Gabriel Dávalos: Las fotografías hablan por sí solas


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 En portada, la imagen que recibió el Grand Prix, perteneciente al fotógrafo cubano Brian Canelles.

El recién finalizado Concurso Internacional de Fotografía de Danza Alicia Alonso 2021, fue concebido en el marco de las celebraciones por el aniversario 73 del Ballet Nacional de Cuba, Patrimonio Cultural de la Nación. La convocatoria, iniciativa del proyecto creativo MATRIA, contó con el auspicio de la UNESCO, el apoyo de la Sociedad Cultural José Martí y el Fondo Cubano de Bienes Culturales. Sobre el favorable impacto de esta primera edición, los retos y perspectivas, conversamos con el destacado fotógrafo Gabriel Dávalos (La Habana, 1981), presidente del Jurado.

CLASES DE DANZA. Premio: Improvisation Class. Nanette Melville / Sudáfrica

¿Cómo valoras la participación nacional y extranjera en este evento inédito en las artes visuales cubanas?

Cuando concebimos el primer Concurso Internacional de Fotografía de Danza Alicia Alonso teníamos la incertidumbre de cómo iba a ser acogido en el mundo profesional de la fotografía, específicamente de la fotografía de danza. Además, pusimos como condición que podía participar cualquier fotógrafo pero con obras que mostraran el trabajo de bailarines, bailarinas, maestros y coreógrafos nacidos en Cuba. Era un reto de cara al mundo lanzar esta Convocatoria, aun cuando teníamos el auspicio de la UNESCO, incluso cuando llevaba el nombre de Alicia Alonso que es una figura iberoamericana y universalmente reconocida.

Desde que lo convocamos tuvimos señales de que iba a ser un Concurso con una buena acogida. Desplegamos una estrategia de comunicación en las redes sociales para tocar espacios íntimos de los fotógrafos en el mundo, sabiendo y buscando por dónde andaban los cubanos en esas Compañías, en esos espacios del mundo y nos sorprendió mucho que, al final, contáramos con más de mil 760 fotos de 275 profesionales de 29 países en los cinco continentes.

Nos sorprendió también, más allá de lo que esperábamos, tener fotografías de profesionales y bailarines cubanos en Asia, China, Malasia o en Oceanía, en Australia, Sudáfrica, en las dos Américas, además de varios países europeos.

Otro elemento significativo fue tener un grupo de jóvenes bailarines pero esta vez concursando como fotógrafos. Fue agradable encontrarnos, junto a estos bailarines devenidos fotógrafos, a otros jóvenes abriendo camino, participando junto a grandes fotógrafos de la historia, reconocidos a nivel internacional en nuestro Concurso y cumpliendo con nuestra única condición: mostrar el trabajo de bailarines, maestros, coreógrafos cubanos alrededor del mundo. Eso fue muy interesante.

ESTUDIO. Premio: Skirt. Yoel Carreño / Cuba

¿Qué posibilidades brindó interactuar con un jurado que incluyó no sólo reconocidas figuras del lente, también prestigiosos críticos y periodistas?

Tener un jurado internacional muy diverso, diverso digamos en generaciones, en el rango de edades, diverso en las culturas, los países, en las formas de entender la danza, en las profesiones, fue también algo que le aportó al Concurso. Por ejemplo, Mark Olich, un fotógrafo ruso, un maestro que trabaja la fotografía de manera singular; Gene Schiavone, el norteamericano, lo hace un poco más desde lo clásico; Fátima Nollen, crítica de danza del círculo especializado de críticos del Reino Unido; Yuris Nórido que alterna entre la crítica, la prensa y la fotografía de danza; Pedro Simón, viudo de Alicia Alonso, es además director del Museo Nacional de la Danza; y este servidor con más de una década de trabajo en la fotografía de danza.

Toda esa diversidad permitió evaluar, valorar las fotografías que teníamos delante, de maneras diferentes. No hubo un jurado homogéneo con una votación claramente definida hacia una tendencia u otra. Fue un jurado diverso, con una votación diversa, riquísima y complicadísima por la diversidad en las formas de entender la danza y esto creo que lo hizo más rico porque nos permitió abrir un diapasón y valorar de una forma más diáfana, abierta, sincera, realista, moderna y contemporánea pero también desde los patrones clásicos, todas las obras que estaban concursando, con absoluta transparencia porque el jurado nunca supo el autor de la fotografía por la que estaban votando. Con esa transparencia se trató de seleccionar la fotografía que más valores tenía. Eso es una virtud que tuvo el Concurso.

BACKSTAGE, Premio: Dégagé. Pedro Vidal / Brasil

Es fabulosa la visibilidad que a través del lente alcanzaron bailarines cubanos que hoy se encuentran en diversas regiones del mundo, en ese sentido el Concurso ha sido una ventana abierta para la danza, avalando el prestigio de la escuela cubana de ballet.

Cuando un bailarín cubano viaja a otro país a seguir su carrera en otra Compañía, es un hecho completamente normal en el mundo de la danza. Por ejemplo, Paloma Herrera es una bailarina argentina que hizo casi toda su carrera en el American Ballet Theatre de Nueva York. El cubano Joel Carreño lo ha hecho en Noruega o Tamara Rojo, bailarina española, que tuvo una destacadísima trayectoria en el Reino Unido.  Pero cuando pasa en Cuba solemos perder el contacto con la historia siguiente, los logros y lo que va pasando en la vida artística de estos artistas cubanos.

