13 de diciembre, Quemados de Marianao a las puertas de su 300 aniversario


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Habana y sus alrededores. Mapa Esso, 1953.

 

La historiografía marianense seña el 13 de diciembre como el día de celebración del aniversario de la ciudad, acerca del criterio tomado para ello el artículo “Época Indígena. Etimología del Nombre”, publicado en el primer Cuaderno de Historia de Marianao, indica:

 

No fue hasta el 13 de diciembre de 1720 que se echaron los cimientos del más importante asiento de población del Marianao primitivo. Ese día, el Director General de Indios, Cristóbal Zayas Bazán, se dirigió por escrito al Cabildo de La Habana, en solicitud de que «en los autos que a su pedimento tiene hecho sobre el paraje que llaman los Quemados de Marianao se le conceda un paraje realengo y a propósito para la residencia de otros indios». [1]

En el referido trabajo se explica que el solicitante, Zayas Bazán, dejaba aclarado “que no tenía noticia en cuanto a que la misma tendía a lesionar los intereses de alguna otra persona”, razón que bastó al Procurador General para no poner reparos, “propiciando así la formación del caserío de indios que aquél se hallaba interesado en levantar”. De modo que el 13 de diciembre de 2020, estará la ciudad de Marianao arribando a sus 300 años, razón que invita a revelar, a lo largo de este año, 2019-2020, una serie de resultados de investigación que permitan comprender la conformación del más importante núcleo urbano de La Habana del Oeste en sus múltiples aristas y acontecimientos culturales. El artículo que aquí presentamos: “Toponimia urbana en Quemados de Marianao entre los siglos XVIII y XIX”, puede ser el primero de ellos.

Toponimia urbana en Quemados de Marianao entre los siglos XVIII y XIX

La génesis, evolución y comportamiento  de nuestras ciudades constituye un tema vital para entender en términos patrimoniales la construcción de los rasgos identitarios de sus habitantes; tema que suscita polémicas reflexiones en las diferentes disciplinas que se aproximan al asunto, entre las que se destacan la Historia, la Arquitectura y el Urbanismo, la Historia del Arte, la Sociología y la Antropología entre muchas otras, y es que en cada etapa del devenir de la ciudad se encuentra la expresión cultural del universo cosmogónico que acompaña a sus protagonistas. Aprehender lo esencial de cada fragmento de la historia cultural de la ciudad, resulta uno de los primeros pasos en el reconocimiento y defensa de la identidad local.

En este caso le propongo un asomo a la toponimia urbana de Marianao entre los siglos XVIII y XIX, no sin antes comentarle que estos son solo los nombres iniciales, todos ellos sometidos a cambios y modificaciones, en más de una ocasión a lo largo de la historia. Se trata de un trabajo realizado en base a fuentes documentales de primera mano, de la consulta de un patrimonio documental atesorado en el Archivo Nacional de Cuba, la Biblioteca Nacional José Martí y la Biblioteca Municipal de Marianao Enrique José Varona.     

¿Tendría sentido en el ámbito identitario y patrimonial la reconstrucción toponímica de Marianao aproximadamente medio siglo después (en 1954) de la ejecución de un plan que anuló en ella los nombres tradicionales para revelarla como “ciudad moderna y grandiosa” [2]? ¿Tiene la primigenia toponimia urbana significación alguna para los marianenses actuales? La respuesta puede encontrarse en el análisis del reconocimiento del valor documental de la obra de arte como receptora y trasmisora de la memoria colectiva, desarrollado por la profesora Concepción Fontenla San Juan en el texto Restauración e Historia del Arte en Galicia:   

Se puede constatar fácilmente, si examinamos con detenimiento la historia de la humanidad que, en cada una de sus diferentes fases, los hombres han tenido una peculiar forma de «mirar al pasado» y que siempre lo han hecho procediendo a una elección preferencial, condicionada por sus propios gustos y planteamientos, aceptando o negando, valorando o ignorando los documentos históricos que en forma de edificios, esculturas o pinturas, les han legado hombres de otras épocas, de otras civilizaciones. [3]

