Lourdes Pasalodos: «Estamos ante una página en blanco a nivel universal»


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Fotos: Cortesía de la autora.

Que el homenaje a la memoria de la periodista y narradora cubana Lourdes Pasalodos sea, esta suerte de invitación a releer entrevista publicada hace un poco más de un año por nuestro equipo editorial y que tan hermosamente hilara nuestra colaboradora Susana Méndez. 

Lourdes Pasalodos (La Habana, 1951), es ante todo periodista, avalada por más de 50 años de ejercer esta profesión, tanto en el periódico Juventud Rebelde como en la revista cultural El Caimán Barbudo y en otras publicaciones en las que esencialmente escribió y escribe sobre temáticas asociadas a la cultura y la sociedad.

Pasalodos, es además narradora o por esto; su libro En el nombre del hijo, fue merecedor en el año 2007 de una mención en el Concurso Iberoamericano de Ética Elena Gil, convocado por el Centro Félix Varela, y su novela Como eras entonces, obtuvo en 2015 el Premio del Concurso nacional de narrativa Guillermo Vidal, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Pero tiene varios textos inéditos como 1966-1990. El Caimán Barbudo.  De la ausencia y de ti, una memoria sobre los primeros 25 años de la prestigiosa publicación cultural, que hace un inventario de autores y temas, y también espera por su tratamiento editorial su cuaderno de relatos Confluencias e historias de mujeres, además de otros proyectos a los que se refiere en esta conversación con el Blog Cubarte.

En una entrevista a propósito de la publicación de su novela Como eras entonces, (Ediciones Unión, La Habana, 2018), usted afirmó: « A mí me parece que siempre me toca escribir en circunstancias difíciles, por suerte me ayuda el periodismo».

¿Le tocará escribir también ahora en medio de la realidad provocada por la pandemia de la COVID-19 en Cuba? ¿Ya lo está haciendo? ¿Sobre este u otros asuntos?

Cuando escribí En el nombre del hijo para llamar la atención sobre la importancia de la figura paterna en la vida de las personas, me apremiaba tal urgencia que, al tener bien claros estructura y contenido en mi cabeza, lo escribí casi de un tirón como si estuviera en cierre de prensa. Por eso digo que el periodismo «me salva siempre».

Cuando lo escribí ya sabía que mi hermano mayor, mi compañero de infancia, adolescencia, juventud y madurez, estaba herido de muerte.  En medio de esa aflicción y de la certeza de que mi madre, amiga, compañera, cómplice, también estaba muy enferma, hice el libro.

Por suerte ella me dio su testimonio de puño y letra y él alcanzó a leer nuestro libro. Jugaba cerca de mi espacio de trabajo mi nieto mayor, entonces muy pequeño y yo realizaba los obligados quehaceres domésticos. La organización y la voluntad hacen posible no pocas veces el milagro de la creación femenina. Un, una periodista, tiene o construye un cerebro muy bien estructurado o perece. Soy una persona sistemática.

En medio de no pocas dificultades de salud estaba escribiendo la novela Te recuerdo ahora cuando nos sorprendió la pandemia. Tenía en plan ir a la Biblioteca Nacional y como no podía ser debido al confinamiento, encontré un atajo para no detenerme. 

¿Cuál atajo?

Es una historia de amor que tiene como centro los movimientos de liberación nacional en América Latina en la década de 1970 y las dictaduras militares.  No quiero colocar el personaje masculino en una organización en particular, de ahí que sin separarme de la historia esté obligada a una solución literaria.

Los protagonistas son un chileno-argentino y una cubana. Es ficción con apego a la realidad, un tema que, como ese, no ha sido tratado desde la narrativa.  El escritor Alberto Marrero me hizo el puente con Fabián Escalante, quien me pondría en contacto con una persona que sí estuvo muy ligada a los movimientos de izquierda, pero llegó la COVID-19 y mandó parar. No obstante, he releído lo escrito y barajado nuevas posibilidades.

