De cara al Cubadisco 2015: Entrevista con Jorge Gómez


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Todavía se comenta el impacto que provocó en el pueblo cubano el Premio Extraordinario al disco La Fantasía de los Van Van al igual que el Gran Premio a Havana D´Primera por el disco La vuelta al mundo y otro Gran Premio  a Digna Guerra y el Coro Entrevoces por el disco ¡Oh, Yes!. Pero como en este país todo el mundo sabe de pelota tanto como de música, Cubarte les entrega esta entrevista exclusiva a Jorge Gómez, Presidente del Comité del Premio Cubadisco 2015, para intentar acercarnos a este evento tan complejo, pero a la vez de particular incidencia en las inquietudes culturales de los cubanos.

De acuerdo a su experiencia como parte del Comité del Premio Cubadisco durante tantos años, ¿cómo valora ahora en su posición de Presidente del Comité, los resultados de la reciente premiación?

Primero, una aclaración. Efectivamente formé parte del Comité del Premio durante algún tiempo. Soy fundador de esa experiencia, pero en los últimos años no he participado directamente en sus actividades. Igual, me he sentido siempre parte de ese Comité como de todo el evento Cubadisco, al que le tengo un particular cariño.

Me pides una valoración, y yo tendría que separar, en esa valoración, dos temas diferentes.

Uno es la extraordinaria calidad de las producciones presentadas al certamen, lo que significa que cualquier resultado que se obtuviera en el proceso de las nominaciones y la premiación, hubiera sido un buen resultado. Eran muchas más las producciones merecedoras de nominación y de premio que las que se quedaban en la media o por debajo de ella. No lo digo por lisonja ni con un espíritu triunfalista que no me caracteriza. Es la más pura verdad.

El segundo serían los resultados de un mecanismo de consultas y votaciones que comenzamos a esbozar este año, que —con todas las limitaciones imaginables, y algunas inimaginables— resultó ser eficaz, y logró ampliar mucho la cantidad de participantes y sus especialidades entre los muchos profesionales que formaron parte de la experiencia. Más que yo, la justa valoración de este mecanismo tendrán que hacerla, por un lado, los hacedores de esa música que nos enorgullece tanto, y, por otro los cubanos que están a nuestro alrededor, los que oyen la música en su equipo casero, los que ven los Lucas, los que van a los conciertos de Havana D’Primera, a los de Zeus y a los del Coro Entrevoces. Si los premios se parecen a la música que los hizo nacer, estamos en un buen camino.

¿Considera que para Cubadisco 2016, estaremos mucho más cerca de su proyecto en cuanto a hacer una votación por los nominados mucho más abierta y diversa en cuanto a la heterogeneidad de dicho jurado?

Por supuesto. Fue solo en el reciente mes de febrero  que, después de esa larga ausencia en el Comité, asumimos la organización de esta edición del Premio Cubadisco. La convocatoria al evento, con sus bases y la relación de categorías, ya estaba lanzada desde el año anterior. Estaba también por concluir el plazo  para la entrega de los fonogramas por parte de las casas discográficas, que tenían el gran dolor de  cabeza de lograr que esas producciones llegaran a ser fonogramas físicos, en un momento crítico en la fabricación de estos productos.  De hecho, y por causas poco imputables a nuestras disqueras, las obras (más de doscientas) se estuvieron entregando hasta ya entrado abril.

Nos habíamos propuesto lograr que el número de especialistas que valoraran esas producciones fuera tan alto como pudiéramos en ese corto tiempo (ya que el plazo para la entrega de las nominaciones era fijo: el 30 de abril). Nos habíamos propuesto también lograr que todos los que participaran en el proceso tuvieran la oportunidad de “manosear”, durante algunas semanas, toda la música (y la información sobre ella), escuchando una y otra vez, tantas como fuera necesario (como hacemos todos cuando compramos, nos regalan o nos llega de alguna manera un disco), de modo que, cuando se fuera a opinar, a discutir, a votar, hubiera una visión justa (aunque siempre personal) de esa producción. Pero eso nos obligaba a digitalizar TODA la música y la información recibida, y circularla entre los especialistas de las diversas entidades que conforman el entramado de la música en nuestro país. Nuestras casas discográficas trabajaron muchísimo, con un gran entusiasmo, y creo que con la convicción de que andábamos un camino de desarrollo, así que todo quedó debidamente digitalizado.

Entonces jugaron un papel importante otras entidades, igualmente entusiasmadas y con todo el rigor posible. Entre otras, participaron el CIDMUC, el Museo de la Música, el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica, la Asociación Cubana del Audiovisual, el Centro Nacional de Música de Concierto, el Centro Nacional de Música Popular, Musicalia, Clave Cubana, la Agencia Nacional de Rap y la Agencia Nacional de Rock, además de los propios sellos discográficos EGREM, Bis Music y Colibrí. Esto nos permitió contar, en el proceso de nominaciones, con la participación de más de ochenta profesionales del medio. Es impresionante la lista de nombres de las personalidades que tuvieron a bien ayudarnos a conducir el proceso a buen puerto en tan poco tiempo.

El proceso para el año que viene, lo estamos empezando desde ahora. Hay tiempo suficiente para delinear mejor los conceptos y sortear todas las dificultades materiales. Tal vez las más difíciles de sortear sean las que prevalecen en los criterios de algunas personas que tienden a ser reticentes a todo cambio.

Su proyecto de crear una Academia Cubana de las Artes Discográficas, ¿incidirá directamente en el modo de asumir la votación por los discos nominados?

De modo creciente, la música es uno de los más importantes componentes de lo que se ha dado en llamar industria cultural. La música cubana es una de las grandes músicas del mundo. Como tú sabes, desde hace tiempo, hemos insistido en que la industria de la música en Cuba, que tiene un vuelo artístico tan alto y una historia tan poderosa, merece, como pocas en el mundo, tener una entidad capaz de generar a su alrededor esos mecanismos de superación, promoción, difusión, propaganda, etc. generalmente conocida en el mundo contemporáneo como academia (dígase NARAS, CARAS, o Academia Española), que han logrado establecer modelos promocionales como los premios Grammy, los Juno o los BritAwards, a los que no hay que parecerse a ultranza, pero de los cuales hay que tomar todo lo que sea válido y de probada eficiencia. Es una responsabilidad que tenemos, y también una deuda, con esa pujante industria cubana de la música.

La creación de una “academia” de ese tipo seguramente modificaría algunas cosas, entre las cuales puede estar el modo de asumir la votación en el proceso de nominaciones y premios.


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