A Francisco Covarrubias: El Caricato mayor


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Cuentan que el día que Francisco Covarrubias hizo su debut en las tablas del capitalino teatro “El Circo” toda su familia, se vistió de luto cerrado.

Este carácter de tragedia respondía al desacuerdo de su familia con esta vocación expresada por Covarrubias quien, a los 25 años de edad, abandonaba una prometedora carrera como médico para dedicarse al teatro.

Enhorabuena para la cultura cubana pues no solo nacía este extraordinario actor, el mejor de su época, sino también, con su impronta surgía el verdadero teatro cubano.

Así se establece Francisco Covarrubias, como uno de los creadores que más aportó a la escena cubana del siglo XX, la figura más emblemática del teatro de la nación, autor de obras teatrales con un profundo matiz criollista, por lo cual es considerado iniciador del teatro vernáculo en Cuba y también del costumbrismo en la Literatura cubana.

El quehacer de Covarrubias dentro de la escena cubana tuvo la bondad de originar el teatro popular una característica que más tarde sentó las bases para una forma de hacer asumida por muchos artistas, desde aquellos saineteros del siglo XIX hasta los más geniales creadores contemporáneos

Su legado atesora aportes como la introducción de personajes populares, el campesino y el negro, fue escritor y creador de obras teatrales y dentro de ellas resultó significativo la introducción de melodiosas y canciones, muchas de las cuales tuvieron fuerte impacto en el público alcanzando gran popularidad. Cuentan que las canciones de las puestas en escena de Covarrubias se hacían famosas y se repetían de pueblo en pueblo en calles y sitios de diversión.

Al quehacer de este artista cubano se suma haber nutrido a la escena de un diálogo a tono con el nuevo contexto estético e histórico social, proponiendo un teatro donde las capacidades histriónicas adquirieron más relevancia con el diseño de personajes tipos, y la creación de situaciones dentro de la trama que respondían a costumbres de la época. Otra de las características dentro de su propuesta teatral fue el humor llevado a las tablas mediante la sátira y la parodia, sobre todo la política.

Pero a Covarrubias también se le atribuye la incursión de la presencia de la música como parte fundamental de la trama teatral atendiendo al carácter nacionalista de la misma, por lo cual también es catalogado muy notable en la historia de la música de cuba siendo uno de los iniciadores del teatro musical cubano.

A Covarrubias debemos decenas de títulos tan sugerentes como “Las tertulias de la Habana”, “La feria de Carraguo “, “El gracioso sofocado”, “No hay amor sin dinero” y “El forro del catre”, entre otras obras.

Dentro de su quehacer, escenas tipos, ambientes, con esa connotación costumbrista que expresan marcados tonos de comicidad, típico del cubano, sainetes que aún se reflejan en algunas sensibilidades dramáticas de las décadas del 30 y el 40, seguidores de esa galería de tipos populares, que, según expertos, es de donde el teatro vernáculo.

Autor de más de veinte obras costumbristas, el padre del teatro cubano Francisco Covarrubias, agasajado por los críticos de la época quienes elogiaron sus producciones, murió olvidado el 22 de junio de 1850 en la Habana con 75 años de edad, aun con una brillante carrera.

Actualmente existe una tarja dedicada a su memoria en el Teatro Nacional de Cuba y una de las salas del recinto lleva el nombre de este actor y dramaturgo, sin embargo, ante un artista de tanta valía sería necesario repensar su Homenaje constante con acciones y remembranzas que expresen eternamente la significación de la doctrina de este maestro considerado por el Arte y la Cultura cubanas como el caricato mayor.


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