La formación política del joven Fidel


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Fidel al arribar a la Estación Central de Trenes de la Habana, con la histórica Campana de la Demajagua, prestada a la FEU por los Veteranos de Manzanillo. Fuente: Revista Bohemia. Fecha: 03/11/1947

Fidel a la derecha de rodillas defendiendo el banderín del Colegio de Dolores. Fuente: Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado Fecha:1942

Fidel, a la derecha de rodillas, defendiendo el banderín del Colegio de Dolores. Fuente: Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado Fecha:1942

El propio Fidel Castro ha afirmado, con el propósito de enfatizar que careció de mentores, que antes de ingresar en la universidad apenas tenía cultura política y sus inclinaciones e ideas relacionadas con ella no estaban inculcadas por nadie. Sus convicciones políticas fueron resultado de experiencias, razonamientos y sentimientos fundados o forjados en realidades vividas. Un antecedente de trascendencia data de antes de que el joven realizara estudios en el colegio La Salle (1935), en el de Dolores, de los jesuitas (1939), ambos en Santiago de Cuba, o en el de Belén (1942), también de la Compañía de Jesús, en La Habana: las consecuencias de la Revolución de 1933. Posiblemente le hayan llamado la atención la actuación del Partido Comunista, el Directorio Estudiantil Revolucionario, el Ala Izquierda Estudiantil, y la de Antonio Guiteras, uno de los líderes indiscutibles entonces, y después, uno de los fundadores de Joven Cuba.

En 1928 el VI Congreso de la Tercera Internacional Comunista había proclamado la táctica de lucha de “clase contra clase”, la orientación de fundar soviets de obreros y campesinos, y de “bolchevizar” los partidos para la toma del poder. En una conferencia celebrada en octubre de 1934 los comunistas en América Latina reconocieron que la revolución socialista en sus países debía vincularse a la lucha de liberación nacional, conclusión tardía para Cuba, pues en febrero de ese año el Gobierno de los Cien Días había sido derrotado por la alianza entre un militar contrarrevolucionario, el entonces coronel Fulgencio Batista, y el imperialismo yanqui, representado por su embajador en La Habana, Jefferson Caffery; el líder radical de aquel efímero Gobierno fue Guiteras, asesinado posteriormente.

Guiteras se había vinculado a finales de los años 20 a viejos caudillos nacionalistas que aspiraban a la toma del poder político mediante las armas. Habían planificado un asalto al cuartel Moncada en Santiago de Cuba y con el armamento que allí capturaran, subir a la Sierra Maestra para comenzar la insurgencia. Después del intento fallido, Guiteras rompió con aquellos grupos desunidos y vacilantes que evitaban marchar al frente. Fue uno de los líderes más importantes de la revolución de los años 30, y como ministro de Gobernación del presidente Ramón Grau San Martín sostuvo radicales posiciones antimperialistas. Después de la derrota de la Revolución se puso en contacto con el Directorio Estudiantil Universitario y en octubre de 1934 fue uno de los fundadores de Joven Cuba, organización clandestina que proponía la vía insurreccional armada para tomar el poder. Fue asesinado en El Morrillo, en Matanzas, cuando intentaba salir al exterior; su plan consistía en organizar una expedición armada desde el extranjero y desembarcar por las costas de Oriente. Son muchas las coincidencias de los planes guiteristas con los trazados por Fidel posteriormente.

Las primeras lecturas de Fidel fueron españolas. Parece que lo impresionó, cuando cursaba el bachillerato, La forja de un rebelde, de un novelista español de segundo o tercer orden llamado Arturo Barea (1897-1957), aunque en esta primera etapa formativa fueron el deporte y la exploración, y no la lectura, su principal dedicación juvenil. Al revisar anécdotas de su vida por estos años, sobresalen dos características esenciales de su personalidad: la dignidad como líder y el valor como rebelde. Liderazgo y rebeldía, basados en dignidad y valor, se revelaron desde temprana edad como esencias del carácter de un joven que posteriormente cambiaría el destino de Cuba. Cuando en 1945 matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, encontró un panorama que lo incitó decisivamente a intervenir en la política, y comenzó a leer mucho, incluidos textos de Carlos Marx y Federico Engels. 

