Por primera vez se celebra el Día Mundial de la Cultura africana y sus afrodescendientes, siendo el 24 de enero la fecha señalada y a la que muchos se sumaron para festejar las riquezas, costumbres, ritmos y creencias que los hacen tan especiales y que han contribuido a la memoria histórica y a la formación de parte de la identidad de los pueblos de América. En tanto, la diáspora africana es la fuente de un patrimonio que trajo consigo y tuvo como resultado fases de transculturación.

La ruta cultural de África a América, pobló un amplio mosaico donde el viejo continente aportó valor teniendo como resultado modificaciones en la religión, introduciéndo la santería, el candomblé, el vudú y la macumba en diferentes naciones según el  grupo étnico que arribó a esas tierras. En la música, los africanos tuvieron que reconstruir sus instrumentos, aflorando temas de protesta y de festejos a ritmo de tambores. Lo que hizo que estas expresiones fueran evolucionando y hoy disfrutemos del jazz, la salsa, el merengue y la samba. En tanto, la danza acompañada del canto, fue una vía para la comunicación y la relación con lo sobrenatural. Encontrando su esplendor a través de movimientos dinámicos y frenéticos de caderas, manos y pies, dejando para la gastronomía la implantación de una cultura alimenticia con ingredientes y preparaciones específicas, a los que debemos platos que combina arroz, carne, vegetales y granos, así como a  las técnicas de asado a leña, hervidos condimentados, hojas de plátano para envolver, sofritos, salsas y guisos donde predominan las grasas y el uso del coco para edulcorar.

En la artesanía, hicieron múltiples aportes a la construcción de viviendas y vasijas con tejidos de fibras vegetal. Proyectando en las máscaras como expresión de su arte, un legado que va desde lo religioso hasta lo artístico. Objeto que identificaba a las diversas etnias y era utilizado en ceremonias o para invocar espíritus y a personajes mitológicos. Incluyendo en los textiles o vestuarios, todo el colorido y la diversidad que representa África.

En la medicina tradicional, tiene también gran valía, pues se fundamenta en el estudio terapéutico de la naturaleza y de hierbas que eran usadas por curanderos o personas de alto rango religioso, combinándolo con rituales sagrados. Práctica que se realiza hasta nuestros días y que en la América a tomado nuevos derroteros, sobre la base de los beneficios de la medicina naturista.

Desde Canadá hasta la Patagonia, se ha configurado una identidad que fue en gran parte modelada por la cultura africana, con aspecto que subyacen desde las diferentes perspectivas artísticas que entroncan la multiculturalidad de nuestras naciones, resultantes del proceso de transculturación ocurrido. Lo que constituye un aspecto imprescindible para la comprensión de nuestras realidades sociales, del mestizaje y de la idiosincrasia. Por lo que, no se puede hablar de lo americano, sin aceptar que África está en un lugar cimero de nuestra identidad. Esta mezcla que nos caracteriza y nos conforma, abre el horizonte psico-social, del modo en que pensamos y actuamos.