El parque central de Madruga como obra documento


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Glorieta de Madruga, 1927. Arq. Gerardo Velaz, Maestro de Obras Argelio Corso y albañil Tomás Inguanzo.

Dentro de la enseñanza del arte, de manera particular en las artes de la conservación del patrimonio cultural, se otorga prioridad a la formación integral de conservadores y museólogos en un proyecto curricular que se corona cada año con el Ejercicio Integrador, momento en que el estudiante asume el reto de demostrar metodológica y teóricamente el enriquecimiento de conocimientos en correspondencia a las asignaturas recibidas, desde la evaluación de la condición patrimonial de aquello que, a su criterio, merece gozar de protección, hasta la puesta en ejecución de técnicas e instrumentos en procesos de intervención. La presentación del Ejercicio deviene auténtica jornada y sus trabajos constituyen potencial de ponencias y comunicaciones a eventos científicos de la Facultad. (1)

A fin de ilustrar los puntos de partida y sus resultados tomo como ejemplo el ejercicio de la estudiante Ivis Leydis Guindo Rojas, de 2do año del perfil museología, quien propuso el análisis del parque central de Madruga como “obra documento”, término asumido como el reconocimiento del valor de la obra de arte como receptora y trasmisora de la memoria colectiva, en una perspectiva que incluye tres tiempos históricos: pasado (construcción), presente (reconocimiento) y futuro (defensa y protección). (2)

¿Resulta pertinente el estudio del patrimonio edificado por los museólogos? Dado el hecho de que tanto en la vida común como en los predios académicos resulta significativo la reducción del desempeño de los museólogos en temas relacionados directamente con el museo, incluso en su concepción más tradicional, es preciso recordar que desde la creación de la Oficina Internacional de Museos (OIM) en 1926 (3), los profesionales de este saber interactuaron de forma directa en el cuidado del patrimonio cultural en cualquiera de sus manifestaciones, de ahí su primacía en la misión tutelar de los bienes, primeros históricos y artísticos, luego en su pluralidad, “patrimonio cultural” (4). La Carta de Atenas (1931), por ejemplo, relacionada con la “Conservación de monumentos de arte e historia”, estipuló que son los museólogos los que se han de encargar de poner “al día una lista comparativa de las legislaciones vigentes en los diferentes estados sobre este tema”, de la difusión de resultados con “noticias sobre los trabajos emprendidos en los varios países mediante publicaciones regulares de artículos dedicados a los procedimientos y a los métodos de conservación de los monumentos históricos". (5)

Guindo Rojas define el parque central de Madruga como el “espacio urbano delimitado por las antiguas calles: Sol (hoy Martí o Avenida 25), al norte; De los Baños (Ave. 27), al sur; Depósito (hoy Calle 32), al este, y San Luis (Calle 34), al oeste, en el que tienen expresión cultural los hitos de la historia de la ciudad en correspondencia con la historia nacional”. (6)

¿Qué elementos urbanos arquitectónicos definen los valores del parque central de Madruga como obra documento? Para responder a ello, consulta la estudiante los materiales atesorados en el Museo Municipal, visita a historiadores y arquitectos de la localidad y, consciente de que su obra en estudio es el parque en sí mismo, busca en él la permanencia de los signos acotados en el material de consulta. A un análisis de contenido le sigue un estudio de la relación entre signos y significación cultural, no solo la que tiene para los contemporáneos, sino también las que alcanzó en el pasado, al menos para un sector de la sociedad local. Como guía para exponer sus resultados: los tres periodos definidos para la Historia de Cuba: Colonia, República y Revolución.

