabra que aparecen en el Diccionario de la Real Academia Española.)


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