Fondo Cubano de Bienes Culturales: industrias para el sostén de la espiritualidad insular (I)


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Vale la pena reflexionar en torno a un tema poco debatido, escasamente conocido y estrechamente relacionado con las ferias de artesanía artística y utilitaria organizadas por el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC): las industrias culturales, las cuales garantizan la creación de productos cuyo mercadeo nacional e internacional, amén de sus aportaciones a la economía,  resultan imprescindibles para el financiamiento de los programas y proyectos que están en función del desarrollo cultural.

Junto con Artex; la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem); Génesis Galerías; y Tecnoescena; el FCBC es una de las entidades pertenecientes al Ministerio de Cultura (Mincult), que mayores logros registra en el desarrollo y funcionamiento de las industrias culturales, éxitos alcanzados —entre determinadas depresiones productivas— durante un período de casi dos años signado por las limitaciones de recursos de todo tipo, sobre todo de materias primas, fundamentalmente debido a las adversas consecuencias derivadas de la proliferación de la pandemia de la Covid-19, que prácticamente paralizó a una importante zona de la economía insular; además del recrudecimiento del bloqueo impuesto a Cuba durante más de seis décadas por el gobierno de los Estados Unidos, y la aplicación de la Tarea Ordenamiento.

A pesar de esta situación, el FCB presenta significativos cumplimientos de los encargos estatales y en la ejecución de obras priorizadas por el Mincult y el Gobierno, gestión en la que se observa una cuidadosa preservación del Patrimonio cultural, en tanto la mayoría de los artesanos artistas pertenecientes a esta institución han reinventado sus respectivos desempeños, sobre todo a través de innovaciones e inventivas que propicien sostener la calidad y utilidad de sus creaciones, muchas de las cuales coadyuvan a compensar las ausencias en las demandas actualmente existentes en el mercado interno. Asimismo, hay que reconocer a los muchísimos artesanos artistas que durante las peores etapas de la propagación del Nuevo Coronavirus se ofrecieron para confeccionar nasobucos, conjuntos sanitarios y sobre-batas, tan necesarios en los centros hospitalarios.

Esta empresa con más de cuatro décadas de creada, ha sabido conjugar, de manera orgánica y eficiente, su doble misión económica y cultural, a la vez que representa, promueve y comercializa, nacional e internacionalmente, las obras de los creadores de las artes plásticas y las artes aplicadas —y sus servicios asociados de diseño— con un reconocido sello de calidad que jerarquiza el valor estético.

Son numerosas las medidas adoptadas por esta institución para sostener importantes provechos en el trabajo de las industrias culturales y que repercuten directamente en beneficio de la educación estética de la población, y su estimable aporte como empresa generadora de ingresos económicos para el mantenimiento del sistema total de la Cultura.

Entre estas se destaca un método de dirección que parte de la premisa de la unidad: entre directivos y trabajadores de la empresa, quienes asimismo sostienen estrechos vínculos con los artistas, no solo como entes encargados de la orientación y control,  sino con un diseño de interrelación que se erige sobre la base de las conexiones humanas. “La razón de ser del FCBC son sus creadores”, afirma Arturo Valdés Curbeira, el director general.

En ese interés, sobre todo, radica el éxito de una firma que incesantemente busca mecanismos insertados en la modernidad empresarial, en concordancia con el estudio de experiencias nacionales y extranjeras que posibiliten hacer rentable la creación artística sin perder la esencia que la define como portadora de cubanidad y hondo sentido de arraigo a los valores patrimoniales que identifican la cultura insular.

Con ese fin igualmente promueve el apego y uso de la ciencia y la técnica, a fin de garantizar notables resultados en la eficiencia, la calidad y la innovación, posibles de corroborar en la casi totalidad de los productos que se venden en las redes de tiendas establecidas por el FCBC a lo largo y ancho del país, incluyendo los más importantes polos turísticos, así como en las esperadas ferias de Arte para Mamá, Arte para Papá, Arte en la Rampa y la prestigiosa Feria Internacional de Artesanía (Fiart), considerada como el gran showroom de la artesanía cubana, entre otros eventos comerciales.

Muy potenciado en esta institución  es la sustitución de importaciones, tema recurrente en todas las reuniones y debates con los artesanos artistas, y en cuya solución se han ideado fórmulas muy eficaces que tienen que ver con las llamadas “alianzas productivas” con otras empresas nacionales, asunto sobre el que antes de la llegada de la pandemia de la Covid-19 se habían obtenido alentadores resultados y sobre el que se precisa enfrentar insuficiencias que aún persisten y cuya implementación de alguna manera pudiera contribuir a la rebaja de los precios de los productos destinados a la población.

“Toda acción comercial del FCBC debe constituir una acción cultural para lo cual debemos tejer alianzas con otras instituciones del Ministerio de Cultura y tenemos que movilizar nuestros recursos en función de la política cultural, apoyar al resto de las instituciones en la realización de los eventos, como por ejemplo  la Feria Internacional del Libro”, ha enfatizado Curbeira.

Para la dirección de esta empresa y sus dependencias en todo el país existe conocimiento —que frisa en la pena—, de que el Talón de Aquiles de las ofertas que los creadores ponen a disposición de los cubanos continúa siendo su elevado precio, un problema que no depende de la buena voluntad de los directivos ni de los artífices, sino que está en correspondencia con los elevados niveles de inflación actualmente existentes en casi todo el mundo, otro flagelo que tiene que ver con el bolsillo de cada individuo y del que Cuba no está exento. Vale apuntar que la adquisición de materias primas reclama de los creadores elevadas inversiones; amén de que muchas no existen entre los artículos que se expenden en las tiendas nacionales, incluso en las de moneda libremente convertible, por lo que se hace necesario adquirirlas en el exterior.

Sin embargo, a pesar de esas limitaciones, la mayoría de estas producciones se venden en volúmenes de pesos cubanos mucho menores que las comercializadas en la red de ventas particulares o de cuentapropistas.

Para coadyuvar a resolver este problema, el FCBC creó el  Grupo de Nuevos Negocios, con sede en todas las provincias, el cual se encarga de tramitar las operaciones de exportación e importación mediante formas de gestión no estatal, con la participación directa de los creadores, facultad que fue establecida en la Resolución 315 del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, la cual incluyó a esta entidad entre las 37 acreditadas en Cuba para ejercer este programa.


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