Así, sobre la base del valor patrimonial como construcción sociocultural, Fontenla San Juan reconoce en el pasado manifestaciones estéticas que, ignoradas o rechazadas en el momento de su creación obtienen a posteriori la estima de la sociedad y, en caso contrario, obras que adquirieron valor extraordinario para sus contemporáneos pasan desapercibidas durante generaciones enteras, e “incluso premeditadamente silenciadas”, hasta que una vez rescatadas del olvido en un momento dado alcanzan la significación de símbolos que modifican la opinión de la colectividad, ya no solo en relación con la obra como documento histórico sino también como huella de la civilización que las hizo posible. De modo que, además de la experiencia vital de los individuos con el entorno urbano, el conocimiento de su historia permite una reinterpretación y reconsideración con respecto a su futuro, perspectiva a la que contribuye la investigación histórica cultural.

Sin lugar a dudas el más antiguo registro de la primigenia toponimia urbana en el caso de Quemados de Marianao lo constituye el sistema de documentación generado por la Iglesia. En la medida en que el territorio adquiere autonomía eclesiástica, en particular una vez declarada área sede de una parroquia, los libros de bautismo, matrimonio y defunciones resultan testimonios de la conformación del tejido social y el espacio urbano. La no consulta de estas fuentes limitan los resultados aquí expuestos.

Paralelamente, en el ámbito civil, con la creación de un término municipal en Quemados de Marianao en 1878, emergen documentos de suma valía como las Ordenanzas Municipales de Policía Urbana y Rural del Término de Marianao de 1886 [4], proyecto que en su acápite “Policía urbana” se ocupa de lo concerniente a Religión, Moralidad y Buenas Costumbres, Orden y Gobierno Municipal, Salubridad, Seguridad pública y Aseo y ornato. Precisamente son las Ordenanzas las que constituyen punto clave en el análisis que nos ocupa, en tanto es en ellas donde, por la necesidad de delimitar la organización del espacio, aparece por primera vez, como sistema, los nombres de las calles de Marianao.

Una vez delimitado el Municipio en términos geográficos las Ordenanzas establecen sus elementos urbanos mediante el uso de tres categorías: distritos, barrios y caseríos. Quemados de Marianao queda organizado en tres distritos: 1ro.- Barrio Los Quemados, en el que se incluye el caserío de Curazao; 2do.- Barrio Coco Solo, con el barrio y caserío de la Playa; y 3ro.- Barrio del Pocito, en el que, de manera independiente, se incluye el barrio de la Lisa, posición obvia si se tiene en cuenta el lugar del Río Quibú en la imagen urbana [5], de ahí que no tenga en cuenta en este trabajo.  Tal organización indica que los ejes estructurales son la Calzada Real (hoy Ave. 51) y la Calle del Paseo (actual 124).

En el Primer Distrito, definido por el barrio Los Quemados, se relacionan en dirección Norte-Sur las calles Panorama (Ave. 41), Dolores (45), San Federico (47), San Francisco (49) y la Calzada Real (51); mientras que de Este a Oeste aparecen Medrano (Calle 102), Iglesia (108), San Juan (110), Norte (112), Domínguez (114), Rey y Santa Úrsula (116); Príncipe de Asturias y Angueira, en su prolongación después de 51 (118); y Calle del Paseo (124); un total de 13 topónimos entre los cuales, teniendo en cuanta que la calle Boquete se reconoce en otros documentos como “De la Iglesia”, 69% resulta expresión de religiosidad (6) y la militarización (3), quedando 4 de ellos: Panorama, Norte, Domínguez  y Medrano, sujetos a estudios.

¿No existe en la traza urbana de finales del XIX la avenida 43? ¿Tampoco las calles 106, 120 y 122? Planos de la primera mitad del siglo XX revelan que la actual Ave. 43 fue nombraba en el periodo colonial como “Calle Infanta”, mientras 106, 120 y 122: San Jacinto, Santa Isabel y San Carlos, respectivamente. Obsérvese además que los topónimos Rey y Santa Úrsula corresponden a la calle 116 con punto de encuentro o partida en la Calzada Real, similar a su paralela 118 con Príncipe de Asturias y Angueira; ¿signo éste de que tras el eje estructurador existe un sistema de ejes que en condición de periféricos han sido ignorados? Planos posteriores indican tras la Calzada Real, en dirección Sur, calles de topónimos tradicionales como San José (55), Santa Catalina (57), San Julio (61) y San Manuel (63). 

