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A propósito del Año Académico 2015…


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“La cultura es un tejido de diálogos múltiples e interconectados”

(Cubarte, Letra con filo, 24-06-2014)

 

Con esta imagen la maestra de todos, Graziella Pogolotti, puso ante nosotros hace apenas unos meses una noción que asume el tema desde la perspectiva de la complejidad, con absoluta belleza y sencillez.

Y no hay contrasentido en este comentario. La belleza está en la esencia misma de la idea y la sencillez  —que no simplicidad— es siempre el mejor recurso para decodificar didácticamente las nociones más complejas.

De cualquier modo este ha sido uno de los principios que movilizó a los trabajadores del Centro Nacional de Superación para la Cultura en la construcción de su Año Académico-2015, que llega a quienes laboran en el sector como una oportunidad para encontrar rutas de aprendizaje, desde la participación consciente y activa en procesos de superación profesional, que han de contribuir al mejoramiento de sus desempeños como actores del desarrollo social.

Esta labor, eminentemente artesanal, tiene su génesis justo allí donde se gestan los procesos culturales, pues son sus protagonistas los encargados de identificar, mediante el empleo de variados instrumentos de diagnóstico cuyos resultados se cruzan con otras fuentes de información, cuáles son sus necesidades de capacitación para resolver carencias demostradas y garantizar la eficacia, eficiencia y efectividad de los servicios que prestan a la sociedad, en sus escenarios de actuación.

Este momento inicial se sustenta en el principio de la responsabilidad social, que supone que todos podemos perfeccionar los modos en que realizamos nuestros aportes y en tal sentido la capacitación  aparece como una alternativa para el intercambio de saberes y experiencias en espacios heterogéneos de aprendizaje, en los que es posible aprehender de los otros y compartir los resultados alcanzados.

El levantamiento de necesidades  de superación profesional, que debe abarcar desde los más altos directivos hasta los trabajadores de apoyo, pasando por creadores, artistas, investigadores, especialistas, gestores y promotores, no sería posible sin el trabajo dedicado de capacitadores y funcionarios que atienden las áreas de de Recursos Humanos y Cuadros, en la multiplicidad de organizaciones que conforman los sistemas institucional y empresarial de la Cultura, donde  coordinan las acciones y procesan la información obtenida.

Así las cosas, llegan los temas demandados al área de construcción académica en el Centro Nacional de Superación para la Cultura y allí se realiza un complejo ejercicio de sistematización, en el que son jerarquizados, considerando prioridades evaluadas desde las Políticas culturales, con el propósito de distinguir los asuntos que constituyen focos de atención esenciales para el cumplimiento de los objetivos estratégicos de las esferas en que realizan su trabajo.

Hecho esto, se produce un nuevo proceso de despliegue, pues el principio ecuménico de la superación profesional, que ya se puso de manifiesto en el momento inicial al favorecer la participación de los beneficiarios potenciales en el diagnóstico de sus necesidades,  se actualiza ahora con la búsqueda intencionada de los mejores especialistas, en cualquier lugar en que se encuentren, para involucrarlos en el diseño de los programas docentes y la ejecución de los servicios académicos.

Esta práctica, sistemática ya, ha permitido configurar un nutrido grupo de colaboradores que, como expertos en sus áreas de conocimientos y desempeños, prestigian el claustro extendido del Centro Nacional de Superación, que como Escuela Ramal del Ministerio de Cultura, asesora  metodológicamente la labor que realizan a favor de la satisfacción de las necesidades de capacitación, previamente identificadas por quienes laboran en el sector.

Forman parte de este colectivo docente: artistas miembros de la UNEAC, algunos reconocidos como Premios Nacionales en sus manifestaciones, creadores pertenecientes  a la AHS y la ACAA, profesores universitarios, investigadores de importantes institutos y centros especializados, directivos y expertos que laboran en el sistema institucional y en las empresas de la Cultura, líderes de proyectos socioculturales e integrantes de fundaciones, asociaciones y otras entidades sociales cuya actividad cultural aporta bienestar a nuestra población.

Una parte de las acciones docentes así concebidas constituyen contenidos de la Cátedra Unesco “Cultura y Desarrollo”, creada el 25 de enero de 2002 en el Centro Nacional de Superación para la Cultura, con el objetivo de “… consolidar la creación de capacidades en materia de planteamiento cultural del desarrollo y en materia de políticas y gestiones culturales, así como promover la red de Cátedras UNESCO en América Latina y el Caribe mediante actividades de formación, investigación y documentación realizadas en el plano regional, concentrándose principalmente en las interacciones de la cultura y las políticas culturales con el desarrollo, de la investigación cultural con la estadística, la economía de la cultura, la legislación cultural, las industrias culturales, la administración y gestión en el ámbito cultural y artístico y la gestión de las actividades recreativas, comprendido el turismo cultural.” (Artículo 2, Convenio relativo a la creación de la Cátedra UNESCO Cultura y Desarrollo).

Desde esta plataforma particular se tienden nuevos puentes que, en el interior de la Red de Cátedras Unesco cubanas, articulan otras relaciones con académicos e investigadores de universidades ubicadas en diferentes provincias del país y fomentan conexiones esenciales con actores del desarrollo que aportan a la Cultura desde las ciencias naturales, tecnológicas y sociales.

La aprobación del Año Académico, como resultado de estos procesos de planificación y organización constituye un punto de partida para el trabajo del Centro, que en cada etapa se renueva y asume como desafío para quienes tenemos la responsabilidad de emprender su ejecución satisfactoria.

El éxito de la puesta en escena así concebida solo es posible si se materializan y potencian todas las alianzas estratégicas antes descritas, desde el fomento del compromiso y la responsabilidad que suponen la asunción de los roles individuales por los implicados y las misiones de las organizaciones que representan, en las dinámicas de realización que singularizan sus contribuciones al desarrollo de la sociedad.

Para lograr que la Cultura, ese “tejido de diálogos múltiples e interconectados”, siga siendo condición identitaria y orgullo de nuestra Nación hacen falta todas las manos en el acto de entrelazar saberes y experiencias, en los procesos de entramar desde lo cotidiano las representaciones colectivas que nos distinguen. El Año Académico-2015 aspira a ser una oportunidad para conseguirlo.


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