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Asombros manuales multiplicados en FIART


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Stand de Valladeres orfebre (una joyería de alto vuelo creativo).

La artesanía es voz autóctona del pueblo. Esa que enseña un enjambre de riquezas formales como síntesis de tradiciones milenarias, visiones y modos de hacer de cada hombre en su región. De una nación andina: Perú regresan un conjunto de piezas que suman formas, colores y magias de los artesanos, quienes con su ingenio regalan en FIART 2014 diversos asombros manuales.

En la inmensa 18va. edición de la Feria, donde hay sorpresas a granel —unas “vestidas” de tradiciones y otras de contemporaneidad—, la vista tropieza de pronto, con el stand de la familia Oré. Allí se respira un arte que llega desde lo más profundo de las entrañas de la tierra americana. Entre ellos, el barro de Ayacucho —la capital peruana de la artesanía— cobra vida en disímiles objetos (nacimientos, catedrales, retablos, casas, hombres…) que respiran en una dimensión artística para hablarnos de historias y anhelos del hombre. Ellos raptan la mirada de los visitantes. En esa familia de artesanos se guardan como un tesoro las auténticas y ancestrales tradiciones que trasmiten de generación en generación a través de las costumbres ayacuchanas, en este caso.

Virgilio, Georgina y sus 6 hijos entregan aquí creaciones expresivas, salidas del talento, la imaginación y esas manos que crean el puro arte peruano. En este espacio Arte Oré, que ya es habitual ver en el encuentro habanero, desde hace siete años, se engalana en la actual edición con un “chorito peruano”(casita) cubriendo el techo con el hicho que se trajo en el equipaje para adornar su stand, y hacerlo más real/autóctono. Feliz de encontrarse nuevamente en esta parte del Caribe, contó que el arte peruano es símbolo de la vida y la cultura de sus pueblos. “Transmite, en la intimidad con la que se crea, la historia más pura de su autor y se convierte al final en un arte que trasciende al tiempo, y las fronteras”.

 

La danza en armadura de gestos

Cuando uno se acerca a una pieza escultórica o de orfebrería de Alberto Valladares, junto al placer que provoca en nuestros sentidos la consonancia entre un concepto y una imagen depurados, salta a la vista la contemporaneidad.  Vivir en su tiempo y mirar más allá, experimentar con las formas más atrevidas, huir de lo convencional, jugar con el arte y los materiales, contrastar lo diverso, son características que emergen al contacto con sus trabajos, que sin lugar a dudas, nos regalan el mejor sueño. Ese que despierta en su stand de FIART 2014 donde las joyas de alta calidad artística y las esculturas ocupan los primeros planos.

Las manos son la primera herramienta. El destello de los ojos se proyecta en ellas y al contacto con la materia surge la obra de arte. Esa que ante nuestra mirada cobra dimensión real, después de llegar de aquel espacio onírico, donde la realidad tutea a la fantasía. Porque sus obras respiran en ese raro espacio donde se reúnen realidad, fantasía, ingenio, tiempo, vida.

Alberto Valladares (La Habana, 1962), quien en los últimos tiempos ha labrado un camino muy personal en la orfebrería, que le ha aportado no pocos lauros, como el de la Feria Internacional de Artesanía FIART 2012 en la categoría Obra, transforma los metales, y en particular la plata, en un original muestrario de formas que tienen mucho de la realidad circundante, y también de las interioridades de la abstracción.

El artista autodidacta, destaca en una categoría de superpesado, de la mano de una imaginación que no tiene fronteras a la hora de trabajar. Formas ligeras, ágiles líneas, diseños atrevidos y hasta futuristas adornan sus trabajos. En sus manos, esas que en realidad hablan por él, endurecidas por el diario forjar el oro, la plata y otros metales, preciosos o no, cobran casi calor humano. Cada joya suya parece vivir y respirar, a tal punto que los seres más sensibles pueden llegar a entablar una silenciosa comunicación con el pedazo de cuerpo que la atesora.

Pero un día encontró la Danza, y en particular el ballet clásico en su quehacer cotidiano con el metal. Y su firma acompaña destacadas creaciones donde la plata, el bronce, alpaca, hierro, mármol negro, verde y de Carrara, ágata…, se han convertido en arte de altos quilates.

La danza, hecha bailarinas: Coppelia, Kitri y Don Quijote…, es interpretada por el creador de manera personal, en originales y magníficas versiones (expuestas en la Feria) que destacan la maestría del artista, en piezas donde reúne el espíritu lírico del clasicismo del ballet y la fuerza telúrica de la orfebrería (donde el fuego y el martillo abren caminos). La ligereza del gesto, el ritmo del cuerpo, el lirismo de una melodía que transforma el movimiento, han sido traducidos a la plata, el cobre, las piedras preciosas…, en obras únicas que representan, al mismo tiempo, la glorificación del cuerpo y la fugacidad aérea del espíritu, esos que Valladares recrea en piel de metal para la eternidad.

Ecuador, arte entre montañas

Desde el corazón de los Andes viajó a FIART 2014 parte de la artesanía que habita en los parajes más recónditos de la geografía ecuatoriana, una de las más llamativas del continente. La variedad de colores retozan en el stand de la Empresa Maquinde (Ecuador), en el recinto ferial. Tejidos multicolores traducidos en ajuares para el hogar, distinguidas hamacas y otros enseres, transpiran la creatividad de los ingeniosos artesanos, quienes obtienen de la Naturaleza esas brillantes tonalidades. Cristina Ordóñez, promotora cultural y artesanal, expresó, en su sexta participación en FIART, que en su país, la artesanía tiene una tradición milenaria con técnicas que vienen desde lo pre-incaico y pre-hispánico, inclusive. Por eso, las mejores tradiciones quedan como huellas, de generación en generación, a través de muchas familias que elaboran los tejidos, orfebrería, piel, madera, trabajos con semillas, plumas...

