Controversial entre el amor y el odio, María Antonieta representa, más que una época, una visión del mundo. Cubierta por la fama —para bien o para mal—, ha sido musa y motivo para todas las manifestaciones del arte, y para establecer el paradigma de la frivolidad y los excesos que la mayor parte de las veces más condenan que definen a la femineidad en materia de género.

Pero… ¿hasta dónde los lujosos vestidos, la mirada ajena a la realidad, el escape más soñado que vivido? ¿cuál fue el costo de la vida para una muchacha destinada a ser consorte de una familia, un esposo y un país que no la vio más que como una marioneta dispuesta a obedecer una conducta inculcada?¿qué puede ofrecer la leyenda de la Delfina a una mirada de mujer desde el siglo XXI?

Alice Guittard puede darnos, quizás, una respuesta. Invitada por el Instituto Cultural Internacional, ICI, llega a Cuba para participar en el Mes de la Cultura Francesa; poco más de un año antes ha estado relacionándose con espacios y colecciones del Museo Nacional de Artes Decorativas de La Habana desde la distancia, con un trabajo de investigación literario, arqueológico y aleatorio. Su manera de concebir el arte la han llevado a crear una visión contemporánea que dialoga con el pasado, lo convida y cuestiona.

Bustos de biscuit, cerámica y bronce de la reina impecable; piezas de estilo neoclásico a gusto de la etapa de Luis XVI en el poder; representaciones diversas de la época que incluye fotografías de María Luisa Gómez Mena, la acaudalada propietaria del palacete que hoy es el Museo, vestida de María Antonieta… todo ha sido dispuesto, según afirma el director, Juan Manuel González Rondón, para demostrar la devoción de muchas personas por retener en el tiempo una época y una figura a través del coleccionismo y la evocación. Y Alice, utilizando códigos diversos como soporte de lo visual —que incluye telas impresas, piezas de mármol, porcelana y cristal de Murano…— permite una aproximación a estas representaciones, pero desde su forma de interpretar la maternidad, el sufrimiento y la perpetuidad de la imagen de la reina.

A contrapunteo, el destacado diseñador de vestuario Ismael de la Caridad se suma a la exposición con una visión de esa mujer aristócrata, glamorosa, distinguida y coqueta que siempre da de qué hablar, mediante una propuesta que se gira hacia lo caribeño, más cercano a nuestra identidad; autor, con más de cuarenta años de aportes notables en el universo de la moda cubana, incluye además esta pieza en la II Bienal de Diseño de La Habana que celebramos hasta el 16 de junio.

Una curaduría a dos manos: Olivier Perpoint y Gustavo López han consolidado sensibilidad y experticia para lograr el acabado de la propuesta expositiva que tuvo el día de la inauguración, el pasado 17 de mayo, el lujo de poder disfrutar a la agrupación de música antigua Ensemble Lauda y de Havana Voices.

La colaboración de un grupo de instituciones, entre ellas el Ministerio de Cultura, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, la Embajada de Francia en Cuba, el ICI, Prismaflex International y Santos Toledo, y del colectivo en pleno del Museo, hacen de María Antonieta, impronta de una reina: noli me tangere una exposición única, signada para la apertura del Mes de la Cultura Francesa en Cuba, pero que también se dedicó al Día Internacional de los Museos y al 55 Aniversario del Museo Nacional de Artes Decorativas.