Esta fue una oportunidad para conectarnos con un grupo de bailarines y bailarinas que están haciendo su carrera en otros países y fue maravilloso reencontrarlos, verlos profesionalmente, saber cómo les ha ido en sus nuevas compañías. Fue extraordinario para el público que nos iba siguiendo en las redes sociales y para otros colegas que, desde aquí o desde allá, iban conectando con el concurso.

Algo maravilloso que ocurrió fue que no solo el público general se sumó a seguir el concurso, también los propios bailarines desde otros países y desde Cuba, lo hicieron para reencontrarse con sus antiguos compañeros. La visibilidad que se le dio a esa explosión cubana, como le llamamos, que hay bailarines cubanos en los cinco continentes, fue otro de los logros que me hicieron feliz de este concurso.

STAGE. Premio: Dani Hernández; Eneas, héroe troyano en Dido abandonadaAlicia Sanguinetti / Argentina

Cómo establecieron ese trabajo de mesa (virtual) de selección, análisis, debate de las mejores obras… Ha sido un concurso mediado por la compleja situación de la pandemia global de la COVID-19 que no por ello dejó de sorprendernos en su rigor y profesionalidad….

Fue un concurso que, desde que lo concebimos, sabíamos que iba a tener que sortear los obstáculos de la pandemia. Luego nos queda la satisfacción del jurado, que en todos los casos aceptaron desde la primera invitación sin vacilar, pues le otorgaron a este evento la prioridad, la importancia y así pudimos cumplir con las fechas, con los plazos como lo teníamos pautado.

Llegamos a la decisión final a través de votaciones virtuales, respetando las opiniones de los compañeros y se llegó a esta decisión no de forma unánime, a veces lo hicimos por puntuaciones muy apretadas Tuvimos fotografías en las que por uno o dos puntos se definía quien era el ganador. Pero fue una experiencia bonita donde personas diversas en los idiomas, en las culturas, en las formas de entender la danza como te decía anteriormente, en las generaciones, mostraron su profesionalismo y el respeto no solo hacia la fotografía, hacia los fotógrafos y también hacia el evento, un evento que lleva el nombre de Alicia Alonso, quien fuera la única cubana Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO (desde 2002) y Embajadora Mundial de la Danza (desde 2017).

 ¿Qué valoración le merecen las obras premiadas?

Creo que las fotografías que obtuvieron premios y menciones hablan por sí solas. No han que defenderlas, ellas solas se defienden. Uno las observa y siente la satisfacción, siente que fue un buen concurso, que tuvo un alto rigor y una alta calidad en las propuestas. Que los fotógrafos que participaron en su gran mayoría tuvieron un proceso de trabajo fuerte de selección y eso hace que el nivel del concurso sea este que resultó y que ha tenido una repercusión evidente entre el público y los fotógrafos de manera general, los fotógrafos especializados en danza cubanos y extranjeros y que abre una puerta a futuras ediciones justamente por la calidad.

RETRATO. Premio: Anatomía. Yoandry Sardiñas Martínez / Cuba

¿Estas obras formarán parte de un proyecto expositivo en el próximo año?

Todas estas fotos que obtuvieron premios y menciones van a formar parte de una exposición pública que se inaugurará en La Habana el 21 de diciembre de este año que celebraremos el 101 cumpleaños de Alicia. El centenario no pudimos celebrarlo justamente por la pandemia. Vamos a inaugurarla aquí y a medida que avance 2022, esa exposición ira presentándose en otras provincias, ciudades y no queremos que se quede sólo en las cabeceras provinciales. Queremos que llegue a esos pueblos que cuentan con una riquísima vida cultural, estoy pensando en Remedios, en Baracoa, en Trinidad… queremos que, a lo largo de 2022, pueda ser vista por la mayor cantidad de cubanos en todas las provincias de nuestro país.

Premios Obra de la Vida. De izquierda a derecha: Tonatiuh Gutiérrez / México (Post mortem), Nancy Reyes / Cuba, Josep Guindo / España, Graciela Gómez / Cuba, Alfredo Cannatello / Italia (Post mortem), María Eugenia (Buby) Bode / Cuba, Francisco (Paco) Bou / Cuba, José Luis Estrada Betancourt / Cuba (Post mortem).

Soñar, sentir y mirar la danza a través del lente continúa siendo motivo recurrente para numerosos fotógrafos. ¿Tendremos entonces una nueva edición del concurso?

Aún siendo muy reciente el cierre de este concurso, sí queremos que sea un evento que se repita quizá cada dos años, o sea que podamos dar un chance para que los fotógrafos carguen las pilas, tengan un par de años en el mundo de la danza, se organicen y puedan trabajar y pensar en las categorías del concurso. Porque esa es una de las cosas que recibimos.

Ya nos escriben fotógrafos de Cuba y de otros países pidiendo detalles, preguntando sobre cómo será la próxima edición. Vamos a pensar en hacer un evento que llegue y que se mantenga cada dos años para seguir reconociendo el trabajo de bailarines, bailarinas, maestros y coreógrafos cubanos alrededor del mundo y por supuesto en Cuba. Creo que si lo conseguimos, dentro de 10 años podremos tener un hermoso registro visual de la historia de nuestros bailarines, de nuestros profesionales de la danza contada desde una imagen que recoja ese trabajo alrededor del mundo. Eso sería una obra maravillosa de cara al futuro. Por eso, por los resultados que ha tenido el concurso y por los resultados que pueda tener para la danza, para la fotografía y para la cultura cubana, vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que se repitan las ediciones.

Premios y Menciones

Concurso Fotografía de Danza Alicia Alonso 2021


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