Entre lo más destacado exhibido en La Habana subrayó las piezas las creaciones en barro vidriado y esterilla, los sombreros de fibras naturales, cestas..., que dejan a su paso una estela de buen gusto y belleza estética. La artesanía realizada en la semilla de Tagua, de la que salen infinidad de collares, pulsos, aretes, llaveros, que llaman la atención por su singular colorido y dureza.

Acerca del nombre de la empresa, ¿Maquinde? Dice sonriente, viene de Maqui (manos) y quinde (colibrí) en quichua, con i (lo subraya), que representa la laboriosidad en las manualidades, “esas manos que imitan las alas del colibrí, siempre en movimiento”. Y hablando de manualidades/ artesanía, dice que en estos años ha visto crecer la imagen de FIART, es cada vez mayor, y, sobre todo, más variada. La artesanía cubana tiene mucha calidad, es, en términos generales, un arte en mayúscula. Pero en la Feria, hay que cuidar lo verdaderamente autóctono, hecho por las manos de los artesanos, y tratar de eliminar todo lo que sea industrial, sentenció.

Los muebles con marca Leo & Migue

Un rincón especial destaca FIART 2014 a los muebles, como protagonistas de estas historias artesanales, junto con la provincia Guantánamo. Sin dudas un imán que atrae, por la calidad de lo expuesto, resulta en esta panorama manual, el stand de Leo & Migue, quienes desde hace muchos años desandan por este foro con una carga de autenticidad y buen gusto. El colorido de lo expuesto (juegos de comedor, de sala, terraza…), la terminación y el diseño... se conjugan con armonía para satisfacer los gustos más exquisitos. Esta historia comenzó, según comentaron los interlocutores: Leo y Miguel en 1994, ¡hace ya 20 años!, y con una inmensa sonrisa agregaron que a pesar de ser “dos guajiros de Camagüey y Holguín”, lo bautizaron Leo & Migue Mobiliaria Habana.

Al principio, sus muebles no eran ergonométricos, eran de pajilla, madera laqueada y su terminación (son muy sinceros) no era la mejor “comparada con la de hoy”. Leo señaló que desde pequeño tuvo inclinación hacia la creatividad, la génesis de su labor fue por las semillas, la talla de madera, fibras, e hizo también muebles de bambú; sus manos no podían estar nunca quietas. Mientras que Migue desandaba por la línea de la tapicería, pues se acercó a un vecino con el que trabajó este oficio, que compartía con los estudios, aunque también incursionó en el repujado en metal, las semillas “llevaba adentro el bichito del arte”. Es decir que para llegar a fabricar los muebles transitaron por un largo período de creatividad en distintas áreas. ¿Y estas maravillas como aparecieron? “El resultado actual se basa en la competividad. Los grupos de creación cada año se desarrollan y, nosotros hemos apostado por la exclusividad en el mueble. Características visibles que le otorgan personalidad a estas creaciones son, en primer lugar las líneas rectas y geométricas, no hay en ellos espacios para el barniz ni nada tallado, tampoco exageración en ningún sentido, y los colores neutros, pasteles —que es decir elegantes—, y mates para que se vea la madera pura, subrayan los artesanos. Mientras que en los tapices, su interés es que se observen las costuras, que queden bien delineadas, porque en realidad, no tienen que decirlo “estamos enamorados de la construcción de los muebles, le ponemos todo lo que tenemos dentro, es una pasión muy grande que disfrutamos y queremos que los demás también, cuando reposen en ellos. “Que sea una escultura artística en la casa, con una utilidad, y un oficio depurado”, dicen. ¿Los materiales de los tapices? Lino, microfibras, vinil, cueros, pieles…



Para llegar a este punto de exquisitez ellos han leído mucho y también viajado por otros países, participado en ferias en Inglaterra, México, Estados Unidos… donde también han llevado piezas de madera y han gustado, aunque “no podemos llevar volúmenes grandes por el peso, pero lo que han visto en los catálogos allá los han sorprendido y gustado, refieren. No por azar, Leo & Migue Mobiliario Habana recibieron el Gran Premio Fiart 2013 con aquella Cabaña que atrapó todas las miradas en pleno paisaje amurallado. Este año una inmensa gigantografía de la hermosa Plaza Vieja, iluminada de noche, destaca en el stand. A sus pies, reposan juegos de comedor que dan la impresión ¡que respiran en ese paisaje urbano! Aunque en realidad trabajos suyos causan admiración y decoran, con cubanía y contemporaneidad/elegancia muchas instalaciones hoteleras de la Isla como el Hotel Royal Ton (Cayo Santamaría), en la capital: el Chateau Miramar, 5ta. Avenida y el Habana Libre (lobby y cafetería). Con ello quieren aportar a eliminar importaciones en este rubro (algo en lo que está incidiendo con fuerza el FCBC), y crear aquí, ciento por ciento cubano, regalando arte y buen gusto, como somos nosotros.

Hay mucho más en PABEXPO que relataremos en este viaje por las palabras hasta el 21 de diciembre, cuando ponga punto final esta 18va. Edición que Ud., puede ver, en horarios de 11:00 a.m. hasta las 7:00 p.m. en el recinto ferial de Playa.

 


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