De otra parte, mi nieta Aitana de seis años me estaba dictando las historias de los dibujos que me deja en máquina en cada visita. El distanciamiento físico nos ha impedido continuar la realización del libro Cuentos de Aitana que, por cierto, ya tenía garantizada la publicación.

Por favor cuénteme más de Cuentos de Aitana

Aitana quiere ser bailarina académica, cursa preballet en la sede del Ballet Nacional de Cuba, en la calle Calzada. Sus dibujos, hechos desde paint tienen la gracia propia de los trazos infantiles.

Pensé que detrás de cada uno, debía haber motivos, una historia. Le pedí un día que eligiera uno y me contara su historia. Ella estuvo de acuerdo, lo miró, cerró los ojos y cuando los abrió, me dijo: « ¡Ya lo tengo, copia!».

Yo apenas le he hecho alguna observación; por ejemplo « ¿Vio algo o a alguien?» «A alguien». Y han salido varias maravillas, como, este que te envío «Reina corazón de estrellas (I)»

Dibujo de Aitana: «Reina corazón de estrellas (I)»

¿Tienen alguna actividad próxima a realizar en aislamiento?

Sí, tendré que leer en máquina un buen número de originales de novelas, pues soy una de los miembros del jurado del concurso Ítalo Calvino, que integran Roberto Méndez, quien lo preside y Gaetano Longo. 

Sesionaremos desde nuestras casas del primero de septiembre al 15 de noviembre. La idea a priori es entregar el premio en diciembre. Agradezco la oportunidad del aprendizaje que sin dudas resultará de esas lecturas.

¿Se considera usted una escritora feminista? ¿Cómo es una escritora feminista? 

Como diría un amigo doctor en ciencia físicas, «primero es el fenómeno y después la explicación». Yo creía con convicción y practicaba conscientemente los preceptos de lo que luego supe llamaban feminismo.

Soy mujer y escribo desde la perspectiva de mi género. No sé cómo es una «escritora feminista». Una obra de ficción escrita por una mujer, aunque ella sea machista consciente o no, tiene la impronta de su género. En mi caso «se me sale», aunque hay una parte deliberada.

¿Cuál es en su caso la parte deliberada?

Cuando con toda intención coloco la mirada femenina, como cuando describo en Como eras entonces un pene o hago alusión al orgasmo de la protagonista. No tengo ni idea de qué siente un hombre al eyacular o cómo lo sienten los hombres. Ningún orgasmo es igual a otro.

¿Ya concluyó su libro Cuba. Las familias: con todas y para el bien de todas? ¿Por qué piensa que será un impulso adicional a la aprobación del nuevo Código de Familia? ¿Qué le preocupa en este sentido?

Penosamente no. Ha sido muy frustrante. El Centro Félix Varela acogió la idea de inmediato, iba a sufragar el ciento por ciento del proceso editorial, pero por su condición de ONG no podía pagarme. No vivo de la literatura, tengo que realizar tareas (periodísticas) de «pan ganar».

Toqué varias puertas: CENESEX, Centro Martin Luther King y OXFAM, después de meses de intercambio la respuesta fue negativa. Yo había propuesto  realizar un taller y estaba dispuesta a organizarlo. Nada de ello pudo ser posible por falta de liquidez para pagarme. 

No hay aún voluntad política visible de colocar el nuevo Código de Familias en la mira prioritaria. El programa televisivo Hacemos Cuba, se ocupa de otros temas jurídicos, no pocas veces desde un didactismo en el que subyace el empeño de hacer ver que todo está perfectamente organizado.

¿Qué va a pasar entonces con Cuba. Las familias: con todas y para el bien de todas? ¿Va a abandonar?

No soy mujer de renuncias. Yo no dimití, me obligaron a desistir. Tenía dos caminos: o seguía inútilmente clamando por algo que considero necesario o continuaba adelante con mis proyectos personales y trabajos de «pan ganar». 

Cuba. Las familias: con todas y para el bien de todas, pretendía ser una contribución al debate. Pero no encontré receptores. Repito, desde mi punto de vista, no hay voluntad política para poner el asunto en el candelero en estos momentos.