Para el origen del espacio urbano, a los inicios del siglo XIX, parte la estudiante de los resultados de la investigadora Alicia García Santana destaca que en 1810 el agrimensor Ángel Alberto Salens, por orden del Marqués de  Someruelos, confecciona el primer plano de la población, en base a un trazado de ocho calles de norte a sur y otras tantas de este a oeste organizadas en cuadrícula, en la que estaría la Plaza Mayor, único espacio libre de la traza (7). A ello debe Madruga la configuración de su parque: una manzana cuadrada de 67 metros por cada lado aproximadamente. En los primeros años careció de significación sociocultural pues su uso se reducía al pastoreo del ganado hasta que en 1866, con la designación de Madruga como cabeza de un Término Municipal, se colocó en su centro una farola sobre un pedestal de hierro circundado por una verja. (8)

Las intervenciones siguientes se asocian a las quejas ofrecidas por Brigadier Comandante de la Jurisdicción en su visita a la localidad en 1872 y a la propuesta hecha por Bartolomé Sotelo, Síndico del Ayuntamiento, de delimitar el área con “un muro de mampostería alrededor de un paseo de lajas, jardinería y numerosos canteros rodeados de botellas de barro” (9), imagen que llevaría a los madrugueros a rebautizarla como Plaza Alfonso XII en el acto de inauguración, el 29 de julio de 1877. Entre 1880 y 1884 el alcalde el Dr. José María Pardiñas Barreiro (10) proyecta nuevas mejoras: la adquisición de una fuente y una farola de cinco brazos que prestarían servicio entre las 6:00 pm y 10:00 pm., a lo que se sumó, en 1892, un sistema de bancos de madera y hierro y unas rejas alrededor de los parterres.

Al cierre del siglo XIX Madruga posee un parque central en el que elementos del mobiliario: bancos y farola, resultan las huellas de un patriotismo local, mientras en su nombre, elemento intangible, está el testimonio de una dependencia a la metrópoli: Alfonso XII. De esta etapa se hereda la composición actual del espacio con un núcleo central, cuatro parterres, paseos interiores y un paseo perimetral.

En la Republicana, inmediata al cese de la Guerra del 98, se coloca al espacio el nombre  Parque de la Independencia y en 1900, por iniciativa del doctor Pardiñas, se sembró una Ceiba en el centro del lugar (11). Si se tiene en consideración que al acto asistió la representante de la benefactora norteamericana Clara Barton (12) que era la presidenta de la Cruz Roja Americana y el comandante del ejército Crispín Valera Sardiñas, entonces podría relacionarse su significación con el simbolismo atribuido a la ceiba plantada en el Parque de la Fraternidad de La Habana. Aunque es preciso recordar que la utilización de árboles como símbolos patrios tiene sus antecedentes en el siglo XIX bajo el pretexto de ornamentación, tal es el caso de las cuatro palmas del parque Agramonte, de Camagüey, en 1853 (13) y las del parque de Santiago de las Vegas. (14)

Otro signo de patrimonio local fue la colocación al espacio del nombre Dr. Enrique Núñez Palomino (Madruga, 16 de enero de 1872- Nueva York 15 de sept. de 1916), en 1921, madruguero que alcanzó el grado de Coronel del Ejército Libertador (E. L.) y cirujano eminente. Luego se inicia la pavimentación de los paseos y aceras y se elimina la simbólica ceiba de su centro, al tiempo que se utiliza en la vegetación la especie de Copey, árbol y flor típica del municipio. El 25 de agosto de 1922 se concluye la sustitución de los bancos por otros de materiales que imitaban granito, junto a un conjunto de farolas de hierro para el alumbrado reanimándose a partir de 1925 con un programa cultural de las retretas (los miércoles y domingos) con una de las insignes figura de la música madruguera: José Urfé (6 de feb. de 1879-13 de nov. de 1957) (15). Pero, como destaca en su trabajo Ivis Leydis Guindo Rojas, la obra que definirá la imagen del parque será la glorieta, promovida por Alberto Barreras, coronel del E. L. y Gobernador de La Habana en 1927. El proyecto fue asumido por el arquitecto Gerardo Velaz y la ejecución estuvo a cargo del maestro de obras madruguero Argelio Corso y el albañil Tomás Inguanzo (16). En gratitud el parque fue rebautizado con el nombre Alberto Barrera. En el segundo lustro de la década del 30 la significación del espacio se enriquece con elementos conmemorativos. En 1938 se colocan dos tarjas: al doctor José María Pardiñas y José Valera Monteagudo.

