Si Fátima de la Caridad Patterson puede mirarse ahora en este Premio, que lo haga como quien se asoma a ese espejo que ella misma ha pulido una y otra vez en cada nueva función. Este premio se llama también Santiago de Cuba, es la ciudad que la refleja para que ahora todos la contemplemos, unida de modo definitivo a ese sitio que vibra con música propia como un corazón de Cuba que impulsa con su sangre todo el país.

Con estas palabras, colofón del Elogio que el poeta, dramaturgo y narrador Norge Espinosa dedicara a Fátima Patterson en la tarde de ayer domingo 22 de enero, Día del Teatro Cubano, se selló el pacto definitivo de esta recia mujer de la escena santiaguera y de Cuba toda con el teatro de la Isla: recibir de manos de Abel Prieto, Ministro de Cultura, el Premio Nacional de Teatro 2017 por la obra de toda la vida.

Nerviosa y feliz, como ella misma confesara en sus palabras de agradecimiento por la entrega del más alto galardón instituido por las Artes Escénicas cubanas, acudió a la cita en la Sala Teatro Abelardo Estorino del Ministerio de Cultura, con la humildad y pasión de vida que la hacen única; la mujer que artistas y público reconocemos y reverenciamos, Fátima de Macubá, de Santiago, de Cuba y el Caribe.
Junto a un auditorio desbordado disfrutó de una gala de premiación devenida en exquisito espectáculo, matizado por la presencia de jóvenes talentosos actores y músicos quienes bajo la dirección del destacado director de Teatro de la Luna, Raúl Martín, actuaron —¿gozaron?— textos de Eugenio Hernández Espinosa, Virgilio Piñera, Abilio Estévez y Alberto Pedro. Monse Duany, Yaikenis Rojas, Mailyn Castillo y George Abreu, junto al consagrado actor Rolando Núñez, brindaron a la premiada un homenaje a su altura, cubanísimo, enjundioso y  pleno de altura poética.

Carlos Celdrán, Presidente del Jurado del Premio Nacional de Teatro 2017, dio lectura al acta que también suscribieron los maestros René Fernández Santana, Gerardo Fulleda Léon, Corina Mestre y Nieves Laferté, donde se fundamenta el otorgamiento “por el conjunto y la relevancia de una obra creadora que parte del conocimiento e investigación de las raíces propias de nuestra identidad, generada por nuestra tradición popular, donde se funden la labor social inmanente y la connotación artística que le es propia”. Además, fueron nominados los teatristas Zenén Calero, Dagoberto Gaínza, Armando Morales y Rubén Darío Salazar.
El reconocimiento a Fátima Patterson es aplaudido por el gremio teatral. Mujer afincada en su terruño, fiel a ancestrales tradiciones que ha sabido reelaborar en sus discursos para la escena, oído atento, investigadora de historias de vida, de esas que por tan locales aun no constan como literatura recogida en manuales y libros, promotora natural de la oralidad y la defensa del espacio que merecen los más sencillos, los que aparentemente no poseen grandes relatos que contar. Ahí están para demostrar su grandeza los 25 años de ejemplar ejecutoria del Estudio Teatral Macubá que lidera en su natal Santiago, sus textos e incursiones en las tablas como actriz y directora, su implicación hasta la raíz en ese mundo otro que la escena propone. Bella Fátima, madre de todos.
Ella habló del sentimiento que la embarga al pensar en sus compañeros y de las muchas batallas libradas desde allá, el “lejano oriente”, donde las palmas son más altas y las lomas más empinadas, y a pesar de ello se sube y baja detrás de la Conga de los Hoyos o la Tumba Francesa; y desde allí poder dar voz a los que no la habían tenido, dar forma a lo que se había desdibujado, pasear el orgullo de ser mujer, pobre y negra, al igual que muchos de los personajes que he interpretado, que he construido por todos los lugares que me fueron permitidos. Me siento orgullosa y feliz por haber nacido en la tierra donde vivieron Mariana y Maffifa, donde nació Maceo, de haber vivido este tiempo que me ha tocado de manera activa, acompañando a mi país y a mi gente en los momentos difíciles y disfrutando los más felices. Soy cubana y santiaguera, sí.
La tarde de este domingo fue un jolgorio colectivo, una celebración merecida que albergó también la ceremonia de cancelación de varias emisiones de sellos conmemorativos al Día del Teatro Cubano. Imágenes de Raquel y Vicente Revuelta, Roberto Blanco, Argos Teatro, el Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, el Teatro Lírico Nacional, y una Hoja Filatélica sobre los Sucesos del Teatro Villanueva, acaecidos en enero de 1869 y que marcan indiscutiblemente la senda conjunta del teatro y la nación, ya tienen una imagen impresa para la posteridad, la circulación postal y el coleccionismo filatélico.

¡Que viva la tierra que produce la caña…!, será siempre nuestro clamor, el de aquellos actores que valientemente se pronunciaron ante los voluntarios españoles; el nuestro, que hacemos teatro por y para la cultura de una Isla libre y portentosamente teatral.

Periodista: Mónica Alfonso, CUBARTE