No solo me faltó el apoyo de algunas instituciones clave que «tienen» el tema familias entre sus prioridades, sino el de un buen número de las personas a entrevistar, algunos silencios, pretextos y hasta «razones» me condujeron a pensar (sin paranoia) que su tiempo es para sus proyectos personales.

Particularmente, cuatro fueron decepcionantes: un creador que ha puesto el dedo en la llaga en sus realizaciones, que ha «obligado» a diferentes personas a entregarle su intimidad, sus «miserias» y sueños; el de una sicóloga muy reputada que levantó una muralla de peros, relacionados con sus planes y falta de tiempo; la directora de un proyecto que precisamente, aborda ese tipo de asuntos, y la inexplicable callada por respuesta de una investigadora del tema familia de cuyo grupo es jefa.

Percibí que en ese momento lo que estaba «en el bombo» era la campaña contra la violencia hacia la mujer. Hubo incluso desplazamientos del centro del quehacer de ciertos investigadores de familia a violencia de género.

Como se comprenderá no me quedó otra que ser práctica. No tengo veinte años, y ese no era mi único proyecto; este era por así decirlo un acto de amor consciente hacia la sociedad cubana. Le dediqué meses de mi tiempo a la búsqueda de financiamiento y elección de personas a entrevistar no solo en La Habana.

¿Ha cambiado su visión del mundo y de las relaciones humanas o se han reafirmado algunas intuiciones o certezas que ya tenía, en esta etapa?

Diría que más bien he confirmado algunas intuiciones acerca de la naturaleza humana y las políticas internacionales. No puede ser concluyente. Es un proceso en construcción y más que de mí, depende del curso de los acontecimientos, algunos de ellos novísimos, debido a la pandemia de la COVID-19.

¿Podría ampliar acerca de las intuiciones que ha confirmado?

El ser humano está muy lejos de ser más racional, responsable de sí y de su entorno. Y la razón, la equidad, la justicia social, el amor al prójimo y la naturaleza, no son las fuerzas que mueven a los poderosos.

Hay además muy poca consciencia de clase entre los pobres, apremiados por la sobrevivencia.  Los hechos son claros, pero ello no es garantía de que se produzcan los cambios que los seres humanos y el mundo necesitan para evitar un desastre mayor. Es un tema largo y espinudo que requiere un análisis que me sobrepasa.

En una reciente entrevista a Josué Pérez, director del Centro Cultural Dulce María Loynaz, él me comentaba, «Creo que la crisis sanitaria cambiará de una vez y por todas la promoción de la literatura». Quisiera saber sus consideraciones al respecto.

Ocurrirán ese y otros cambios para bien y para mal. No puedo predecir cuáles. Me anima y admiro  mucho el enorme  avance que da la ciencia, en especial cubana. El sentido de intercambio y colaboración, lo cual desde el punto de vista cultural es una ganancia que se le deberá en parte a la COVID -19, y la existencia de centros científicos y especialistas de primer nivel, gracias a la luz larga de Fidel Castro.

Desde el arte y la literatura ha habido innovaciones interesantes, algunas de la cuales tal vez deban permanecer. En cuanto a la literatura hay que repensar las formas de producción y circulación de los libros; la base de los concursos y formato de presentación de los originales; en fin, la realización de la obra y las formas de pago.

Estamos ante una página en blanco a nivel universal. Esperemos que podamos escribirla con sabiduría y vocación de servicio a favor de la Humanidad.

29 de junio de 2020.

 

 

 


3 comentarios

Mirta Yáñez
1 de Julio de 2020 a las 10:09

Una entrevista aguda y respuestas interesantes. Mas lo más maravilloso es el dibujo de Aitana.


Osmel
3 de Julio de 2020 a las 08:29

En verdad genial y super bueno el artículo. Gracias a Lourdes por esa genialidad literaria y calides de persona. Gracias a susana por su articulo


Fabio Simon
29 de Julio de 2020 a las 13:07

Magnifico artículo , Me lleno la boca para decir lo que admiro a Lourdes Pasalodos

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