La Federación Estudiantil Universitaria ─FEU─ estaba presidida por Manolo Castro, muy vinculado al Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), en el poder. El presidente de la República era Ramón Grau San Martín, heredero del capital político de Guiteras, pero no de su valor, ni de su verticalidad, ni de su antimperialismo, y su mandato se caracterizó por la actuación, generalmente impune, de grupos gangsteriles relacionados con organizaciones emergidas después del machadato, todas autorreconocidas como “revolucionarias”. En la Universidad se entronizó el llamado “bonchismo”, que atemorizaba a estudiantes y profesores e impedía el curso normal de las actividades.

Entra victorioso a la meta en la carrera de 800 metros de las competencias intercolegiales representando al Colegio de Belén. Tenía 18 años de edad. Fuente: Libro: "Fidel Castro Guerrillero del Tiempo" Fecha: 06/1945 

Fidel, Campeón intercolegial de 800 metros representando al Colegio de Belén. Tenía 18 años de edad. Fuente: Libro: "Fidel Castro Guerrillero del Tiempo". Fecha: 06/1945

El joven Fidel, quien había sido en el bachillerato un deportista destacado, desplegaba a su alrededor una gran energía y constante dinamismo, y muy pronto descolló como líder carismático y dirigente de la FEU en la Facultad de Derecho; se vinculó a diferentes organizaciones estudiantiles antimperialistas: se unió a los Comités Pro-independencia de Puerto Rico, al 30 de Septiembre —fecha de la “tángana” en que fuera asesinado el estudiante Rafael Trejo por la represión machadista en 1930— y al Pro-democracia dominicana; en este último ocupó la presidencia y marchó para entrenarse en cayo Confites, en el norte de la entonces provincia de Oriente, con el propósito de enfrentarse junto a unos 1 200 jóvenes al dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. En la preparación de ese contingente internacionalista, Fidel, quien llegó a ser jefe de compañía de un batallón, fue muy crítico por la falta de organización, la ausencia de formación política e ideológica, y la concepción militar como de ejército regular. El presidente Grau ordenó impedir la expedición y envió un buque de la Marina de Guerra para apresar a los participantes; todos fueron detenidos en la nave menos uno: Fidel se tiró al agua en la bahía de Nipe, abundante en tiburones, y pudo llegar hasta la costa.

En primer plano, Fidel, en Bogotá, Colombia, en una de las calles que fue vórtice del estallido popular que siguió al asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán. A la derecha Enrique Ovares y un delegado al Congreso Estudiantil por México. Fuente:Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado Fecha:  09/04/1948El proceso de maduración política del joven rebelde salió a la luz pública en su descontento por la corrupción y la violencia imperantes; en julio de 1947 pronunció un célebre discurso en la Asamblea Constituyente Estudiantil de su Facultad, que ocupó un lugar privilegiado en varios periódicos. Fue designado, junto a otros representantes de los estudiantes universitarios cubanos —en viaje costeado por el gobierno de Juan Domingo Perón— al Congreso Estudiantil Latinoamericano, celebrado en Colombia en 1948. En ese momento allí se celebraba la IX Conferencia Interamericana para transformar la Unión Panamericana en la Organización de Estados Americanos —OEA—, con el objetivo de que fuera instrumento político y diplomático manejado desde Washington para América Latina. Fidel se reunió con el líder popular de izquierda Jorge Eliécer Gaitán, con el propósito de solicitarle el discurso de clausura del congreso estudiantil; Gaitán prometió hacerlo, pero fue asesinado horas antes, lo que provocó los sucesos conocidos como El Bogotazo

