El poeta que es Alberto Marrero


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Desde el proceso del IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), Alberto Marrero Fernández es el presidente de la Asociación de Escritores, una de las cinco que integra la Unión.

Poeta multipremiado, con una obra reconocida, al que le sobran méritos literarios y humanos diversos para dirigir la vanguardia de las letras cubanas. En esta ocasión, en que celebramos la Jornada por la cultura cubana, accede a la solicitud de Cubarte para compartir sus reflexiones.

Marrero, muchas gracias por conceder esta entrevista al periódico Cubarte. ¿En qué momento se encuentra la Asociación de Escritores de la UNEAC?

Pese a las difíciles circunstancias y limitaciones que nos impuso la pandemia del nuevo coronavirus, la Asociación de Escritores de la Uneac mantiene el diálogo con las instituciones culturales afines a la naturaleza y contenido de los planteamientos y acuerdos de los escritores en el IX Congreso, en especial con el Instituto Cubano del Libro y la Biblioteca Nacional José Martí.  Como resultado de estos encuentros, hemos elaborado un primer acercamiento a las posibles respuestas, algunas de los cuales ya se ejecutan y otras se encuentran identificadas para su materialización a mediano o largo alcance. 

El nuevo escenario nos ha obligado a buscar constantemente alternativas para desarrollar nuestra labor. Una de ellas ha sido la realización de eventos, homenajes y otras actividades en el espacio virtual. Nunca antes lo habíamos hecho con tanta energía, a pesar de las dificultades de la conexión y limitaciones de carácter técnico.

Terminaremos el año con los premios literarios que convoca la Asociación, que este año se amplió a la modalidad de envío por correo digital. La respuesta de los autores ha sido una verdadera avalancha de obras. Ahora les toca a los jurados discernir y premiar lo mejor. También trabajamos en la proyección del trabajo para el 2021.

En la cultura cubana la poesía ha ocupado siempre un papel relevante. La poética de nuestro país en los siglos XIX y XX fue un referente dentro de las letras hispanoamericanas. ¿Qué consideraciones merece la poesía cubana del siglo XXI?

La poesía cubana es de una riqueza paradigmática. La historia espiritual de Cuba se puede seguir a través de sus poetas. Esto lo he dicho en otras entrevistas con orgullo y sin chovinismo de ninguna clase.

En la actualidad, presenciamos una diversidad de poéticas que conviven entre sí. Varias generaciones escriben al unísono, incluso algunos poetas de la del cincuenta todavía se mantienen creando, a pasar de que todos rebasan los ochenta años. Las generaciones que le sigue se mantienen también activas. Otro rasgo importante es que esta diversidad se extiende a todos los confines de la isla.

Vivimos tiempos de fusión, mestizaje, hibridez, donde las fronteras de los géneros literarios se difuminan. Los poetas toman de aquí y de allá, son líricos o conversacionales, mesurados y a veces irreverentes, experimentales o tradicionales, directos o metafóricos, intertextuales, urbanos o no urbanos, realistas o de un insondable simbolismo. Abundan las estéticas grupales, y eso es normal. El poeta y ensayista mexicano Octavio Paz escribió que “la tradición de la poesía moderna es una tradición de rupturas sucesivas, aunque siempre acompañadas de conjunciones, confluencias y restauraciones”.

La pandemia de la Covid-19 le ha cambiado la vida a la humanidad. ¿Cómo ha sido para los poetas cubanos?

La pandemia nos ha cambiado la vida a todos. Nadie ha escapado del aislamiento social, del peligro de contagiarse si no se respetan los protocolos, de la añoranza por la familia, de las tensiones que provoca un largo encierro. Las reglas de la convivencia son otras. El poeta es un ser de sensibilidad exacerbada, por lo que de seguro tendrá su propia mirada sobre esta época. Pero la poesía no es un periódico de noticias inmediatas; ella requiere de una larga incubación, cuyos frutos se verán más adelante. 

¿Qué está escribiendo hoy el poeta Marrero, qué publicaciones tendremos de inmediato?

Escribo mi tercera novela y a la vez retoco (una y mil veces) un poemario. Mi publicación más inmediata debe ser la novela Agua de paraíso, que obtuvo el Premio de novela Alejo Carpentier en el 2019 y todavía no ha sido impresa.

Ud. presidió la comisión de los Estatutos de la UNEAC en el proceso del IX Congreso. ¿Experiencias, congratulaciones, insatisfacciones?

Del IX Congreso de la Uneac tengo gratas experiencias y también insatisfacciones. Lo grato lo asocio con la valentía y libertad de las discusiones, con el sentido crítico y la postura de principios de nuestros artistas y escritores, con el compromiso abiertamente demostrado por ellos a la Revolución, a la cultura de la nación y al modelo de país que queremos construir, con el discurso final del presidente Díaz Canel. Mi insatisfacción radica en que me hubiera gustado un debate mayor sobre el estado de la creación artística y literaria.

Cuba se encuentra en un proceso de necesarias transformaciones económicas, políticas, jurídicas y sociales para fortalecer su socialismo en medio de un recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos y una guerra no convencional que éste nos impone con mercenarios bien pagados que tratan de desvirtuar nuestra realidad y atacar a los exponentes de la cultura nacional que hacen fila junto a su pueblo. En su opinión ¿Cuál es el papel de la vanguardia literaria cubana en momentos tan cruciales?

El papel de la vanguardia literaria cubana en momentos tan cruciales es continuar escribiendo obras que enriquezcan la cultura nacional y enaltezcan la condición humana. El verdadero escritor siente una gran responsabilidad por la condición humana y por su país. Nuestros enemigos apuestan por intelectuales y artistas pusilánimes que le hagan el juego. Y eso no lo van a lograr.  Dicho así parece una mera consigna; sin embrago, no lo es. La respuesta fue el mismo IX Congreso de la Uneac y del Congreso de los jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz. La respuesta no está en el aire, sino en la obra de miles de creadores –la mayoría formados en las escuelas de la Revolución–, aferrados a su identidad, a sus raíces, sin renunciar al mundo, sin renunciar a una mirada crítica sobre la realidad, sin loas banales ni cantos apologéticos. La guerra que se nos hace es de pensamiento y a pensamiento limpio debemos responder, parafraseando la sentencia martiana. 

Alberto Marrero Fernández, en nombre del periódico Cubarte muchas gracias por formar parte de los aman y construyen.

 


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