El hombre que nunca existió


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Rubén había nacido en cuna miserable, mulato y, como hijo “natural” que era, con el apellido de la madre, Carmela Zaldívar.

Beno, como lo llamaban, iba a crecer en La Güira, un famélico barrio de Banes, al “lado malo de la línea”, pues el camino de hierro separaba firmemente a los estratos sociales, a la miseria de la opulencia, en la llamada Villa de los Pinos.

En bohíos destartalados con piso de tierra, con chismosas para alumbrarse, y hasta faltos de una letrina, Rubén Zaldívar iría poco a poco echando cuerpo. Nadie, por entonces, sospechaba que con el pasar del tiempo escalaría hasta el más encumbrado peldaño de la política cubana. Y que de sí mismo, con malas artes, iba a construir un hombre artificial, un hombre que nunca existió.

Trayectoria de un rufián

Un mal día, Rubén Zaldívar hurtó un reloj a un vecino, apellidado Galicia –a quien conocí--, y el hecho lo obligaría a abandonar precipitadamente a su natal Banes.

Vagó por comarcas diversas, ejerciendo disímiles trabajos, como retranquero en trenes de carga, o mozo de mandados en un cuartel, donde adquiere el apodo de Mulato lindo.

Finalmente, para infinita desgracia de la nación cubana, ingresa en el Ejército, donde asciende hasta el grado de sargento taquígrafo.

Cuando suceden los conocidísimos hechos del 4 de septiembre, está destacado precisamente en el lugar que le convenía a un escalador como él: nada menos que el campamento de Columbia, cabeza de las fuerzas armadas y escenario del pronunciamiento de los sargentos. Esto iba a determinar que Beno, El Mulato Lindo de Banes, con el pasar del tiempo se construyese otra identidad.

Un hombre construido por los falsificadores  

Ya Rubén Zaldívar es el hombre fuerte, y aspira a la presidencia. Por eso, decide evaporar su pasado, multiplicarlo por cero.

El tomo del Registro Civil que asentó, bajo fecha 16 de enero de 1901, el nacimiento de Rubén Zaldívar, viaja al extranjero para ser maquillado por calígrafos expertos en falsificación, cuya pericia no permita, ni al ojo más inquisitivo, detectar el fraude.

Cuando el tomo regresa al Registro Civil banense, han muerto el hijo natural Rubén Zaldívar, el raterillo Beno y el mandadero Mulato Lindo. Y ha nacido el hombre que nunca existió: Fulgencio Batista y Zaldívar, de la raza blanca, e hijo legítimo de un tal Belisario Batista, hipotético mambí que jamás tuvo tampoco existencia real.


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