Elpidio Valdés, ícono de la cultura cubana


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Elpidio Valdés es un personaje de cómic creado en 1970 por el ilustrador Juan Padrón (1947-2020) y representa a un oficial mambí del Ejército Libertador en la guerra independentista de 1895. Más allá de su esencia ficticia, para los cubanos de cualquier generación, además, propugna un código de valores como representación visual del ideal cubano en búsqueda de la autonomía soñada como Estado soberano.

Heredero de la tradición historietística nacional comenzada a finales del siglo XIX, el personaje se inserta en el panorama de la cultura cubana como ícono de los deseos de independencia nacional e intransigencia revolucionaria. La investigadora Joanne C. Elvy así lo considera cuando dice que:

Cuando se trata de historias nacionales dentro de la memoria popular de un individuo, en el imaginario cubano viene a la mente el personaje de Juan Padrón, Elpidio Valdés, un oficial mambí del Ejército Libertador de 1895. Para los cubanos de cualquier edad, el personaje de Elpidio es a la vez fantasía y realidad, héroe y patriota que propugna un código de valores como representante visual del ideal cubano en búsqueda de su soñada autonomía como estado soberano (…) Pero al mismo tiempo, Elpidio y sus leales compañeros reflejan el ingenio, la camaradería y la integridad del pueblo cubano a lo largo de su dilatada historia[1].

Víctor Casaus, al prologar Elpidio Valdés, los inicios, señalaba que: Elpidio es un ícono de nuestra cultura, no abundan los personajes, historias o acciones que puedan merecer ese honroso calificativo[2].

Sin dudas, solamente su representación, fuera incluso del formato cómic, transmite una manera de hacer y decir con respecto al conflicto independentista decimonónico que, traducido en la realidad vivida por su autor y los lectores, se traspola al proceso político iniciado en 1959.

 Se ha dicho que Juan Padrón, al elegir el nombre de su personaje, acude al título de uno de los textos más importantes escritos por Félix Varela, Cartas a Elpidio, lo que espiritualmente ubica a este mambí frente a una figura determinante de un momento épico: el surgimiento de la consciencia sobre la soberanía de un país, frente a las pretensiones imperiales de otro. La razón de su apellido, Valdés, es tomado de una de las novelas más importante del siglo XIX cubano, Cecilia Valdés, símbolo de la resistencia y el antiesclavismo de los criollos en una sociedad tóxica.

 Otro detalle con respecto a la conformación del personaje, en este caso el cómo será, que varias veces refirió el autor en diferentes entrevistas, es la elección de los dos textos en los que se inspiró para escribir la mayoría de las aventuras: Relatos de la Guerra, de José Miró Argenter, pero sobre todo Mis primero 30 años, de Manuel Piedra Martel, miembro de la escolta de Masó, ayudante de campo de Antonio Maceo y uno de los últimos hombres que habló con José Martí, el 18 de mayo de 1895.

A lo largo de su historia, Elpidio, va modificando su imagen de personaje de cómic y comienza a transformarse en un vocero del proceso revolucionario.

Su presencia como entidad en Cuba, supera la función de mero producto cultural y lo convierte en un elemento icónico en la cultura de masas nacional; como mambí, o sea, en su rol de Coronel del Ejército Libertador, se sitúa a la altura de una figura histórica real como Máximo Gómez o Antonio Maceo, representando lo esencial de la identidad cubana respecto a su independencia como nación, tanto en el ayer, como en el futuro. Y, como criollo nacido en la Tregua Fecunda, también se mitifica y representa todo lo que significa el ser cubano que se va conformando a lo largo del siglo XIX. Esa es su primera gran valía.

Padrón, refiriéndose a esto, mencionaba en una entrevista:

Me han hecho anécdotas, que pueden ser leyendas, no sé, de que en un examen de Historia un niño, a la pregunta que le hacían de que mencionara el nombre de algún líder cubano en la guerra, el niño puso junto con Maceo, a Elpidio Valdés. Eso muestra de que está vivo en la gente que lo quiere. Yo no sé si eso tiene que ver con cómo ha influido el personaje de Elpidio en el imaginario popular sobre la guerra de independencia, lo que si te puedo decir es que Elpidio Valdés y su tropa de mambises son vistos por muchos niños, incluso por adultos como si fueran reales, como si fueran de verdad mambises que lucharon en la guerra[3].

Si bien el personaje mantuvo una línea inalterable en cuanto a su desenvolvimiento como mambí en los primeros momentos, poco a poco, su papel como mero protagonista de una aventura, va girándose hacia un catalizador de la realidad nacional. Sobre todo durante los duros años del Periodo Especial; cuando se trata de lidiar con la escasez que se afronta cada día, pasa a ser el símbolo de la resistencia nacional. Es aquí cuando Padrón reinventa la interpretación de Elpidio y lo convierte, desde el trasfondo semiótico, en un cubano más frente a las embestidas socio-económicas que enfrenta el país.

Por eso creemos que analizar esta faceta, ejemplificando con los propios cómics, es tan importante. Para ello utilizaremos concretamente los volúmenes Elpidio Valdés, los inicios y Aventuras de Elpidio Valdés. Ambos cuadernos de Juan Padrón.