 Junto al dirigente estudiantil Humberto Ruíz explican a un reportero la fórmula acordada para solucionar los conflictos en la elección de la presidencia de la FEU. Fue publicada en el diario Prensa Libre.  Fuente: Libro: "Fidel Castro Guerrillero del Tiempo" Fecha: 05/06/1947

Junto al dirigente estudiantil Humberto Ruíz explican a un reportero la fórmula acordada para solucionar los conflictos en la elección de la presidencia de la FEU. Fue publicada en el diario Prensa Libre.  Fuente: Libro: "Fidel Castro Guerrillero del Tiempo" Fecha: 05/06/1947

En los últimos años de su carrera, Fidel se consagró a la política, a pesar que algunos izquierdistas universitarios lo veían con mucha reserva, por ser hijo de terrateniente rico, mientras los derechistas ya no lo toleraban. Sin embargo, ejercía innegable influencia en los estudiantes y la mafia universitaria trataba de intimidarlo por todos los medios, mientras él los desafiaba armado con una pistola que mostraba en lugar visible. Tanto la expedición de cayo Confites como su presencia en el Bogotazo reforzaron su primera proyección como revolucionario, y estas experiencias prácticas complementaron su formación teórica, no pocas veces especulativa, como predominaba en las ciencias políticas de la época, por lo que constantemente la ponía en dudas, contrastándola con la realidad. Después de haber leído mucho sobre las guerras de independencia en Cuba y en otros lugares del mundo, y sobre la historia de las doctrinas sociales, estudió detenidamente la obra de José Martí y el Manifiesto comunista —que lo incitó a profundizar en la ley del valor—, todo lo cual le aportaría las bases de su formación inicial. De Martí, no solo tomó inspiración y ejemplo, sino también enseñanzas, y especialmente, su ética. De Marx, el concepto de sociedad y su evolución, pero, sobre todo, la comprensión cabal para poder transformar el mundo mediante la acción revolucionaria.

 

Fidel decidió incorporarse a las filas del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), una escisión del Partido Auténtico producida en 1947, y cuyo líder fue Eduardo Chibás, un conocido político desde la lucha contra la dictadura de Gerardo Machado. En 1950 se graduó de Doctor en Derecho Civil y Licenciado en Derecho Diplomático; fue participante activo de las campañas del Partido Ortodoxo y tras el suicidio de Chibás y con apoyo del Partido, se presentó como candidato a la Cámara de Representantes. En 1952 el candidato ortodoxo a las elecciones presidenciales que se debían celebrar el 14 de junio era Roberto Agramonte, cuya victoria parecía segura; pero el ya general Fulgencio Batista, el hombre fuerte de Washington, encabezó el 10 de marzo uno de los golpes de Estado más técnicamente impecables de la historia de América Latina.

Estrenado como abogado de los pobres, fueron constantes las denuncias públicas de Fidel, incluso antes del cuartelazo de Batista; basta para confirmarlo la acusación que publicara en el periódico Alerta, el 28 de enero de 1952, aniversario del natalicio de José Martí, contra la inmoralidad del presidente Carlos Prío Socarrás. El alegato acusaba a Prío de hacerse dueño de la finca del preso Emilo Fernández Mendigutía antes de indultarlo, de vulnerar leyes laborales, de beneficiarse de manera privada con los trabajos que hacían los soldados del Ejército en sus propiedades, de fomentar el latifundio y de competir deslealmente en el mercado mediante la producción de leche, carne y otros productos agrícolas, por debajo del precio, porque no pagaba esos salarios. También así lo demostraba su visión política, a las pocas horas de que Batista diera el golpe de Estado; su posición fue diáfana y radical: “No fue un cuartelazo contra el presidente Prío, abúlico, indolente; fue un cuartelazo contra el pueblo, vísperas de elecciones cuyo resultado se conocía de antemano”. El futuro líder de la insurrección velaba sus armas.

Juan Nicolás Padrón

Agosto de 2018  


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