Árbol del Copey y su fruto, símbolos de la ciudad.

En primer lustro de la década del 40 el parque de Madruga se enriquece con una obra escultórica dedicada a las Madres bajo la gestión de la logia masónica La  Conciliación, inaugurada el 10 de mayo de 1942 (17) y, de mayor valor artístico dada la importancia de su autor en la historia del arte cubano se emplaza el busto de Antonio Maceo en 1954, de Teodoro Ramos Blanco (18). Finaliza la etapa con el homenaje de la “Asociación Pro-Obeliscos de la Invasión” en 1955, que coloca una tarja de bronce al coronel Eliseo Figueroa Mirabal, quien supo defender a su pueblo en las luchas independentistas. 

Con el Triunfo de la Revolución, en 1959, se coloca el busto dedicado al ilustre músico José Urfé, hijo de la ciudad que alcanzara un lugar destacado en la historia de la música cubana y en 1960 se rehabilita el parque de forma integral ambientando los parterres con una fuente, nombrándose “Octavio Hernández Domínguez”(19) (Quivicán, 1865 - Madruga, 1896) para honrar al Comandante del E. L., miembro del cuerpo de voluntario español que conspiraba en favor de la Independencia de Cuba. Dos décadas más tarde, en el vigésimo aniversario del fallecimiento de Sergio “Pipián” Martínez, EL Rey de las Carreteras Cubanas, se develó por la Dirección Municipal de Deportes una tarja en su honor en 1989.

El siglo XXI también trajo nuevos elementos. Al revestimiento de sus muros perimetrales en 2015, siguió la colocación de farolas en 2016, elementos que ambientalmente sustituían las fuentes de los parterres. A finales del 2018 comenzó la restauración de la glorieta por el Fondo Cubano de Bienes Culturales y hoy “Como el parque es zona-wifi, han colocado unas luces blancas con el propósito de que la gente pueda conectarse  a cualquier hora”. (20)

Si se siguen los cambios topónimos que han acompañado el parque central de Madruga: Plaza Alfonzo XII (1877), Parque de la Independencia (1898), Dr. Enrique Núñez Palomino (1921), Alberto Barrera (1927) y Octavio Hernández Domínguez (1960), podríamos afirmar que estar en él, es compartir con el devenir de los ideales de los madrugueros a lo largo de la historia; una construcción cultural de la que han participado visitantes foráneos y sus habitantes.

El estudio realizado por Ivis Leydis indica que el valor documental del actual parque “Octavio Hernández Domínguez” se manifiesta en el sistema de elementos y signos que transmite el proceso cultural de Madruga desde 1810 hasta el presente, entre los que se destacan su trazado, la composición y los elementos decorativos y conmemorativos. El árbol del Copey con su flor y la glorieta marcan con su imagen, el orgullo de quienes comparten con él sus días.

 

 

Notas:

(1) V.: “V Jornada del joven conservador y restaurador”, Blog Cubarte, La Habana, 28 de noviembre de 2018  http://www.cubarte.cult.cu/blog-cubarte/v-jornada-del-joven-conservador-y-restaurador/

(2) V.: Concepción Fontenla San Juan: “El monumento como documento”, en su Restauración e historia del arte en Galicia, pp. 41-63, Instituto Padre Sarmiento de Estudios Gallegos, Santiago de Compostela, 1997.

(3) Organismo del Instituto Internacional de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones fundado en 1926.

(4) V.: Isaac Bayón Juan: Museología y museografía, Curso 2012-2013. https://es.slideshare.net/unita26/museologia-y-museografa. Acceso: 29 de abril de 2019 y Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial”, Unesco, París, 2003, en Documentos Fundamentales para el patrimonio cultural, pp. 105-115, Instituto Nacional de Cultura, Lima, 2007.