Del primer volumen utilizaremos dos historias que reflejan el carácter puramente humorístico (ni tan siquiera histórico) de los inicios de Elpidio.

En Elpidio Valdés contra Gun MarkeCoa. (1970) los patriotas cubanos compran rifles Winchester de repetición (error histórico, ya que ellos compraban fusiles de de un tiro como los Rémington) en New Orleáns, USA. Sin embargo, la historia se convierte en una aventura del Oeste, donde convergen secuestros, intrigas y cambio de identidades. Captamos en este cómic la influencia que se tenía aún en nuestro país los consumidos en los años 30 y 40 sobre el “Viejo Oeste” y estamos ante un Elpidio combatiendo codo a codo con un indio apache, contra los clásicos bandidos del Oeste, rubios, pañuelos sobre la boca y revólveres humeantes. Es probable que sea este el cómic más dinámico de todos los de este mambí, pues al ser una aventura de esta corriente creadora, cada página está cargada de una expresividad fabulosa, sobre todo la relación que se establece entre Elpidio y “Ojo de Puma”, el apache que acompaña al protagonista durante la aventura.

Sin embargo, es un año después, cuando se publica lo que consideramos el cómic más fantástico de la serie del General mambí Elpidio Valdés contra los zernis (1972). Esta es sencillamente una historia de ciencia ficción, inspirada en la forma de escribir de Edgar Rice Burnoughs[4], donde el mambí vive un viaje fantástico a un planeta que se encuentra en una lucha independentista. Elpidio transmite sus conocimientos sobre el uso del machete y otras técnicas combativas del Ejército Libertador. Lo que es importante observar a la hora de realizar un análisis más allá de lo narrativo, es el contexto histórico donde se produce este cómic. Desde esa perspectiva captamos el espíritu de la solidaridad internacional a partir de la inclusión de Cuba en el CAME en ese mismo año.

El otro volumen del que tomaremos algunas historietas para seguir ilustrando esta idea, Aventuras[5], es donde la combinación de la guerra independentista, junto a elementos subjetivos relacionados con la resistencia y la memoria nacional, convierten el pasado en una experiencia humana compartida para recordarnos donde hemos estado y lo que podemos imaginar. Es, para ser una obra contemporánea a Los inicios, una manera diferente de contar a Elpidio

 El enfrentamiento con los EU, se representa en La expedición, segundo cómic del álbum. Aquí Elpidio se enfrenta a un capitán de barco estadounidense que, tras venderle unas armas a los mambises, delata la expedición de regreso a Cuba. Aparte de la cantidad de peripecias (visita a Jamaica, intentos de asesinatos y todo lo demás que caracteriza al humor de Padrón) se representa la constante de las relaciones de Cuba con EUA: intervención de estos en nuestros problemas internos.

Aparte de Elpidio y sus historias propiamente bélicas, hay una en este volumen que llama la atención por su carga emotiva “Elpidio Valdés contra los rayadillos”, donde se subraya la profundidad de un personaje vital en estas historias: María Silvia, su compañera de combates y de la vida. En este cómic se trabaja en la caracterización de ella como arquetipo femenino de fuerza y convicción, convirtiéndose en representante de la participación de la mujer cubana en el proceso revolucionario.

  A esto se le suma su activa participación como luchadora por la libertad y su personal interés por Elpidio, pero en este caso su representación no va encaminada a su habilidad para cocinar o limpia, sino que está sujeta más bien en no contar una historia d fantasía (en todo el cómic solo hay un pequeño abrazo entre ellos). Aparecen más tiempo en combate, que flirteando, lo cual nos envía un mensaje sobre su identificación con el deber cubano, implicando la mezcla mitológica entre cubanidad y patria. Por lo que la audiencia cubana asume normal que Elpidio y María Silvia tengan como principal motivación la emancipación nacional.

Con estas escenas históricas y un profundo análisis de la realidad histórica de finales del siglo XIX. Estos libros se mueven en la cuerda de la recreación de hechos de la última guerra anticolonial, imbricados y sobre todo bien relacionados con el proceso revolucionario que comenzó en 1959. Y han servido para fortalecer la identidad de los jóvenes cubanos. Estos comics son también reflejo de un momento y sobre todo de un proceso que ha sido fundamental si se desea estudiar la realidad cubana de los últimos tiempos.


[1]C. Elvy, Joanne. Elpidio Valdés. Un espejo de nacionalismo, identidad y memoria histórica en Cuba. En: Revista latinoamericana de Estudios sobre la Historieta (Volumen 9, No 30). Editorial Pablo de la Torriente, La Habana, 2008. Pág. 61.

[2]Casaus, Víctor. Elpidio Valdés, los orígenes. Ediciones La Memoria. La Habana, 2017. Pág. 9.

[3] Alonso Venereo, Ricardo. Juan Padrón, un clásico de la historieta. En: Periódico Granma. Edición del 7 de febrero del 2018. Pág. 13.

[4] Famoso escritor estadounidense del género fantástico. Célebre, entre otras cosas, por la creación del mundialmente famoso Tarzán

[5] Aunque publicado originalmente en 1979, se le realizan una serie de reimpresiones contabilizándose hasta seis, esta última en el 2004.


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