Foto: Tomada de Suena Cubano

En estos días el nombre del prestigioso panista y compositor José María Vitier, ha sido debidamente promocionado tanto por los medios de prensa nacionales como por las redes sociales debido al Habana Concerto, espectáculo que junto a relevantes invitados tendrá lugar este domingo en el teatro Martí con motivo del aniversario 502 de la capital de todos los cubanos.

Acerca del consumado músico habanero, se ha escrito lo suficiente como para dejar en claro la desbordada amplitud creativa de su obra al recorrer los más diversos formatos instrumentales y fusionar influencias múltiples en un personal lenguaje que nos advierte de inmediato su presencia. Sin embargo, poco se ha hablado acerca del lirismo que nos entrega, nada más de colocar las manos en el piano, pudiera decirse. Indudablemente, el hecho de ser hijo de Cintio Vitier y de Fina García-Marruz, imprescindibles poetas y ensayistas además de ser hermano del connotado guitarrista Sergio Vitier, nos consolida la perspectiva de estar avocados ante la definición concreta de un poeta de la música.

Solo un artista de tan alto rango, cuyas dilatadas fronteras espirituales, reflejan la intensidad del gesto en el momento de descubrir la belleza de una melodía, es capaz de vivir en el lirismo mismo de su obra. Por ejemplo, en la escucha de piezas como Habanera del Ángel del filme Un señor muy viejo con alas enormes, nos inunda la sutileza de matices orquestados con exquisito tacto para alcanzar un clímax de conmovedor destello interior.

Esa probada habilidad de José María Vitier de volcar en sus creaciones el sentido de la emoción en la música, constituye un eslabón clave en el que se apoya para condimentar la sensibilidad de nuestras almas. Otra pieza que ratifica la certeza de semejante punto de vista, es el conocido tema de la película Fresa y Chocolate que, como dramática pieza musical, se muestra impregnada de valores que nos revelan la condición humana de su compositor. Le concede a la obra una carga de presupuestos éticos que aparecen desplegados mucho más allá del plano estrictamente musical.

En tal sentido, Vitier es de los creadores que conciben el arte en su condición de inagotable fuente de belleza para enaltecer al ser humano. Por eso cuando se encuentren escuchando la música de José María Vitier, dejarse llevar por la inspiración de un elegido en este oficio de convencer a través de su talento, que también el gozo de una hermosa melodía, figura entre las tantas razones de vivir a plenitud.