(5) V. “Carta de Atenas”, puntos 3, 6.2 y 8.3, pp. 133, 134 y 135 respectivamente. “Carta de Atenas, Conservación de monumentos de arte e historia”, Grecia, 1931, en Documentos Fundamentales para el patrimonio cultural, pp. 133-135, Instituto Nacional de Cultura, Lima, 2007. Se añade a ello la inserción de esta profesión en la defensa del patrimonio inmaterial.

(6) En uno de sus poemas expresa Diosdado Padilla Tamayo: “Tiene el parque en su semblante // la felicidad sujeta, // al júbilo se concreta // si por el tiempo sin fin // Urfé vuelve de bombín // el domingo a la retreta”, Antorcha, Madruga, domingo 10 de mayo de 1998.

(7) Alicia García Santana: Treinta maravillas del patrimonio arquitectónico cubano, p. 264, Ed.  Polymita, Guatemala, 2012.

(8) Eladio Suárez: “Comentando nuestra historia. Una pincelada: El parque de Madruga”, p. 3.

(9) Ibídem.

(10) Alcalde de la ciudad de Madruga en el periodo colonial de 1881 a 1854 y entre 1899 y 1901. Vladimir Hernández: “Los gobernantes de Madruga desde su fundación como municipio el 1ro de julio de 1866 (I). Etapa colonial y de la ocupación por EEUU”, Antorcha, 1(3):6, Madruga, sábado 15 de febrero de 1997.

(11) Eladio Suárez: Ob. cit., p. 3.

(12) Clarissa Harlowe Barton (25 de dic. de 1821 - 12 de abr. de 1912) más conocida como Clara Barton, pionera, profesora, enfermera y humanitaria estadounidense.

(13) V.: Marcos Tamames: “Patrimonio para nuestras generaciones” en el Día Internacional de los Monumentos y Sitios”. Blog Cubarte, La Habana, 17 de abril de 2018. http://www.cubarte.cult.cu/blog-cubarte/patrimonio-para-nuestras-generaciones-en-el-dia-internacional-de-los-monumentos-y-sitios/. Acceso: 30 de mayo de 2019. En el caso específico de la Ceiba como símbolo de la República en el caso de Camagüey fueron sembradas 3 de ellas en los espacios de mayores valores históricos de la ciudad: La Plaza de la Merced, El Casino Campestre y el patio del antiguo Cuartel de Caballería.  

(14) V.: Francisco Finas García: Historia de Santiago de las Vegas, p. 34, Ed. Antena, Santiago de las Vegas, 1955.

(15) Sus danzones más escuchados son “Fefita”, “Nena”, “El churrero”, “El dios chino”, “El progreso” y, sobre todo, “El bombín de Barreto”.

(16) Entrevista, 28 de mayo de 2019, 2:00 pm.

(17) Antorcha, 1(6):2, Madruga, domingo 4 de mayo de 1997.

(18) Nació el 19 de noviembre de 1902, Cerro, Habana, uno de los iniciadores de la vanguardia escultórica cubana y a la vez una de las figuras más sobresalientes y talentosas. Muere el 15 de octubre de 1972, Habana. Esta obra no aparece referenciada entre las emplazadas que refiere la investigadora Ursulina Cruz Díaz, V.: Diccionario Biográfico de las Artes Plásticas, pp. 402-404.

(19) Carlos Miguel Suárez Sardiñas; 1999 en De nuestra historia cultural. El parque de Madruga, http://www.angerona.cult.cu/municip/madruga/index.

(20) Analay Mederos Álvarez: “El parque de Madruga”, “El parque de Madruga”, en Rutacuba. www.rutacuba.com/edicion-14-rutacuba/el-parque-de-madruga. Acceso: 8 de abril de 2019.

 


1 comentarios

gladys sapayo
5 de Agosto de 2020 a las 13:43

Este Parque de Madruga, donde yo nací, el mas lindo de Cuba, simbolo del pueblo donde muchas fiestas, retretas y novios se enamoraron. Nunca lo olvidaré en su estilo original que por desgraia, ya no es igual.Gladys Sapayo,

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