El libro Gallegas en Cuba, del doctor Julio César González Pagés, será presentado en el próximo mes de noviembre en Cuba, como parte del homenaje que hará la Xunta de Galicia por los 500 años de la fundación de La Habana. 

Este volumen constituye una muy seria investigación sobre la historia de las emigradas gallegas que llegaron en el año 1960 a sobrepasar la cifra de 60 mil mujeres en nuestro país; en él quedaron y se convirtieron en las abuelas de muchos cubanos.

Como el propio autor refiere, el libro es «un canto a la sensibilidad humana, un canto al respeto a nuestras mujeres», respeto en tanto cuenta historias en las que, inusualmente, los protagonistas no son hombres, son estas gallegas que tanto aportaron a nuestra cultura cotidiana y a la conformación del pensamiento y la memoria familiares.

«El objetivo de la publicación es reivindicar a la mujer gallega, porque su historia es la historia de la inequidad—dice el reconocido investigador—, quisimos recordar a nuestras gallegas, nuestras abuelas, nuestra familia. Hoy hacemos un acto de justicia hacia esas mujeres que no tuvieron voz.»

Sobre este hermoso acto de justicia, el Portal Cubarte conversó con el autor.

¿Cómo surge la idea del libro Gallegas en Cuba?

Surge a partir del compromiso de darle visibilidad a un sector de la emigración que no estaba presente dentro de nuestro entorno; siempre se ha hablado del mito del indiano, de los hombres, del protagonismo de los emigrantes, pero muy poquito de las emigrantes mujeres.

Gallegas en Cuba visibiliza a más de 60 mil mujeres que quedaron en nuestras familias atrapadas, nunca más volvieron a su tierra, no fueron exitosas, fueron nuestras abuelas y nosotros de cierta forma crecimos viéndolas aquí y ya las considerábamos cubanas.

Para nosotros Galicia era la palabra y no el sitio, porque la mayoría no hemos ido nunca al lugar donde nacieron nuestros antepasados y el libro de alguna manera devuelve esa humanidad a la familia gallega-cubana, a ese viaje entre las dos orillas que nos convirtió en una nación independiente pero muy vinculada a todo este pasado emigrante y creo que es importante ese rescate, sobre todo en el entorno de las mujeres, porque dado los estereotipos de géneros, las mujeres quedaron en el ambiente doméstico, sin embargo muchos valores de nuestra cultura culinaria y de nuestros espacios privados se le deben a esas gallegas.

Recuerdo que en muchos de nuestros barrios se hacen unos peces grandes de tela, donde se guarda el pan y eso lo hicieron costureras gallegas que pintaban y cosían sus peces; estos aportes están dentro de nuestra cultura y son tan importantes como una obra de arte, porque es el arte de nuestra cultura cotidiana; nuestras gallegas nos dejaron esto. 

Julio César González Pagés.

¿Cómo está estructurado el libro?

Estructuré el libro pensando en cómo fueron los viajes, en todo lo que pasaron en las travesías, cómo llegaron, se instalaron y se quedaron.

El libro tiene entrevistas muy duras para mí; recuerdo una, la de Blandina Martínez que estaba en el asilo Santovenia, y nos decía que estaba esperando morir para que su alma atravesara el océano y volver a ver a su madre a la que nunca más pudo ver. Cuando ella dijo esto, el equipo, que éramos seis hombres, nos pusimos a llorar, porque es una historia muy conmovedora y ella nos miraba y nos decía « ¿mi historia es triste no?, ¿muy triste?».

El libro está estructurado a partir de esta esencia humana, no solo rescata la fuente o el dato histórico preciso, o una valoración, rescata las mujeres que fueron y creo que es un tributo a la mitad invisible de esa emigración: nuestras gallegas.

¿Cuáles fueron las fuentes de información que utilizó?

Varias; el Archivo Nacional de Cuba que atesora una colección inmensa de documentos, de denuncias; muy importante el Instituto de Literatura y Lingüística, que tiene el fondo gallego más grande de nuestro país; colecciones de fotografías, de cartas…

Hubo personas que se acercaron a nosotros a donarnos documentos, a prestarnos cosas para trabajar, y conocimos detalles muy reveladores como por ejemplo, que el primer equipo de voleibol de Cuba, fue de mujeres gallegas, y lo dirigió Eugenio George, el mismo director de «las espectaculares Morenas del Caribe». Eugenio dirigió el equipo de Hijas de Galicia, esto es algo que no se sabe, su esposa fue la capitana de este equipo.

Encontramos cosas tan interesantes como que en el año 1960 se hizo un juego de voleibol en el teatro Karl Marx, para promover este deporte y entre otras cosas se debió a este grupo de mujeres emigrantes que desafiaron cualquier espacio siendo muy valientes en todos los sentidos y yo creo que el libro honra tan poca visibilidad; por eso me entusiasma tanto el tema y quiero que esta historia esté en todos los sitios, para que la puedan conocer muchas personas, para que se animen a contar otras tantas historias invisibles de mujeres y que yo creo que cuando uno las conoce dice: ¿y por qué no me lo habían contado? Y así le estamos devolviendo a nuestro país ese lado oculto.

¿Cómo fue la acogida de esta investigación en Galicia?

Tengo muchas anécdotas de cuando salió la versión digital primera en el año 2010; estaba en un restaurante y el dueño vino y me dijo que me invitaba, yo lo miré extrañado y me dijo «sí, porque usted es el autor del libro Gallegas en Cuba y lo único que quiero es una foto y un ejemplar digital». Fue mucho el cariño de las personas que me acogieron como familia, a mí me sorprendía porque en todos los lugares a los que llegaba siempre había alguien que me preguntaba dónde podía encontrar el libro y… se agotó.

Recuerdo cuando estaba en esas giras en Galicia, que llegó un momento en que hasta me indispuse, porque eran tantas las emociones que mi organismo reaccionó fuertemente porque es nuestra común historia, la que nos une y creo que nos une desde los pueblos y eso está demostrado cuando uno conoce estas historias que van más allá de la política, más allá de lo que es la institución nación, van a la parte más personal que es la familia.

¿Ya comenzó la nueva historia?

Yo tengo más de mil cartas, en muchas de las presentaciones que hicimos varias mujeres se me acercaron y me dijeron «mira, estas son cartas que nunca pudieron llegar a Cuba, porque se quedaron en pueblos cuando empezó la guerra». Existen otras que se perdieron y quedaron guardadas y yo las tengo y quisiera hacer el libro de las cartas que se quedaron, porque creo que va a ser muy interesante conocer qué querían estas mujeres, qué le escribían a su familia, a sus novios, a sus amigas y yo creo que va a dar origen a una nueva historia, una que siempre va a estar en renovación porque de cierta forma yo se las estoy trasmitiendo a mis estudiantes, porque no es mía.

Como ves ya comenzó la nueva historia; estas gallegas van a seguir multiplicándose y vendrán otras historias más que no contaré yo, sino mis estudiantes o cualquier persona que se motive. 

Tengo entendido que para la presentación del libro en Cuba usted contó con la colaboración del artista gallego Roí Casal…

Sí, el libro sale por el esfuerzo del artista gallego Roí Casal que con su proyecto «Son galego son cubano», lo incluyó en el homenaje que hará la Xunta de Galicia por los 500 años de la fundación de La Habana.

¿Cómo presentaría usted este libro? ¿Qué es?

Gallegas en Cuba creo que es un canto a la sensibilidad humana, un canto al respeto a nuestras mujeres y para que no digamos más que no son importantes en la historia porque no aparecen, no, son muy importantes porque tienen su propia historia y la de las gallegas en Cuba es también la historia de las mujeres cubanas.

El libro es un pretexto para mantener el puente entre esas dos orillas que están unidas, creo que para siempre, porque es la historia más íntima entre nuestros dos países. 

Cuba es un país signado en su decurso por las migraciones, y en ellas las mujeres han tenido su propia historia, digna de ser rescatada y conocida.

Gallegas en Cuba, es un homenaje a todas las mujeres de Galicia que emigraron a Cuba y se fundieron con nuestras familias y cultura. Sus protagonistas son mujeres como Blandina Martínez, que nunca regresaron a su tierra pero nos dejaron un legado de fuerza, persistencia y amor.