El público cubano no olvida a María de los Ángeles Santana


el-publico-cubano-no-olvida-a-maria-de-los-angeles-santana

Un día como hoy, hace ya 106 años, nació en La Habana María de los Ángeles Santana, una soberbia actriz que para unas generaciones es la eterna Remigia de «San Nicolás del Peladero», y para otras la Amparo de Una casa colonial, escrita para ella por el maestro Nicolás Dorr.

Y es que María de los Ángeles Santana Soravilla, fue una actriz completa: cantaba con una hermosa voz de soprano; bailaba con elegancia, y actuaba de una manera extraordinaria en cualquiera de los medios, pues intervino en el teatro, el cine, la televisión y la radio, durante varias décadas desde que debutara en el cine en 1930. 

En 1938 fue parte del elenco de las cintas Sucedió en La Habana y El romance del palmar, dirigidos por Ramón Peón García, y al año siguiente trabajó en Mi tía de América, Estampas habaneras y Cancionero cubano, dirigido este por Jaime Salvador.

 

Otro artista cubano glorioso, Ernesto Lecuona, fue un apoyo decisivo en su carrera, pues de él la Santana estrenó varios temas que de inmediato constituyeron éxitos populares y alcanzaron gran fama.

Su trayectoria internacional es riquísima; triunfó en México, tanto en el teatro como en el cine, en este caso junto a celebridades cinematográficas aztecas como Jorge Negrete, Pedro Infante y Mario Moreno (Cantinflas); en la década del 40 debutó en Estados Unidos en salas de teatros y conciertos y su triunfo en España fue meteórico.

 

El 9 de febrero de 1950   debutó en el capitalino teatro Madrid, como protagonista de la revista Tentación, de Antonio y Manuel Paso, con música de Daniel Montorio; este espectáculo se mantuvo en cartelera cuatro años hasta alcanzar las dos mil ochocientas setenta y cuatro funciones.

Posteriormente actuó en el Teatro Olimpia de Paris, en un espectáculo de variedades, donde alternó con figuras como Josephine Baker, Maurice Chevalier y María Félix. 

Regresó a Cuba, a finales de los 50, continuó incursionando en la televisión y ofreció recitales y conciertos; filmó películas junto a Rita Montaner e hizo temporadas de comedias con Mario Martínez Casado.

Se presentó en casi todos los teatros cubanos, entre ellos en el emblemático Coliseo de las cien puertas, el Martí, con obras de los más importantes dramaturgos y libretistas de la etapa republicana, entre ellos Agustín Rodríguez, Carlos Robreño, Francisco Meluzá Otero, Federico Villoch y Jorge Anckermann, de estos últimos protagonizó la célebre La isla de las cotorras, y más tarde se desempeñó en piezas del teatrista Rubén Vigón, en la sala Arlequín.

Tuvo una trayectoria destacada también en la radio cubana en la que había debutado en el año 1940 en la emisora CMQ; fue fundadora de la televisión cubana, en la que tuvo actuaciones memorables en programas musicales y humorísticos, series, novelas y programas. 

En junio de 1987, interpretó un papel secundario en la zarzuela María la O, adaptado especialmente para ella por Nicolás Dorr, y en 1989 presentó esta obra en Madrid, en funciones en que fue ovacionada por el público que todavía recordaba su virtuoso paso por las escenas españolas.

Pero la Santana se mantuvo trabajando a pesar del tiempo; Dorr le escribió en 1993 A toda prueba, basada en su largo matrimonio con el también actor Julio Vega, la cual fue presentada en La Habana, Santiago de Cuba, Matanzas y Cienfuegos. Al siguiente año, el mismo director la selecciona para   Ocaña, fuego infinito, de Andrés Ruiz, que se presenta en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, y en 1999, Dorr le dedica Vivir con mamá, estrenada en el teatro Mella.  

Fue una de las más importantes vedettes cubanas; su gran versatilidad, dominio escénico, su voz inconfundible potente cuando era necesario y de una dulzura inconmensurable si su personaje la requería, sedujeron al público cubano que la admira y recuerda.

De una sencillez y espontaneidad a prueba de cualquier circunstancia, a pesar de poseer una carrera internacional impresionante, con una sonrisa siempre en los labios y una mirada limpia y burlona a la vez, María de los Ángeles Santana unió su belleza, talento profesional y carisma a una aguda inteligencia que se puso de manifiesto en las múltiples entrevistas que le hicieron diferentes medios de comunicación.

María de los Ángeles Santana falleció en La Habana el 7 de febrero de 2011, a la edad de 96 años; su historia exitosa en el teatro, el cine, la televisión y la radio, le fue recompensada con los premios nacionales de Teatro, 2001; de Televisión, 2003 y de Humorismo, 2005, y con el amor perpetuo del público cubano que nunca olvida a sus buenos artistas, sobre todo si lo hacen reír y en eso la Santana siempre se llevó los laureles.  


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte