Icaic 60 años: que siga siendo un estado de gracia


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Fotos: Cortesía de la autora.

Como parte del programa teórico del 41 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano se realizó el panel «Convergencias, ¡6 décadas del Icaic!», en la Sala Yelín de la Casa del Festival, con la participación de los cineastas cubanos Manuel Herrera y Jorge Luis Sánchez, y el español Manuel Pérez Estremera.

Herrera, uno de los primeros cineastas formados dentro del Icaic, dio inicio al encuentro recordando y analizando los momentos de su arribo a la institución, en los años 60 en que era un adolescente; evocó la figura de Alfredo Guevara y resaltó la gran preocupación que siempre tuvo por los jóvenes hasta el final de sus días y su interés por elevar el gusto de la población por el cine, mediante, entre otros esfuerzos, el impulso de los cines clubes.

Narró cómo Julio García Espinosa tuvo la idea de que el grupo de jóvenes al que pertenecía Herrera —los cuales aspiraban a ser directores de cine—, pasaran por todos los departamentos del Icaic para que conocieran los pasos del proceso cinematográfico, apoyados en acciones docentes que desarrollaban todos los cineastas foráneos que visitaban el instituto y que eran en su mayoría notables artistas, como Andrzej Wajda, Agnes Vardá, Armand Gatti, entre otros.

También se refirió a los cines debates que se desarrollaban en el Icaic con todos los trabajadores, las discusiones que se llevaban a cabo en la biblioteca acerca de todo lo que pasaba en el país. «Era la época del quinquenio gris; se estaba luchando contra el dogmatismo en la cultura que era muy fuerte».

Explicó seguidamente que el Icaic había decidido ampliar la exhibición a filmes norteamericanos, ingleses, europeos y no solo del campo socialista, para continuar atrayendo al público a los cines; a la par se crearon programas de promoción cinematográfica como Historia del Cine y 24 por segundo, de gran aceptación y que iban modificando la apreciación del público hacia el buen cine.

Reconoció la importancia de la formación de un clima propicio para la creación, pero el Icaic se desarrolla en una situación muy delicada y existían contradicciones políticas dentro del propio instituto.

En cuanto a la producción documental aseguró: «Nosotros teníamos que hacer documentales didácticos, era una premisa indiscutible, pero ¿cómo lo hacíamos? Era un momento en que el arte y la literatura en Cuba estaban en total trasformación, entonces discutíamos mucho cómo lograr hacer un cine que constituyera una obra de arte con una nueva relación con la realidad».

Jorge Luis Sánchez centró su intervención en la experiencia de su generación, los jóvenes cineastas que fueron formados con la Revolución.

«Yo creo que yo viví en un estado de gracia; entro al Icaic a principios del año 80, voy a intentar hablar no solo de mí sino de mi generación. Empezamos a trabajar como asistentes de todas las especialidades y a hacer nuestras películas, nuestros documentales, por la noche, gracias a Julio García Espinosa».

Analizó que este estado de gracia se acabó con la crisis económica de los años 90 pero que aunque con una producción deprimida se ha continuado haciendo cine; «gracias al Icaic se ha seguido haciendo cine; el estado cubano subsidia la producción de cine cubano y yo he hecho películas caras y estoy orgulloso de ese Icaic, eso es un valor, y hay que ser agradecido».

En estos momentos hacen falta los artistas, porque el arte se adelanta (…) pero también el arte necesita de dirigentes, hay quien no cree en las instituciones, yo sí creo en las instituciones cuando el arte está en el centro del deber.

Concluyó que en la actualidad «se abre una nueva ventana en el Icaic, creo que viene la primera gran revolución por renovación con el Decreto Ley 373, del creador audiovisual y cinematográfico, pero viene un desafío muy grande porque son varias las generaciones de cineastas que necesitan expresarse».

Destacó entonces que este hecho propiciará una mayor diversidad en el cine cubano, «aunque me preocupa porque empiezo a ver atisbos de un cine comercial en su peor factura, porque ellos nos enseñaron a hacer un cine donde el hombre es el centro», y consideró que para lograrlo es imprescindible la superación constante, «reconocernos como cineastas, ganar los espacios que hemos perdido donde nos encontremos como generación y podamos intercambiar (…) el cine necesita pensamiento».

Al final de su intervención declaró que había que empeñarse en: «Que el arte esté donde tiene que estar, acompañando a este país, que le hace mucha falta, olfateando lo que va a venir, olfateando lo que pasó pero que está presente. El Icaic es un estado de gracia en el cual no me arrepiento de haber vivido».

Pérez Estremera es un profesional del cine y la televisión, director, productor, ha estado muy vinculado al cine cubano y latinoamericano y es reconocido por su contribución decisiva al desarrollo y consolidación del cine iberoamericano.

Rememoró los inicios de sus relaciones con el Icaic y con los cineastas cubanos y comentó que en los años 80, cuando trabajaba en la TVE propone que ese canal tuviera una proyección hacia América Latina y establece contactos también con la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños y con la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano; a partir de ese momento comienza un proceso de colaboración y coproducciones favor del cine cubano.

Sus relaciones con la isla y su cinematografía no han cesado nunca. «El Icaic ha acabado siendo mi casa y tengo aquí amigos del alma. El Icaic ha sido muy importante para Cuba y para Latinoamérica porque ha sido un punto de referencia».

Los panelistas coincidieron en la urgencia de la renovación y los cambios en el Icaic y en las instituciones a él asociados, teniendo en cuanta las transformaciones que han ocurrido en el país, en la tecnología, en la visión de los cineastas y en otros aspectos que inciden en la producción cinematográfica.

Manuel Herrera advirtió que su sentimiento no es de añoranza por el pasado del Icaic, sino de orgullo; «creo muy firmemente que el cine en general está cambiando y que el Icaic tiene que cambiar, pero además me siento muy tranquilo porque veo que están sucediendo trasnformaciones que no se divorcian del pasado».

Antes de concluir el encuentro fue presentado y obsequiado a los presentes el libro Homenaje al aniversario 60 del ICAIC, una publicación de Ediciones Nuevo Cine Latinoamericano, que reúne en sus páginas las intervenciones de Graziella Pogolotti, Iván Giroud, Manuel Pérez, Rebeca Chávez e Ignacio Ramonet, en el encuentro teórico realizado en el mes de marzo, a raíz del aniversario 60 del Icaic, para rememorar la historia de la institución en esos años. El libro incluye además una entrevista realizada por Iván Giroud y Luciano Castillo a dos fundadores del Icaic, colaboradores cercanos a Alfredo Guevara.


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