Primero de Mayo: Una historia a través de los carteles


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El Día Internacional de los Trabajadores es motivo de júbilo, por ello el pueblo cubano ha sido protagonista de multitudinarias jornadas de desfiles en las principales plazas del país. Pero existe un elemento visual que ha marcado pauta, y que ha sido imprescindible en cada una de las marchas: los carteles.

Dejando una importante huella en la gráfica cubana, la cartelística por el Primero de Mayo ha respondido a demandas comunicacionales y expresión artística que llevan implícito un mensaje que transita desde la política hasta la propaganda social. Por ello, los requerimientos comunicacionales van más allá de la simple difusión o representación comunicación, y es que llevan consigo determinados recursos visuales que desdibujan las fronteras del arte y el diseño.

En ese sentido, los carteles por el Primero de Mayo nos han atrapado con mensajes claros y un ordenamiento gráfico-visual atractivo que responde a las épocas de confección de cada pieza, dejando ver diferentes soluciones visuales de un mismo contenido, el poder de convocatoria a un evento magno.

José Gómez Fresquet, 1972

José Gómez Fresquet, 1972

Así como los estilos corresponden al lenguaje visual de cada diseñador, repasando la historia de los carteles en Cuba, este tipo de obra tiene una amplia variedad de recursos y ha apostado por expresiones con alto grado de síntesis que de conjunto con la inventiva del creador, constituyen paradigmas en el uso de herramientas visuales y gráficas.

En Cuba podemos hablar de una época dorada del cartel entre los años 1965 y 1975. Vale resaltar que hubo tiempos de auges y declives, pero el hacer de aquellos años permite hoy apreciar una maduración en el lenguaje visual, en tanto los carteles que actualmente disfrutamos son resultado de una mirada histórica que simplifica y hace síntesis en la realización, bajo el análisis de un contexto contemporáneo complejo.

 

Heriberto Hechevarría, 1972.  

Y es que los carteles referentes al Primero de Mayo han sido una variante histórico-conmemorativa que ha estado presente a lo largo de la Revolución cubana y son un importante canal de orientación, propaganda pero también de promoción cultural.

Este producto visual a modo de documento histórico es un camino para el estudio de diferentes momentos históricos y políticos que acontecieron a lo largo de 61 años. Estudiarlo es ir al rescate de una memoria que a través de imágenes demarca hitos y refleja episodios trascendentes de la formación de la nación. Es por ello que la Biblioteca Nacional de Cuba "José Martí", atesora un gran número de estos ejemplares.

Aspirando a llegar a la mayor cantidad de público posible, tradicionalmente el cartel ha utilizado como soporte de reproducción el papel o la cartulina. Hoy son otros los medios y el escenario digital irrumpe en la realización para que las redes sociales y los sitios web sean la vía de exposición, y aunque su intención comunicativa es la misma, su capacidad de propagación es superior.

Ya no es posible asumir al cartel meramente como aquel soporte informativo impreso que a partir de un estilo se conjugan imágenes y textos, ahora procura modificar actitudes, interactuar a partir de soportes tecnológicos lograr nuevas conquistas expresivas y conceptuales. De ahí que prime una función social, y por su gran alcance contribuye a la comprensión de la realidad cubana desde cualquier latitud geográfica. Carteles que han contribuido a la educación visual del pueblo, y han ido descubriendo nuevas realidades y expresiones artísticas. Hoy son representantes de una educación política- estética que acompaña la historia de Cuba como reservorio y memoria gráfica.


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