En el segundo distrito: Barrio de Coco Solo, se relacionan 18 sendas con bordes en la Calzada Real y la Calle del Paseo. De Norte a Sur: Esperanza (39), Ángeles (41), Campa (43), San José (45), San Francisco (49), Calzada Real (51) y en dirección Oeste: Paseo (124), Torrecillas (128), Santo Domingo (130), Padres (132), Santa Lucía (134), San Andrés (136), San Celestino (138), San Antonio (140), Pérez (142), San Rafael (144) y Río; al que se suma, desconociendo su sentido de orientación, así como su correspondencia en la toponimia actual, la calle San Agustín.

Planos de principios del siglo XX destacan al norte de Esperanza (39) los ejes Concepción (37), Santa Rosa (35), Asunción (33), Arredondo (31) y Saavedra (29) [6]. También en esta zona aparecen ejes estructuradores de segundo orden como la calle Santo Domingo (130) y Padres (132), especie de bordes de los repartos Campa y Zamora.

Características particulares acompañan la toponimia en el tercer distrito: Barrio El Pocito, nombre asociado al patrimonio cultural de los marianenses según indica Jacobo de la Pezuela: “El objeto de curiosidad pública más notable [de Marianao], es el manantial llamado Pocito, que es una modesta fuente de mampostería con tres surtidores de metal que proveen al vecindario de un agua delgada y muy medicinal para males del estómago y del tubo digestivo” [7]. De su valor da legitimidad la tarja colocada en este lugar por Antonio Torsal el 2 de julio de 1832.

Los ejes delimitadores del Barrio del Pocito son la Calzada Real (Ave. 51) y la calle Terán (126) y en él se relacionan de Norte a Sur: Calle Vieja (57), Navarrete (61), San Juan (63), San Luis o Santo Tomás (65), San Faustino (67 y San Cándido (69) y de Este a Oeste: Terán (126), Pluma (128B), Santo Domingo (130), Caimán (132), Santa Lucía (134), Sandoval (134), San Andrés (136) y Escobedo (138). Los planos atesorados en la Dirección de Planificación Física de Marianao indican que a San Cándido continúan Carmen (71), Santa Aurora (81) y Santa Julia (85) [8], que a la calle Terán le antecede Armas (124) y que, sin salida a la Calzada por iniciarse en el camino antiguo del Guanajay, Santa Emilia (128) [9], para un total de 20 ejes y 21 topónimos.

En resumen, la primigenia toponimia urbana en Quemados de Marianao encuentra su génesis en el siglo XVIII como expresión del proceso de conquista y colonización española, un proceso cultural que, como ha indicado el historiador José Luis Romero, encuentra su fundamento en el cristianismo, “que más que una fe religiosa era, en rigor, la expresión radical de un mundo cultural”. Así, resulta comprensible que, de los 59 nombres de calles revelados por los documentos, 36 estén directamente vinculados a pasajes bíblicos o figuras del santoral católico, lo que representa un 61%.

Acompañando el topónimo “Iglesia”, donde la institución deviene hito de referencia espacial más por sus funciones socioculturales que por su lenguaje arquitectónico o “Padres”, huella de una de las órdenes misioneras llegadas al territorio; “Ángeles”, honor a los mensajeros de Dios; “Esperanza”, testimonio de una de las tres virtudes teologales y “Concepción y Asunción”, oda a la Inmaculada Concepción y Ascensión de la Virgen; se encuentran los nombres de santos (20) y santas (10) que desde la cotidianeidad han inspirado al menos a uno de los vecinos con moradas en el eje en cuestión. Agustín, Andrés, Antonio, Cándido, Carlos, Celestino, Domingo, Faustino, Federico, Francisco, Jacinto, dos José, dos Juan, Julio, Luis, Manuel, Rafael y Tomás figuran entre los primeros y, acompañando a Carmen o el recuerdo a la dolorosa, “Dolores”, bautizaron los marianenses sus calles con las santas Aurora, Catalina, Emilia, Isabel, Julia, Lucía, Rosa y Úrsula. Un sistema de signos cuyos orígenes desbordan la mímesis de horizontes hispanos en Quemados de Marianao en demanda de condicionantes puramente locales.      

Aunque en diferencia significativa (10%), se encuentra el homenaje a la monarquía española, discurso político que hace gala de la subordinación de la Isla a la metrópoli y sus paladines. Téngase en cuenta que Infanta (43), Calzada Real (51), Rey (116), Príncipe de Asturias (118), Armas (124) y Paseo de la Reyna (124) son sendas ubicadas en el núcleo de Marianao, una zona significada en una especie de “ciudad letrada”, al decir del uruguayo Ángel Rama.

En el ámbito de la historia cultural los 17 topónimos restantes (29%) devienen expresión de la vida cotidiana de los marianenses. Calle Vieja, tramo vial por el que pasaba el Camino Real a Vuelta Abajo; Norte y Panorama, mezcla de punto cardinal y antigua denominación del terreno urbanizado, así como Pluma y Río, resonancia de oficios y bordes naturales, comparten el paisaje toponímico con un importante fragmento social: el de aquellos patricios que por circunstancias específicas fueron reconocidos por la comunidad en la red urbana: Arredondo, Campa, Domínguez, Escobedo, Medrano, Navarrete, Pérez, Saavedra, Sandoval, Terán y Torrecillas.

Así, Quemados de Marianao, como las primeras villas cubanas, resultó un espacio urbano expresión de las coordenadas de su tiempo. El patrimonio documental es muestra de ello y no es casual que sus vecinos se aproximen al Archivo Nacional de Cuba o a los fondos del Registro de la Propiedad tras los orígenes de su patrimonio edificado, una de las tantas perspectivas que valida la importancia de conocer la primigenia toponimia urbana de esta ciudad.  

 

Notas:

[1] Oficina del Historiador de la Ciudad: Recopilación de Cuadernos de Historia de Marianao, p. 9, Municipio de Marianao, 1961.

[2] V.: Rolando J. Rensoli Medina: La Habana: Ciudad azul. Metrópoli cubana, Ed. Extramuros, La Habana, 2015, p. 206.

[3] Concepción Fontenla San Juan: Restauración e Historia del Arte en Galicia, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Santiago de Compostela, 1997, p. 43.

[4] Antonio Iglesias, Antonio Caballero y José Valmaña: Ordenanzas Municipales de Policía Urbana y Rural del Término de Marianao (1886), 2da Ed., Imprenta y Efectos de Escritorio “E Fénix”, 1914.

[5] Durante la reorganización del territorio en 1912, a causa de la aprobación del barrio de Redención planteaban los concejales en relación con La Lisa: “Que no puede admitirse unido a los de la cabecera […] por su historia de haber figurado siempre como barrio por su posición topográfica distante de los otros barrios y separados no solo por la distancia, sino que también por el río que ha dividido este barrio de los de la Cabecera”. Acta capitular del 29 de febrero de 1912, ANC, Gobierno Municipal de Marianao, Ayuntamiento de Marianao, Actas, libro 5, f. 188.

[6] Antonio Vallee (Agrimensor): Alturas de Marianao reparto de Parte de la Estancia del Padre Zamora, Habana, 1ro de diciembre de 1915. Dirección Municipal de Planificación Física (DMPF), Departamento de Catastro, Marianao.

[7] Jacobo de Pezuela: “Pueblo de Marianao”, en Diccionario geográfico, estadístico, histórico de la Isla de Cuba, t. 3, p. 614, Impr. del Banco Industrial y Mercantil, Madrid, 1866.

[8] Felipe Exequiel (Agrimensor): Copia de escritura de 6 de agosto de 1920, ante el Notario de la Capital Sr. Pablo Hernández Laido, por los Sres. Frank Woortington Hastingo, Felipe Nogueira y otros sobre demarcación y fijación de línea divisoria entre distintas fincas urbanas, Habana, junio 17 de 1921 A. DMPF, Loc. Cit.

[9] Ropel Antonio Rodríguez y Calzada (Agrimensor): Plano del reparto de población conocido por “Cañas de Plumas”, manzanas pertenecientes al Sr. Soto Navarro, copia del ferro-prusiato que existe en la Oficina del Arquitecto Municipal, Marianao, marzo 6 de 1908. DMPF, Loc. Cit.

 

 

 


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